Brad Pitt es un astronauta que viaja a los confines del sistema solar en búsqueda de su padre (Tommy Lee Jones), que lleva años desaparecido en el espacio exterior en una misión que está poniendo en peligro la supervivencia en la Tierra.
El relato galáctico, con influencias literarias clásicas desde La Odisea a El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad o Moby Dick, alberga en su interior un viaje emocional de un hombre abandonado por su padre y con dificultades para abrirse a los demás.
Brad Pitt ha explicado en rueda de prensa que en sus conversaciones con Gray sobre la película siempre estuvo muy presente el tema de la definición de la masculinidad. “Nos enseñaron a ser siempre fuertes y hay unos valores en eso que son útiles para estar en el mundo y valerte por ti mismo, pero esa idea de masculinidad implica negar el dolor, las cosas que sientes, la vergüenza, los remordimientos”.
“Creo que hay una mejor definición para nosotros, que consiste en ser más abiertos, con tu familia, con tus hijos y contigo mismo”, ha señalado.
El actor y productor ha rechazado entrar en especulaciones sobre sus posibilidades de cara a los Oscar, pero ha asegurado que ha puesto mucho de sí mismo en este papel: “Todos tenemos nuestros sufrimientos, heridas de infancia y arrepentimientos. Si no soy honesto con lo que siento, no será creíble para nadie”.
Gray abunda en los primeros planos para transmitir todos esos sentimientos. “El primer plano es revelar lo que hay dentro, es la gran contribución del cine al arte, te permite ver dentro y a través del actor, no miente, es más grande que la verdad, es el poder del cine”, ha explicado.
Actor y director han tenido una relación muy especial durante todo el proceso de la película, según ha señalado Pitt. “Somos muy abiertos en cuanto a nuestros sentimientos.James me enviaba correos cada mañana exponiendo ideas muy personales de su propia vida relacionadas con el personaje, ha sido una conversación sin protección que ha definido todo”.
El universo de Gray es futurista pero trata de mantener cierto realismo, a lo que le ayudó el asesoramiento de expertos de la NASA.
“Cuando estás en la Luna no ves las estrellas, solo un negro infinito y la Tierra como un punto lejano”, ha descrito. “Esa idea de negrura ha estado muy presente en la concepción visual de la película”.
Una Luna, en la que el protagonista hace una parada de camino a la estación espacial en la que trabaja su padre y que Gray imagina colonizada por varios países en disputa por sus recursos.
La dificultad y riesgo de la apuesta del director de The Lost City of Z ha sido recibida con opiniones divididas en la Mostra.