La Mostra veneciana cumple 90 años: el festival decano testigo de la historia

En el lejano agosto de 1932, en pleno período fascista, un grupo de personas se reunían en Venecia para el estreno de “Dr. Jekyll y Mr. Hyde”. Nacía así la Mostra, un festival de cine internacional destinado a ser el más longevo del planeta y que este año sopla noventa velas más vivo que nunca.

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La Bienal veneciana abre este viernes sus archivos para rememorar en una exposición la primera edición de su prestigioso festival de cine, mostrando los documentos, correspondencia, fotografías y carteles que dejó a lo largo de su dilatada historia.

Mientras que el sábado ha organizado un foro para abordar su legado con críticos, historiadores, cineastas, como Marco Bellocchio o la alemana Margarethe von Trotta, primera mujer en ganar el León de Oro, y las actrices Isabelle Huppert y Tilda Swinton.

Además se proyectarán dos de las obras estrenadas aquel año: el documental Regen (Lluvia, 1929) de los neerlandeses Mannus Franken y Joris Ivens, y la comedia Gli uomini, che mascalzoni de Mario Camerini, el bautizo como actor de Vittorio De Sica.

Todo para conmemorar los noventa años de la Mostra de Venecia, dos meses antes de que arranque la próxima edición del decano de los festivales internacionales de cine.

Una historia veneciana

Los albores del festival se sitúan en plena dictadura de Benito Mussolini, siempre interesado en el poder del cine, y por voluntad del conde Giuseppe Volpi di Misurata, del escultor fascista Antonio Maraini y de Luciano De Feo, director del Instituto para el Cine Educativo (LUCE), auténtico aparato de propaganda del régimen.

Con el beneplácito de las máximas autoridades nacionales, en 1932, el décimo año del calendario fascista, arrancaba la primera edición de este festival en la terraza del Hotel Excelsior del Lido, la idílica isla veneciana donde aún se celebra.

La película que lo abrió fue la versión que Rouben Mamoulian hizo del clásico de R.L Stevenson Dr. Jekyll y Mr. Hyde y contó hasta con el padre del cinematógrafo, Louois Lumière, en el Comité de Honor.

"El más noble motivo de aquella primera edición era afirmar de una vez por todas la naturaleza artística del cine, el nuevo medio nacido como fenómeno de barracas y que en poco tiempo se asentó como el mayor y más popular espectáculo de masas, adquiriendo la dignidad del resto de artes", sostiene el presidente de la Bienal, Roberto Ciccuto, en una nota.

El pulso de los tiempos

La competición entre películas no arrancó hasta 1934 y un año después el certamen pasaba a ser anual dado su éxito. De hecho en aquella edición participaron John Ford con El delator, Marlene Dietrich en El Diablo era mujer y Greta Garbo en Anna Karenina.

Faltaba solo un lustro para el estallido del conflicto mundial pero las fricciones entre ejes ya eran notorias y, hasta el final de la contienda, Venecia no aceptaría películas soviéticas.

De hecho las presiones fascistas laurearon obras de impúdica propaganda como Olympia (1938), el documental de Leni Riefenstahl sobre las Olimpiadas de Hitler, aún hoy ejemplo de técnica; Scipione l’Africano (1937) o Luciano Serra pilota (1938).

No obstante, pese a la guerra, el festival siguió celebrándose hasta 1942, acogiendo sobre todo obras del eje nazi-fascista, y tras una pausa de cuatro años, con la "liberación", se reanudó en 1946.

El certamen daba la bienvenida al flamante Neorrealismo, consagraba a los nuevos maestros, como Roberto Rossellini, Luchino Visconti o la actriz Anna Magnani, y brillaba con celebridades como Fritz Lang, Orson Welles, Rita Hayworth u Olivia de Havilland.

La Mostra hacia el futuro

Entretanto la Mostra se sacudía los residuos del fascismos y, por ejemplo, en 1954 nació el prestigioso León de San Marco, hoy León de Oro, su máximo galardón, que en los años más oscuros se conocía como Copa Mussolini.

Pero entonces el certamen vivía ya un periodo de efervescente expansión internacional con la llegada de las nuevas promesas: eran los años de Federico Fellini, de Akira Kurosawa, de Michelangelo Antonioni, de Billy Wilder, pero también de estrellas como Marlon Brando, Brigitte Bardot, Sophia Loren o Gina Lollobrigida.

No obstante todavía faltaba rendir cuentas. El aire reivindicativo en el continente tras el Mayo del 68 generó duras protestas en Venecia, regida aún por un estatuto de época fascista, y las ediciones entre 1969 y 1979 no fueron competitivas.

Venecia sigue mostrando músculo

A día de hoy, la Mostra no solo es el festival internacional decano, sino que es reconocido como uno de los más prestigiosos, siempre en directa competición con el francés de Cannes.

Tal es así que a sus 90 años, su programa cada año arroja a la cartelera algunas de las películas más aplaudidas en todo el mundo: basta pensar en sus últimos Leones de Oro: Nomadland (2020), Guasón (2019), Roma (2018) o La forma del agua (2017).

Este año llega a su 79ª edición y el proyector del Lido volverá a encenderse el próximo 31 de agosto con aire de celebración, sobre todo tras la pandemia, y lo hará con dos padrinos de excepción: Catherine Deneuve y Paul Schrader como “Leones de honor”.

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