Con un presupuesto de 4,7 millones de euros (5,2 millones de dólares), la humilde y conmovedora producción francesa Perdí mi cuerpo es la auténtica “David” de esta lucha desigual con los Goliats de Pixar (Toy Story 4), DreamWorks Animation (Cómo entrenar a tu dragón 3) y Laika Entretainment (Sr. Link), todos ellos con inversiones superiores a los cien millones de dólares.
El quinteto de nominadas lo completa la española Klaus, estrenada en Netflix, al igual que la francesa, que además fue la primera cinta de animación que ganó el premio de la Semana de la Crítica del Festival de Cine de Cannes.
Mientras que Klaus, contra todo pronóstico , se impuso en los BAFTA a Frozen 2 y Toy Story 4 (además de a A Shaun the Sheep Movie: Farmageddon, que tampoco ha llegado a los Óscar).
No sabemos qué hubiera pasado en los Globos de Oro porque ni Klaus ni Perdí mi cuerpo compitieron: los que se conocen como antesala de los Óscar decidieron que la mejor película animada de 2019 fue Sr. Link, que costó 100 millones de dólares.
Pero el quid de la cuestión no tiene que ver con presupuestos. Klaus, Toy Story 4, Sr. Link y Cómo entrenar a tu dragón 3 son películas para toda la familia. Y Perdí mi cuerpo es una pequeña maravilla para adultos.
“PERDÍ MI CUERPO”, UNA PECULIAR JOYA ANIMADA FRANCESA
Basado en la novela Mano feliz, de Guillaume Laurant, el largometraje del debutante Jérémy Clapin llega avalado nada menos que por los premios de animación más importantes del mundo, los Annie al mejor largo independiente y los europeos Annecy, donde se llevó el Cristal y el del Público.
La magia de esta cinta es cómo Clapin logra, con unos sencillos dibujos realizados con animación digital, pero de aspecto bidimensional, que el espectador se sumerja en sensaciones y emociones sólo a través de una mano cortada.
La mano es la protagonista de una cinta de hora y veinte minutos en los que, a través de continuos flashback, se narra la historia de Naoufel, un joven inmigrante que pierde su extremidad en un accidente. La mano amputada en un hospital de París se escapa del laboratorio y trata de reencontrarse con su cuerpo.
LA VERDADERA HISTORIA DE (SANTA) “KLAUS”
Klaus no es solo fruto de un proyecto atinado. Sergio Pablos (Madrid, 1970), hizo su primer trabajo para Disney en París en 1995. De allí se trasladó a los estudios de la compañía en Burbank (California) donde trabajó como animador y diseñador de personajes en cintas míticas como El jorobado de Notre Dame, Hércules o Tarzán.
Tras salir de Disney fue el cocreador de la saga Mi Villano Favorito, un diseño que solo en material promocional produjo un beneficio de más de mil millones de dólares. También estuvo detrás de Pie Pequeño (2018), de Warner Animation Group.
Y así llegamos a Klaus, adquirida en fase de proyecto por Netflix. La cinta, que costó 40 millones de dólares, producida por SPA Studios y Atresmedia Cine, es la segunda española en competir por el Óscar tras Chico & Rita (2010), de Fernando Trueba y Javier Mariscal.
Más de 300 personas de 22 nacionalidades trabajaron para sacar adelante la historia del cartero Jesper, el personaje central con el que Pablos cuenta los orígenes de Santa Claus, un proyecto en el que empezó a pensar en 2010 y que le ha llevado tan lejos para acabar llevándole de nuevo a California.
“SR. LINK”, EL YETI MÁS GRACIOSO DEL CINE
Sr. Link es una cinta de aventuras animada en stop-motion (captura fotograma a fotograma de la acción) escrita y dirigida por Chris Butler y producida por Laika y Annapurna Pictures con un presupuesto de 100 millones de dólares.
En su versión original contaba con las voces de actores tan reconocidos como Hugh Jackman, Zach Galifianakis y Zoe Saldaña
La trama sigue a un explorador que se encuentra con una criatura similar al “pie grande”, y debe acompañarlo hasta donde viven sus primos Yeti, en el Himalaya. Pero lo mejor de la película es que, además de ser un clásico de aventuras con recorrido por el mundo incluido, es su sentido del humor: fresco, simpático y para toda la familia.
“CÓMO ENTRENAR A TU DRAGÓN 3”: UN FINAL GENIAL
Escrita y dirigida por Dean DeBlois, responsable también de las anteriores entregas, la tercera cinta de la saga está producida por Brad Lewis, alma de cintas míticas como Ratatouille o Antz, y por Bonnie Arnold, productora de la saga y de cintas como Toy Story. Contó con un presupuesto de 129 millones de dólares.
La película comienza un año después de Cómo entrenar a tu dragón 2, cuando Hipo y Chimuelo, y el resto de sus compañeros jinetes de dragones, deben encontrar un lugar seguro para protegerlos: el Mundo Oculto del que le habló su padre Estoico antes de morir.
Una aventura fantástica de animación clásica en 3D, Cómo entrenar a tu dragón 3 es exactamente el cierre que esperaban los seguidores de la saga. Y a los académicos de Hollywood les ha gustado.
LA SAGA QUE VALE SU PESO EN ORO SE REINVENTA EN “TOY STORY 4”
Es la campeona en cuanto presupuesto, con 200 millones de dólares, pero desde el 20 de junio de 2019 que se estrenó en EEUU la película ha recuperado en taquilla 1.073,3 millones de dólares, superando a todas las demás.
Después de la tercera entrega, que en 2010 parecía cerrar la saga con un broche ideal, Pixar recuperó una vez más a Woody, Buzz Lightyear y el resto de sus colegas en esta Toy Story 4, que dirige el debutante Josh Cooley y que, en su versión original, rescata la voz de Tom Hanks para el vaquero de tela más famoso del mundo.
Y, con milagros como el nuevo personaje Forky, un singular juguete construido por la niña Bonnie a partir de un tenedor de plástico reciclable y plastilina -todo un canto al valor de la diversidad-, la película mantiene la tensión y el habitual sentido del humor.