“Nos vimos, fuimos a cenar y estuvimos platicando horas, él me preguntaba de mi vida, "¿y con tu esposa? y con ¿tus búsquedas? y etc.", y yo decía: ¿pues qué no me va a hacer un casting?, ¿una escena pa’que vea?, y pues no”, cuenta Giménez Cacho en entrevista con EFE en el Festival Internacional de Cine de Morelia.
En un momento de la conversación, el actor mexicano nacido en España le narró a González Iñárritu las visiones y la experiencia que vivió en una meditación guiada y la respuesta del director de “The Revenant” (2015) le sorprendió: “parece que estás leyendo el guion”, le dijo.
Aunque pasaron cuatro días para saber si el papel era suyo, eso le dio la certeza de que sería parte de la película, que tuvo su estreno en Latinoamérica en el marco del Festival Internacional de Cine de Morelia, espacio en el que estuvieron presentes tanto el director como el elenco del filme.
LA TRAMA DE BARDO
“Bardo, falsa crónica de una verdad a medias” narra la historia de Silverio Gama (Giménez Cacho), un periodista que regresa a su país después de varios años alejado de él, tras haber conocido el éxito profesional.
El retorno a sus raíces lo hace de una forma onírica en donde la realidad se mezcla con la ficción y de donde se desprenden preguntas sobre su identidad, reproches del pasado y de él mismo.
El filme, catalogado por el autor como una “autoficción”, muestra personajes que González Iñárritu “conoce muy bien”, y que se asemejan a su familia, sin ser precisamente ellos.
Es por ello que, para los actores Griselda Siciliani, Íker Sánchez y Ximena Lamadrid, quienes respectivamente interpretan a la esposa, el hijo y la hija de Silverio, fue una sorpresa terminar el rodaje y encontrarse con la familia de González Iñárritu.
“Hay algo que sucede alrededor de algo muy íntimo de Alejandro, muy profundo de su alma puesto en ‘Bardo’, pero no es su biografía, no estamos representando a su familia”, explicó Griselda.
“Conocerlos, en mi caso a María Eladia, fue muy emocionante hablar con ella, fue muy conmovedor ver la película juntas”, ahondó.
VOCES INTERIORES
En el filme también aparecen personajes que retan y confrontan a Silverio de maneras particulares, a través de cuestionamientos como el ego, el pasado y las heridas infantiles y familiares.
Un ejemplo es el trabajo del actor Luis Couturier, quien da pie al trabajo de reconciliación y perdón con el padre del protagonista en la ficción y que decía frases que el padre de González Iñárritu solía decir en la vida real.
El tema le fue cercano a Luis y pudo identificarse con la situación, pues el actor de 82 años confiesa que su padre siempre esperó que fuera médico como él.
“No había mucha comunicación, teníamos ideas distintas de lo que es la vocación, había una diferencia de carácter, pero con los años empezó a admirarme”, contestó a EFE el actor, quien detalló que sobrevivió a 78 pruebas de covid-19 durante el rodaje y fue el elegido de entre más de 70 actores.
Asimismo, Francisco Rubio encarna a Luis, un popular periodista que se queda en el país de Silverio y que no duda en recriminarle el haber emigrado al punto de ridiculizarlo.
“(Lo trabajé) desde adentro, desde mis envidias más fuertes y más cabronas, de mi parte oscura, más fuerte y más humana, que es lo que representa este periodista que quiere destacar a cualquier lugar y le da muchísimo coraje que otros puedan hacerlo, pero así funciona un poco en la vida”, comenta Rubio.
No obstante, aunque le preguntó mucho a Alejandro a quién estaba representando en la vida real, este le aseguró que no se trataba de alguien en específico.
“Me dijo que mi personaje reflejaba muchas voces de su interior, entonces me imagino que soy el cúmulo de muchas historias personales”, expone.
UN GRAN DIRECTOR
Tanto Rubio, como Couturier y Giménez Cacho coinciden en que la forma de trabajo del cuatro veces ganador del premio Óscar es una experiencia extraordinaria que no habían vivido antes como actores.
“Él es muy detallista como director, pero con una gentileza increíble, jamás me habían dirigido con tanta emotividad y tanta amistad, dirige hasta con un sentido del humor que te hace tener una confianza especial y lograr lo que él busca”, dice Couturier, quien conoció a González Iñárritu cuando hacía comerciales en Televisa.
“Lo bonito de él fue que no era el inalcanzable Iñárritu”, describió Rubio.