Después de meses de trabajo en los que la Ciudad Eterna les ha servido de escenario, los artistas becados por el Gobierno de España, que vienen también de Latinoamérica, presentan sus proyectos en diversas disciplinas, desde el cine o la música hasta las artes escénicas o la pintura.
Ahora, y hasta el próximo mes de septiembre, sus obras se pueden ver por todos los rincones de la imponente sede de la Academia, que acaba de celebrar sus 150 años de historia en el Gianicolo, una de las colinas de Roma.
Los paseos por la ciudad inspiraron a la artista peruana Rocío Quillahuman para crear su corto de animación ‘Puriykachay’, que significa pasear en quechua y en el que la protagonista recorre las calles romanas en “un diálogo constante entre el presente o el pasado y lo que eso significa para ella misma”, explicó a EFE la autora.
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La chilena Cecilia Barriga ha elegido a la patrona de la música, santa Cecilia de Roma, como protagonista de ‘Donde mi nombre me lleve’, un proyecto audiovisual en el que ha querido “unir el concepto y el valor de mi nombre en relación a la música”, pero “también la relación que tiene con el martirio, el dolor y la violencia contra el cuerpo de las mujeres”, según explicó la artista.
Para ello Barriga compuso una versión de “povera Cecilia” de Gabriella Ferri en la que transforma a la protagonista en una mujer “fuerte valiente independiente que de alguna manera lucha por una vida feliz” y que se proyectará en los muros de una cueva de los jardines de la sede.
Santa Cecilia, Sara Montiel y Lola Flores
El triunfo de las folclóricas españolas Sara Montiel, Lola Flores y Carmen Sevilla ha sido investigado por la albaceteña Lidia García en su proyecto ‘Tarantela Sevillana: estrellas de la canción española en Italia’ se centra en “el estrellato femenino de estas mujeres que en España estaba constreñido en gran medida por el franquismo y en Europa podía manifestarse de otra manera”, detalla la autora.
Para el mexicano Rubén Ojeada lo importante era expresar “un sentimiento de impotencia en un momento como el que estamos viviendo, donde se está llevando a cabo un genocidio, la matanza de pueblos en el Congo, en un contexto histórico bastante catastrófico”, a través de “una máquina de humo”.
Con ella ha escrito la declaración de los derechos humanos en una obra que deja patente que “son puro humo “.
Mientras que el vasco Jon Cazenave se alejó de Roma y con un proyecto fotográfico titulado ‘una grieta en el paisaje’ centró su atención en el Etna, un volcán en activo en Sicilia (sur), como “ese paisaje cero que aún hoy no podemos domesticar”.
Cazenave usó materiales volcánicos en sus imágenes del Etna para reflejar “esta dicotomía tan contemporánea de la naturaleza versus la cultura”, dos conceptos que definió como “antagónicos” con el objetivo de “actualizar la imagen de un territorio virgen y traerlo a lo contemporáneo” .
Las obras se exponen en una muestra coral bajo el título Processi 151, que subraya el carácter transformador del trabajo de los becarios durante su estancia en la Academia, por la que han pasado numerosos artistas entre los que destacan Ramón del Valle-Inclán, Ruperto Chapí, Tomás Bretón, Rafael Moneo, Teresa Peña o Ana Rosetti.