Wallace y Gromit vuelven por Navidad para plantar cara a la inteligencia artificial

PARÍS. Los muñecos Wallace y Gromit regresan a las pantallas con un largometraje inédito para las fiestas navideñas, el primero en dos décadas, y todo un gesto de desafío ante el vendaval de la inteligencia artificial. “La venganza se sirve con plumas” es el título en español de esta nueva aventura de la pareja de plastilina.

Escena de "Wallace y Gromit: La venganza se sirve con plumas". La película de animación stop motion llegará a Netflix el próximo 3 de enero.
Escena de "Wallace y Gromit: La venganza se sirve con plumas". La película de animación stop motion llegará a Netflix el próximo 3 de enero.Richard Davies

El público británico podrá ver “Wallace y Gromit: La venganza se sirve con plumas” en exclusiva en la BBC la noche del 25 de diciembre, mientras que el resto del mundo la podrá descubrir en Netflix a partir del 3 de enero.

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Nada ha cambiado realmente para el dúo más entrañable del cine de animación. En el típico salón británico de su casa de ladrillos, Wallace, el inventor excéntrico, y Gromit, su perro flemático, disfrutan de su mejor vida: sillón, bandeja de quesos y pausa para el té. Este apacible día a día se verá trastocado por una nueva invención de Wallace: Norbot, un robot “inteligente” para todo.

Experto en limpieza y jardinería, este asistente potenciado con inteligencia artificial, promete librarlos de las tareas domésticas y hacerlos ricos. Pero no cuentan con el regreso, treinta años después, de Feathers McGraw, el malvado pingüino que estaba en prisión desde el cortometraje “Los pantalones equivocados”, estrenado en 1993. Norbot cae en muy malas manos.

Detalle del trabajo de animación cuadro por cuadro en la nueva película de Wallace y Gromit.
Detalle del trabajo de animación cuadro por cuadro en la nueva película de Wallace y Gromit.

“¡Norbot es el mejor invento de Wallace de todos los tiempos!” , comenta entre risas el creador de Wallace y Gromit, Nick Park, en una entrevista con AFP.

Director galardonado con múltiples premios Óscar, Park ha dado nueva vida a una de las técnicas más antiguas del cine: el stop motion o animación cuadro por cuadro. Un trabajo artesanal y meticuloso con marionetas hechas a mano, en plastilina. Ese es el sello distintivo de Aardman Studios (“Shaun el cordero”, “Pollitos en fuga”), donde Wallace y Gromit siguen siendo las estrellas principales.

“Un cuchillo muy afilado”

En “La venganza se sirve con plumas”, Wallace y Gromit tienen visiones opuestas sobre la tecnología. Apto para todos los públicos, el filme hace un guiño divertido al auge de la inteligencia artificial, esa tecnología que invade nuestras vidas laborales y personales, incluso en la tranquila existencia de estos dos héroes.

“Wallace está completamente obsesionado con la idea de delegar tareas a su robot, mientras que Gromit representa el toque humano”, explica Nick Park.

A Gromit le gusta hacer las cosas por sí mismo. En un momento en que la inteligencia artificial propone sustituir a los humanos en innumerables tareas, la película “habla sobre recuperar el control y encontrar un equilibrio” frente al avance de la tecnología, confiesa. “Es una historia muy contemporánea contada de manera tradicional”.

El animador Andy Symanowski se prepara para filmar la primera toma de Norbot.
El animador Andy Symanowski se prepara para filmar la primera toma de Norbot.

“Me encanta que tengamos acceso a la tecnología, pero a veces hay que preguntarse si mejora nuestras vidas y relaciones, o si las perjudica”, reflexiona Park.

“La inteligencia artificial es como un cuchillo muy afilado: puede usarse tanto para una operación quirúrgica como para un asesinato”, ilustra el codirector Merlin Crossingham. Y para filmar Wallace y Gromit, “que sepamos, ¡no recurrimos a la inteligencia artificial!”, bromea Park. “Todo está hecho por seres humanos reales, y esperamos que eso se perciba en la pantalla”.

Para este nuevo largometraje “hecho a mano” , más de 200 personas trabajaron con las figuras de plastilina, produciendo apenas dos minutos de película por semana. Por supuesto, la tecnología puede ser útil en el cine, reconoce Park. Pero al final, en pantalla, “es importante que se vean las huellas digitales” en la plastilina.

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