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“En los últimos años nos enteramos de que existía el cine paraguayo gracias a 7 Cajas, Las Herederas, Luna de Cigarras o Los Buscadores, películas sorprendentes, según el caso, por su temática, su sentido del humor o sus formas narrativas. Para su debut como director, Arnaldo André eligió contar una historia con tintes autobiográficos que transita por otros carriles: de narración convencional, apela al costumbrismo melancólico al estilo italiano de Cinema Paradiso o El Cartero”, escribió Gaspar Zimerman para el diario Clarín.
Por su parte, Catalina Dlugi calificó de “auspicioso” el debut de Arnaldo André como director, señalando además que “la ambientación es realmente rica y el elenco bien elegido”.
Alejandro Lingenti, para el diario La Nación, subrayó que “la trama, más allá del típico anecdotario pueblerino que tiende algunos puentes hacia el humor, incluye una intriga relacionada con un personaje misterioso que despierta sospechas en torno a un pasado tenebroso durante la Segunda Guerra Mundial”.
A su vez, Paraná Sendrós destacó en Ámbito.com que “envuelto en el costumbrismo, el film también se vale de genuinos recursos dramáticos sobre la infancia, como Losey en ‘El mensajero del amor”, haciendo referencia al filme del director británico Joseph Losey del año 1971.
En el sitio Lúdico & Memorioso, Rolando Gallego señaló que el filme “es una épica historia de superación y amor que tiene algo del neorrealismo italiano, de ‘El cartero’, pero enmarcado en un contexto regional que reivindica su identidad y particularidad”.
La película, protagonizada por Diego González, Julieta Cardinali y Mike Amigorena, llegó a los cines seis años después de su estreno en Paraguay. Arnaldo André había señalado que esto se debió a temas administrativos.