A la serie, que se estrena el próximo viernes en 190 países y del que Guerra firma la producción ejecutiva y la dirección del primer episodio, se sumaron otros dos de los nombres que más han brillado en el cine colombiano en los últimos años: Jacques Toulemonde, director de Anna, y Laura Mora, autora de Matar a Jesús.
Entre los tres y con guiones de Mauricio Leiva-Cock, Anton Goenecha y Camila Brugués, buscaron y encontraron su triple frontera para poner en marcha una miniserie de ocho episodios con un amplio elenco que componen actores naturales, profesionales y neófitos.
“Es este lugar donde, por un lado está el límite de la civilización occidental, está el limite del conocimiento tradicional hay todo tipo de tráficos y tránsitos: animales, pieles saberes, armas, drogas y gente”, explica Guerra a Efe acerca del lugar en que está ambientada la producción.
Además, sobrevuela como un paisaje estático “la amenaza” contra la biodiversidad que rodea a las comunidades indígenas tradicionales, así como “otras que no han sido contactadas”.
“Ese es un escenario ilegal para tomar los códigos del cine negro que usa estos escenarios de frontera y llevarlos a la idea de la frontera del ser humano”, subraya el director de El abrazo de la serpiente y Pájaros de verano.
En este ambiente se entrelazan los tiempos del thriller con los de los indígenas mientras una detective interpretada por Juana del Río trabaja codo a codo con un policía nativo, Reynaldo, interpretado por Nelson Camayo.
Los crímenes que deben resolver se van enredando alrededor de una trama que se complica cuando descubren que uno de los cadáveres no muestra signos de envejecimiento.
Es el momento en que la narración se entremezcla con la historia de dos nativos, Yua y Ushe (encarnados por Miguel Ramos y Ángela Cano), y su batalla con un extranjero que cree que la población oculta un secreto ancestral.
El hilo de la reflexión lo sigue Guerra al aseverar que en la civilización occidental “estamos de alguna manera condicionados por el tiempo”, un tiempo que “en el Amazonas es una cosa absolutamente diferente y las comunidades indígenas lo entienden de una manera completamente diferente” para “trascender esa frontera”.
De ese ritmo y de esos tiempos se contagia una serie que se sirve de la reflexión de Guerra que considera que “como occidentales tenemos la idea de que el mundo es una sola cosa y cuando estamos en el Amazonas entiendes que el ser humano, de la manera en que los somos, es una elección”.
Para poder engarzar la historia, Netflix desplegó una gran producción que incluyó 50 localizaciones diferentes en la selva amazónica para la que contaron con seis actores indígenas locales y 30 profesionales, entre ellos cuatro novatos.
Entre esos seis actores nativos se encuentra Antonio Bolívar, descubierto por Ciro Guerra para la industria del cine en El abrazo de la serpiente, de la que fue protagonista.
Laura Mora, otra de las directoras que han llevado el cine colombiano a su actual estado de gracia, considera que el trabajo hermanado entre los tres directores ha sido posible en buena medida porque mantienen una relación construida hace años.
“El cine ha sido un punto de encuentro y aunque tenemos unas particularidades y unas voces muy distintas hay una sensibilidad que da pie a una conversación constante muy profunda, entonces de ahí partió hablar de un universo que venía planteado por quienes crearon esta serie y una relación de Ciro y Jacques muy profunda con el Amazonas”, apostilla.
Sin embargo, considera que las dos historias que cohabitan en la serie “son totalmente diferentes y era como generar unos códigos que van a marcar el lenguaje y atravesar el lenguaje de inicio a fin”.
“Cada uno iba poniendo su voz y su ritmo de rodaje pero creo que la palabra y la conversación constante es lo que dio pie a la construcción un universo”, considera Mora.
Frontera Verde también se sumerge en un mundo que va mucho más allá de los estereotipos colombianos perpetuados a través de otras producciones de cine y televisión. Sin embargo, Toulemonde, tercera rueda en la serie, considera que ese no fue un lastre que tirara de ellos.
“Nos dieron una gran libertad. Nunca sentí que hubiera esas cadenas (del estereotipo) dentro del proceso sino que confiaron en nosotros y pudimos ponernos de acuerdo para contar esta historia de la mejor manera que podíamos”, sostiene.
Y todo ello en un equilibrio, el que deben mantener los participantes que se subieron a bordo de una gran apuesta de Netflix en Colombia que resume Del Río, protagonista de Frontera Verde.
“Yo soy muy ansiosa, cuando un día te llaman y te dicen que eres la protagonista de una serie original de Netflix dirigida por Ciro Guerra, Laura Mora y Jacques Toulemonde y fue como ‘ciao’”, explica.
Por eso y para lidiar con la presión explica que estudiaba los textos y las escenas noche y día hasta que el propio Toulemonde le pidió que solo se dejara llevar. El resultado lo verán los 151 millones de personas suscritas a la plataforma en 190 países.