Pocos imaginaron que la batalla más complicada para la heroína y el gigante Disney sería dar con una manera de estrenar en un mundo golpeado por el coronavirus esta película que ha costado unos 250 millones de dólares, la adaptación de un clásico de animación más costosa hasta la fecha.
Mulan era la gran apuesta de la factoría de entretenimiento para esta temporada, con una decidida vocación por el público asiático -cada vez más importante para Hollywood-, y un récord ya batido: la película más cara jamás dirigida por una mujer, la cineasta Niki Caro.
Pero la apuesta segura pronto se convirtió en un campo de pruebas con polémicas de por medio
Tras meses de atrasos, Disney ha tirado la toalla y lanzará el viernes esta superproducción directamente por su plataforma Disney+.
Es un movimiento sin precedentes para el estudio cinematográfico más importante del mundo, que se ha mantenido fiel a los cines y estos le han devuelto más taquillazos en los últimos cinco años que ningún otro competidor.
Ni la gran “premiere” celebrada en el Dolby Theatre de Hollywood el 9 de marzo, cuando las alarmas del coronavirus superaban todos los decibelios, evitó que tan solo dos días después se anulara su estreno en todo el mundo.
Ahora el reto será comprobar cuántos espectadores pagan los casi 30 dólares que cuesta su alquiler en “streaming”, un precio más bajo en otros países que se ha marcado como baremo para el resto de producciones en la lista de espera.
Entre medias, la promoción de Mulan no ha estado exenta de polémicas, especialmente cuando su protagonista, Liu Yifei, expresó su apoyo a las autoridades chinas durante las protestas de Hong-Kong.
UNA VERSIÓN MÁS MADURA, CON MÁS ACCIÓN Y ADAPTADA A LA TRADICIÓN
El fichaje de Liu Yifei llegó después de una casting internacional para dar con una actriz que encarnara el espíritu de Mulan de una manera más madura y combativa que la versión de dibujos animados de 1998.
Disney ha tratado de respetar al máximo la cultura y tradición china en la nueva película que, lejos de ser una mera adaptación, entrega más oscuridad y misterio que su predecesora.
Para acercarse al público asiático el guion ha cambiado.
El famoso dragón no habla porque sería considerado una falta de respeto para una imagen tan importante en su tradición.
También se prescindió de ciertos personajes para evitar una relación amorosa entre un hombre mayor con autoridad sobre una joven y las relaciones de poder dan más peso a los papeles femeninos.
La trama se despoja de su parte más musical para dar más peso a las escenas de combate y acción, grabadas en escenarios imposibles, con una ambientación espectacular que demuestra el enorme presupuesto que ha manejado.
Asimismo, la conversión de Hua Mulan a su alter-ego masculino con una actriz de carne hueso adquiere otra dimensión mucho más profunda y simbólica en un momento en el que la producción cultural pedía a gritos el espacio a las mujeres y a la diversidad que contiene la nueva Mulan.