Aro, que interpreta precisamente a un limpiabotas en la pantalla, asistió este lunes a la presentación en la sección oficial a concurso del Festival de Málaga (sur de España) de esta coproducción con participación de Bolivia, Chile, México, Ecuador, Francia e Italia.
"Vi un afiche que decía que buscaban actores de 14 a 19 años y fui a un casting, deseando aparecer dos segundos en la película, pero no esperaba ser el protagonista principal", desveló Aro, de 20 años.
El actor explicó que "el lustrabotas no está bien visto en Bolivia" y que por eso sufrió "discriminación", por lo que cuando le comunicaron que iba a llevar todo el peso de la película sintió que era "una gran responsabilidad".
"Debía comprometerme, y me animaron a que no me rindiera", añadió Aro, que comparte pantalla con el actor chileno Alfredo Castro.
Su personaje aparece en la película con el mismo atuendo que él utilizaba cuando era limpiabotas, con el rostro oculto con un pasamontañas, que se usa para que no se les reconozca y evitar "problemas en el colegio y los chismes, y para que no nos juzguen. Los lustrabotas mayores también los usan para que no los reconozcan sus familiares", explicó.
"Ahora puedo decir con orgullo que soy lustrabotas, y antes me daba vergüenza. Los que me insultaban me ven ahora con más respeto, y los demás lustrabotas me dicen que los represento a ellos. Es algo digno, y no sé por qué la gente lo denigra tanto", añadió.
Trabajar en la película le ha dado "muchas oportunidades", como la posibilidad de "acabar el colegio", y ahora le gustaría seguir dedicándose al cine como actor, porque es "algo lindo y hermoso".
"Mi objetivo al principio era filmar y cobrar la plata, pero no sabía que también tenía que ir a festivales y representar a Bolivia", confesó.
Por su parte, el productor Álvaro Manzano explicó que la participación de hasta seis países "tiene que ver con la realidad del cine latinoamericano y específicamente en Bolivia, donde no existen fondos públicos ni mecanismos para que el sector privado lo apoye".
Manzano agregó que decidieron "filmar la película con lustrabotas reales", en un filme donde la ciudad de La Paz "es un protagonista más de la película, no solo como paisaje o decorado", sino que la imagen y los sonidos sirven "para mostrar lo que le pasaba al personaje por dentro".