"Argentina, 1985", el ejemplo de que tragedia y humor van de la mano

Alicia García de FranciscoMadrid, 29 sep (EFE).- El histórico juicio a las Juntas Militares de 1985 sentó en el banquillo a la cúpula de la última dictadura militar argentina (1976-1983). Sin obviar la dureza de los crímenes, el realizador Santiago Mitre utiliza hábilmente el humor para contar un hecho crucial en la historia reciente de su país.

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Con un impecable Ricardo Darín como el fiscal Julio Strassera, muy bien acompañado por Peter Lanzani (como su ayudante, Luis Moreno Ocampo), "Argentina, 1985" llega este viernes a las salas de cine españolas avalada por su buena recepción en los festivales de Venecia (Italia) y San Sebastián (España), donde consiguió el Premio del Público.

Una película que "va a encontrar una repercusión importante en España porque todos sabemos que hay una deuda pendiente de la sociedad", resaltó Darín en una entrevista con EFE tras la presentación del filme en la Mostra.

"Hay acumulado tanto dolor, tanto dolor, de tanta locura ocurrida entre hermanos, entre compatriotas, que son temas muy difíciles de abordar cómo pararse frente a eso, pero es necesario", agregó el actor, al explicar la importancia de la historia tanto para Argentina como para España o cualquier otro país con pasados convulsos.

Al igual que Mitre, que llevaba años tratando de llevar esta película al cine y que cree que es tan adecuado estrenarla ahora como lo hubiese sido hace cinco años o lo sería dentro de 10. "Es una película que la potencia del hecho la va a seguir teniendo siempre" y es universal, aunque parta de un hecho muy específico.

El juicio a las Juntas acabó con la condena a cadena perpetua para Jorge Rafael Videla y Emilio Eduardo Massera; 17 años de prisión para Roberto Eduardo Viola; ocho para Armando Lambruschini, y cuatro años y seis meses para Orlando Ramón Agosti. Mientras que Omar Graffigna, Leopoldo Fortunato Galtieri, Basilio Lami Dozo y Jorge Anaya fueron absueltos.

Un resultado que puede parecer escaso para los crímenes cometidos por las Juntas, aunque hay que tener en cuenta que el juicio de 1985 se produjo cuando aún no se habían descubierto hechos tan terribles como los llamados "vuelos de la muerte", un sistema orquestado por las autoridades para deshacerse de detenidos a los que arrojaban -vivos- al mar desde un avión.

La película se centra exclusivamente en aquel juicio, en cómo Strassera es elegido para acusar a los dirigentes militares después de que la Justicia Militar rechazara enjuiciarlos.

El fiscal se metió en el juicio con una evidente falta de confianza popular en el resultado. Pero Strassera reclutó a jóvenes recién licenciados que le ayudaron a llevar a cabo un trabajo que se aventuraba imposible.

La selección de los jóvenes está narrada con mucho humor en una película que equilibra muy bien la parte más dura de la historia con el lado más amable de la cotidianeidad de sus protagonistas.

Es algo que Mitre quería reflejar porque su madre trabajó en la Justicia y conocía a Strassera, por lo que el realizador había escuchado muchas historias del fiscal y de "sus particularidades".

El carácter entre irónico y excéntrico del fiscal está tratado con elegancia mediante la relación con su hijo, que con apenas 12 años, muestra más juicio que su padre en algunas de las mejores escenas del filme.

La elección de Darín para interpretar a Strassera no es que fuera evidente, es que la idea de hacer la película surgió entre el director y el actor, que además es uno de los productores.

"Yo le conté que quería hacer una película del juicio de las Juntas y él me alentó de inmediato", recordó Mitre, que investigó mucho en el carácter de Strassera a través de las anécdotas que le contaron gente de su entorno.

Por algo le llamaban "el Loco Strassera", recuerda el director. Aunque la película es una ficción y no un biopic (película biográfica), como señala Lanzani, que explica que los actores se tomaron licencias a la hora de construir sus personajes.

El filme recibió una entusiasta acogida en Venecia, donde el equipo paseó la bandera argentina por la alfombra roja. "Fue tremendo", reconoce Darín.

"No sé cuánta gente había en la sala, no sé cuántos extranjeros, cuántos argentinos, no lo sé ni creo que sea importante, pero que haya llegado a todos y cada uno y que haya terminado la función y todo el mundo automáticamente se haya dado la vuelta y nos haya homenajeado con ese abrazo, ese aplauso sostenido, fue muy fuerte".

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