“Descansar en paz”: la paraguaya que burló a la AMIA y cobró una fortuna por un muerto falso

Aprovechando la confusión y el caos desatado en Argentina tras el atentado a la AMIA, Castorina Amarilla Estigarribia, de nacionalidad paraguaya, afirmó que su esposo murió en la explosión y cobró la indemnización del Estado argentino para los familiares de las víctimas. Años después se supo que todo fue una estafa y que su esposo estaba vivo en Paraguay. Esta historia inspiró el libro en el que se basó la película “Descansar en paz” disponible en Netflix.

Joaquín Furriel y Griselda Siciliani en una imagen de la película "Descansar en Paz", que tendrá su estreno en Málaga. Parte de la película argentina se grabó en Paraguay.
Joaquín Furriel y Griselda Siciliani en una imagen de la película "Descansar en Paz", que tendrá su estreno en Málaga. Parte de la película argentina se grabó en Paraguay.festivaldemalaga.com

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En el convulso escenario que se apoderó de Argentina tras el atentado a la AMIA en 1994, una historia de engaño y oportunismo emergió entre las cenizas. Castorina Amarilla Estigarribia, una mujer paraguaya, aprovechando la confusión y el dolor, urdió un plan para obtener un beneficio económico ilícito.

Afirmando falsamente que su esposo había perecido en la explosión, la mujer se presentó como víctima ante el Estado argentino y cobró la indemnización destinada a los familiares de los fallecidos. La estafa, cuidadosamente tejida, se mantuvo en pie durante años.

Castorina señaló que su esposo Patricio Irala fue contratado en la mutual judía como chofer y que fue uno de los fallecidos en la trágica mañana del 18 de julio de 1994, cuando un coche bomba explotó y arrasó con todo el edificio de la AMIA, dejando 85 muertos.

La paraguaya dijo que su esposo fue contratado por un argentino que también murió en el atentado, y consiguió dos testigos que confirmaron su versión. Tras recibir la indemnización volvió a Paraguay y siguió con su vida.

Sin embargo, la verdad finalmente salió a la luz. En 1999 Aarón Edry, el jefe de seguridad de la AMIA, quien fue a Israel tras el atentado y volvió a Argentina cinco años después, fue convocado a declarar. En su testimonio, fue enfático al afirmar que la mutual judía no empleaba choferes y que nunca hubo alguien llamado Patricio Irala trabajando allí.

La declaración de Edry derivó en una investigación y agentes de la Unidad de Investigaciones Antiterroristas de la Policía Federal vino a Paraguay y descubrió que el esposo de Castorina no murió en la AMIA, estaba vivo y residía tranquilamente en nuestro país.

Publicación de ABC Color del 21 de abril de 2000 sobre la estafa de Castorina y sus supuestos dos maridos con el mismo nombre.
Publicación de ABC Color del 21 de abril de 2000 sobre la estafa de Castorina y sus supuestos dos maridos con el mismo nombre.

Castorina y sus supuestos dos maridos

Por su parte, en su defensa, Castorina aseguró haber tenido dos concubinos paraguayos con el mismo nombre y que uno de ellos, a quien conoció en 1993 en Buenos Aires, fue quien murió el 18 de julio de 1994 al estallar un coche bomba en el edificio de la Asociación Mutual Israelí Argentina (AMIA).

También dijo que su segundo esposo, el que murió en la AMIA, consiguió trabajo como albañil y fue contratado por un judío que tenía su oficina en el edificio siniestrado. Esta versión se contradijo a la primera en la que aseguró que su cónyuge era conductor.

“En principio yo ni sabía que hubo un accidente -por el atentado- en la capital federal. Solamente que mi marido no volvió y él no acostumbraba a quedarse por ahí después del trabajo. Por eso denuncié el hecho. Después nomás me dijeron que hubo un atentado en la AMIA y allí me asusté. Nunca más supe de Patricio’', expresó Castorina, según recogió ABC Color en una nota del 21 de setiembre de 2000.

Tras la denuncia de desaparición de su esposo, la mujer gestionó y cobró US$ 35.000, indemnización del Estado argentino a los familiares de las víctimas.

¿Qué pasó con el esposo de la paraguaya?

En Paraguay, Patricio Irala, quien fue hallado vivo, fue detenido en la Intendencia del Ejército -donde trabajaba como panadero- hasta que el caso fue esclarecido. Varios agentes antiterrorismo lo interrogaron y en todas sus declaraciones expresó que dejó de tener contacto con Castorina desde que esta viajó a Buenos Aires para conseguir trabajo. Dijo que nada sabía sobre un segundo esposo, el atentado en la AMIA y la indemnización cobrada.

Además, declaró que nunca había viajado a Buenos Aires, versión que fue corroborada por su hija de nombre Emma, cuya madre es Castorina.

Finalmente, en Buenos Aires, donde se ordenó la detención de Castorina por estafa, informaron que la señora utilizó documentación apócrifa para cobrar la indemnización de la mano de gestores argentinos.

Sin embargo, en nuestro país un juez rechazó la extradición porque el delito ya prescribió. El fallo fue confirmado por la Corte Suprema de Justicia.

De la vida real a Netflix

La insólita historia de estafadora, que se infiltró en el dolor de una tragedia argentina para obtener un beneficio personal, inspiró el libro “Descansar en paz”. Este relato, a su vez, dio pie a la película homónima que se encuentra disponible en la plataforma Netflix.

La película, dirigida por Sebastián Borenzstein y basada en el libro de Martín Baintrub, narra la historia de un hombre que, agobiado por deudas y un acosador prestamista, finge su muerte en el atentado a la AMIA y huye a Paraguay. Su esposa, creyéndolo muerto, recurre a la justicia.

Esta ficción se inspira ligeramente en hechos reales, ya que, al igual que en la película, se descubrió que una supuesta víctima del atentado estaba viva en Paraguay.

Baintrub reveló este paralelismo durante la presentación de su libro en 2019, mencionando la existencia de una “víctima 86″ que había simulado su muerte, un aspecto que se refleja en su obra.

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