El chileno Patricio Guzmán combate el olvido en “La cordillera de los sueños”

Alicia G. Arribas.Madrid, 17 dic (EFE).- “Con los años, mi mirada ha vuelto a las montañas; tal vez ellas me ayuden a comprender al Chile de hoy”, explica el cineasta chileno Patricio Guzmán al comienzo de su nuevo documental sobre Chile, “La cordillera de los sueños”, una película “prospectiva” que “da luces” sobre la “extraña historia” de su país.

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El realizador habla con Efe en Madrid de este delicioso e impactante documental, que mide a partes iguales la embriagadora belleza de las imágenes captadas con drones sobre la cordillera de los Andes y el terror de la historia reciente de Chile.

Ganadora del premio al Mejor Documental en Cannes (2019) y nominada al Goya como Mejor Película Iberoamericana -la única documental del cuarteto en competición-, "La cordillera de los sueños" llega mañana a las salas españolas.

Este es su largo documental número 16 sobre Chile y el que cierra una trilogía que comenzó retratando desde el norte ("Nostalgia de la luz", 2010) al sur ("El botón de nácar", 2015), aunque aún le queda otro por estrenar -trabaja actualmente en él en París, donde reside-, que abundará en las recientes protestas del pueblo chileno.

Para el veterano cineasta, las montañas que aíslan y configuran la idiosincrasia de los chilenos son como una "gran columna vertebral" de la historia pasada y reciente de Chile, y su película como el respaldo de una silla que impide caer a su ocupante, esa "montaña salvadora que a la vez encierra", apunta.

"Chile siempre ha sido un país muy politizado, con muchos trabajadores, sobre todo de las minas, que siempre ha estado luchando por un futuro más democrático. Y ahora viene esta ola, a borrar este cúmulo de gobiernos democráticos amorfos, que custodiaron Chile pero no lo mejoraron", opina Guzmán.

Porque, este domingo, el país vivirá las segunda y definitiva ronda electoral que definirá quién será el nuevo presidente, si el izquierdista Gabriel Boric o el ultraderechista José Antonio Kast.

En conversación con Efe, Guzmán se reafirma en su convicción de que va a ganar Boric: "Y va a ser estupendo -considera-, va a empezar sus reformas y ya veremos qué pasa después, pero espero que poco a poco vayan las cosas por el buen camino".

Chile, argumenta el intelectual, "es el país más alejado de la América Latina; un país solitario, de gran cultura en el siglo pasado -uno de los más cultos, con más universidades-, pero a la vez ha arrastrado una enorme cantidad de subdesarrollo, de gentes sin recursos, sin vivienda, de gente abandonada en el campo, y ahora el país se renueva y busca solucionar los problemas económicos que hay, que son bien fuertes".

Aunque Patricio Guzmán abandonó Chile hace más de 40 años, tras la toma de poder de la dictadura militar, su trabajo desde el exilio sigue con el alma metida en Chile y en su cultura.

"La vida no es más que un combate, no hay más que seguir adelante", sentencia.

El cineasta recuerda a Efe que en los más de veinte años que vivió en Madrid -otros tantos lleva ahora en París- rodó un documental de 40 minutos así llamado, "Madrid", "divertido, sobre el modo de ser de los madrileños, que sigue de total actualidad", comenta en un inciso.

Para rodar "La cordillera de los sueños", el cineasta ha entrevistado a algunos de sus amigos, intelectuales de izquierda, que le ayudan a narrar el ayer y el hoy de Chile: del escritor Francisco Gazitua (Santiago, 1944), a su amigo y operador de cámara de su primera obra, Pablo Salas, poseedor de un archivo gráfico apabullante.

"Salas era un adolescente durante el golpe; eso le salvó -cuenta Guzmán-, pero eso no quita que haya mantenido un rodaje heroico durante 40 años: es uno de los cameraman que más ha filmado en América Latina y el mundo, es fantástico su trabajo, es un testigo de la historia. Y vive en una habitación llena de cintas".

De hecho, Salas ha rodado en la calle treinta años seguidos "todo lo que pasa en Chile" y lo sigue haciendo: "Yo uní su memoria a la mía, de modo que entre él y yo hicimos una sola visión del pasado, porque nos parecía enriquecedor recordar cómo era Chile, que era un país estupendo".

Por qué Guzmán regresa a la montaña cuando ya es anciano y sus recuerdos le asaltan desde la infancia es fácil de explicar, dice a Efe: “Es que es muy difícil no hacer una película sobre la cordillera si tú has nacido en Santiago”.

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