En rueda de prensa, Cillian Murphy se refirió a ese “trauma colectivo”, sobre todo para la gente de una determinada edad”, que supuso la existencia de las llamadas lavanderías irlandesas de las Magdalenas, horribles asilos gestionados por instituciones católicas desde la década de 1820 hasta 1996, supuestamente para reformar a “jóvenes perdidas”.
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El actor agregó que las generaciones que sufrieron el abuso de estas instituciones “todavía lo están procesando”, y se mostró convencido de que el arte puede ser realmente útil para esa herida, como lo fue el libro homónimo de Claire Keegan, un gran éxito de ventas, recordó, en el que se basa el filme.
Agregó que la ironía del libro es que trata de "un hombre cristiano tratando de hacer un acto cristiano en una sociedad cristiana disfuncional" y "plantea muchas preguntas sobre complicidad y silencio y vergüenza".
El deber del arte responder a preguntas
Según Murphy, no es el deber del arte responder a esas preguntas, sino provocarlas, pero "tal vez sea más fácil de asimilar que un informe académico o gubernamental", agregó.
El filme, coprotagonizado por Eileen Walsh, Michelle Fairley y Emily Watson, transcurre en un pequeño pueblo de Wexford, Irlanda, en 1985, justo antes de Navidad.
Bill Furlong, interpretado por Murphy, trabaja como comerciante de carbón para mantener a su mujer y sus cinco hijas.
Mientras reparte carbón en el convento local, una mañana temprano hace un descubrimiento que le obliga a enfrentarse a su pasado, pero también tomar una decisión no planeada que le enfrenta en el presente a una comunidad totalmente controlada por la Iglesia.
Según Tim Mielants, se trata de una historia “muy personal” sobre “el dolor y sobre estructurar el dolor de la pena”, algo que para el cineasta fue siempre el motor de la película.
Se remitió a un "evento traumático" propio que le permitió también ir a través de todas estas diferentes etapas del duelo junto con Murphy y tratar de llegar al fondo del mismo, por lo que fue como "un viaje personal" que hizo con todo el mundo a su alrededor.
Watson, quien encarna a una de las monjas del convento, afirmó por su parte al referirse a un momento concreto de la película que al leer el guión sabía que iba a ser "uno de los grandes días" de su vida como actriz pasar ese día interpretando esa escena con Murphy, que muestra "lo peor de lo que la humanidad puede ser".
Walsh explicó que en su papel como esposa de Furlong se sintió como su madre, porque es la menor de cinco hermanas, creció en una casa muy similar a la del rodaje y su padre también fue comerciante de carbón.
Para la actriz, la familia en el filme es tan representativa de la nación de Irlanda, y de "ese peso, esa vergüenza, esa culpa y ese control".
Murphy no ve a su personaje como a un héroe, porque nada está decidido ni planeado, "todo sucede por accidente y es una especie de colisión de su dolor reprimido y las cosas que están sucediendo en su matrimonio y las cosas que están sucediendo en esa comunidad".
Grandes artistas lidiando con un trauma
Por su parte, Matt Damon, uno de los productores del filme, afirmó que una de las cosas que le atrajo sobre el proyecto fue “estos grandes artistas lidiando con este trauma”.
La de Mielants es la primera de las veinte películas aspirantes a los Osos sobre las que tendrá que decidir el jurado internacional presidido por la actriz, realizadora, productora y autora mexicano-keniana Lupita Nyong´o.
El segundo día de la Berlinale arrancará con la cinta “Keyke mahboobe man” (”My favourite Cake), de los cineastas iraníes Maryam Moghaddam y Behtash Sanaeeha, sobre los que las autoridades de Teherán impusieron restricciones para viajar a Berlín.
En la jornada de hoy también se proyectarán los aspirantes a los Osos “A Different Man”, del estadounidense Aaron Schimberg, y “La Cocina”, del mexicano Alonso Ruizpalacios.