La confesión ocurrió cuando el presentador James Corden preguntó a los seis protagonistas de la famosa serie de comedia si alguno había sentido química en la vida real. Tanto David Schwimmer como Jennifer Aniston dijeron que sí.
“La primera temporada me enamoré bastante de Jen”, dijo el actor, a lo que ella respondió: “Era recíproco”.
Una atracción que no fue percibida en su momento por los otros miembros de “Friends”, revelaron Matthew Perry (Chandler) y Courteney Cox (Mónica).
“Pero era como si dos barcos se cruzaran porque uno de los dos estaba siempre en una relación”, dijo el actor neoyorquino. “Y nunca atravesamos esa raya. Lo respetamos”.
“Recuerdo que una vez le dije a David que sería una pena que la primera vez que nos besáramos fuera en la televisión nacional”, relató la actriz, que ganó un Emmy por su interpretación de Rachel en 2002.
“Y, por supuesto, la primera vez que nos besamos fue en ese café”, continuó Jennifer Aniston, en referencia al famoso set del “Central Perk”, en el séptimo episodio de la segunda temporada. “Así que canalizamos nuestra adoración y amor en Ross y Rachel”.
El programa especial de “Friends”, puesto en línea el jueves en la plataforma HBO Max en Estados Unidos, fue ocasión para contar un puñado de otras anécdotas, en particular sobre la relación entre Mónica y Chandler.
“Originalmente, estaba pensado que dormirían juntos en Londres”, pero iba a ser “una historia corta”, según el cocreador del programa David Crane.
Se refiere al episodio “The One Who Marries”, el último de la cuarta temporada, en el que Mónica y Chandler, efectivamente, terminan en la cama.
Pero la reacción de los espectadores (la serie se grababa con público en vivo), que celebró con más de 20 segundos de aplausos y silbidos cuando Mónica asomó su rostro de debajo de las sábanas, sorprendió a los guionistas.
“Nos dimos cuenta de que definitivamente había más que explotar allí y que teníamos que prestarle atención”, recordó Marta Kauffman, cocreadora de la serie.
En una nota más seria, Matthew Perry se abrió, en una secuencia demasiado breve, sobre sus dificultades durante el rodaje. “Sentía que iba a morir si no se reían”, contó a la audiencia en el set. “Y eso no es saludable, está claro”.
“Nunca nos lo dijiste”, respondió Lisa Kudrow (Phoebe), asombrada. “Sentía eso todos los días” de rodaje, insistió el actor, acosado durante mucho tiempo por una adicción a los opiáceos y al alcohol, de la que dice ahora estar liberado.