Pfeiffer (Santa Ana, EE.UU., 1958) remata junto a Jolie y Elle Fanning el trío estelar de Maléfica: dueña del mal, que llega a los cines de Paraguay el jueves bajo la dirección de Joachim Rønning (Piratas del Caribe: La venganza de Salazar, 2017).
En esta cinta de Disney, la boda entre la princesa Aurora (Fanning) y el príncipe Phillip (Harris Dickinson) desatará un gran conflicto entre la madre de este, la astuta y retorcida reina Ingrith (Pfeiffer), y Maleficent (Jolie).
La echamos en falta durante unos años, pero últimamente la hemos visto en películas como ¡Madre! o Asesinato en el Expreso de Oriente (ambas de 2017). ¿Cómo se siente al estar tan solicitada en este punto de su carrera?
Honestamente, no esperaba estar trabajando tanto. Me puse con mi compañía de perfumes (Henry Rose, lanzada en abril) y, de repente, comencé a trabajar de nuevo como una loca y ha sido fantástico.
Y realmente me encanta. Ha sido muy divertido regresar a la interpretación. Hago cosas porque quiero y consigo trabajar con cineastas y actores verdaderamente talentosos e interesantes.Simplemente me gustaría tener más tiempo (sonríe).
En Hollywood preocupa la discriminación a los actores por su edad. ¿Le ha afectado?
Desaparecí un poco mientras cuidaba a mis niños, nos fuimos de Los Ángeles. Pero siento que hay un cambio y que hay muchos trabajos fantásticos para mujeres en la televisión. De hecho, de alguna manera es ahí donde están los grandes papeles.
Creo que hay un periodo así como de transición en donde pasas de ser la ingenua y la protagonista romántica a donde no saben para qué escogerte: eres muy joven para interpretar a la abuela, pero muy vieja para ser la novia. Yo ya crucé ese umbral y ahora hay muchos papeles verdaderamente interesantes para mí.
En esta película hay tres mujeres protagonistas, algo no muy común en Hollywood, y, además, de tres generaciones diferentes.
Lo que es más interesante es que no siento (esa diferencia generacional) cuando estoy con ellas. Y creo que ellas tampoco.Simplemente son mis compañeras.
En el caso de Elle Fanning, una veinteañera en el siglo XXI, ¿ve diferencias entre su poder y capacidad de decisión en la industria y el que usted tuvo a su edad?
Tiene una elegancia, un nivel de comodidad con la fama y una seguridad que yo no tenía. Pero creció en los sets. Una pregunta que le hacen mucho cuando está con Angelina y conmigo es: “Has trabajado con estos dos iconos, ¿hay algo que hayas aprendido de ellas?”. Y me hace pensar: “No, no”.
En todo caso, ya que creció viviéndolo, viéndolo y absorbiéndolo, es como si tuviera un conocimiento innato (...). Está casi en su ADN y yo tuve que aprenderlo todo (...). Ella disfruta de todo, yo no lo hacía. Yo estaba simplemente trabajando demasiado duro.
Este no es su primer rol como malvada. ¿Qué encuentra de sugerente en interpretar a villanas?
Me encantó “enfrentarme” con Angelina y fue muy divertido. Tenía muchas ganas y ella no me decepcionó (sonríe).
Pero uno de los desafíos de interpretar a un villano es encontrarle la humanidad. Mis villanos favoritos son los que los actores han encontrado la tortura y el daño que estaba ahí (...) . Y si no encuentras eso, creo que se queda como vacío, no tan interesante, no tan aterrador, no tan conmovedor, no tan inesperado.
Disfrutó mucho actuando con Jolie. ¿Qué es lo que la hace ser una estrella tan especial y única en Hollywood?
Es tan formidable como su personaje. No se anda con rodeos ni titubeos: simplemente es como es y creo que es algo que a la gente le encanta de ella (...) . Respetan eso, que no pida disculpas por nada. Hay integridad y honestidad en ella.
Y es muy divertida. Es muy fácil hacerla reír, que puede que sea lo más sorprendente de ella. Y yo tiendo a que me gusten las personas a las que puedo hacer reír (sonríe).
En esta película hay muchos mensajes sobre la familia y la maternidad. ¿Qué pueden aprender los niños sobre estos temas con esta cinta?
Que no hay un único gran camino de ser padre o madre, de definir una familia. Hay muchos modos diferentes y el amor se manifiesta de todas las maneras posibles. Es tan único como que todos somos diferentes.