Sexto sentido relata la relación entre un psicólogo, Malcom Crowe, con un niño de 9 años, Cole, al que desea ayudar a entender el por qué de sus poderes sobrenaturales intentando así no repetir con él un error cometido con un anterior paciente.
La película fue todo un éxito, tanto de crítica como de público: el boca a boca corría como la pólvora para ir a una sala de cine a verla, sobre todo por ese imprevisible final, y que le hizo ocupar el primer lugar del ranking estadounidense durante cinco semanas consecutivas.
De parte de esa fama tiene mucha culpa el compositor estadounidense James Newton Howard, cuya música mantiene la tensión narrativa en todo momento. La banda sonora juega con agudos rápidos seguidos de momentos lentos y continuados con graves acentuados, lo que hace que el espectador se mantenga en alerta en todo momento.
La cinta desbordó a la neonata productora Spyglass Entertainment, creada especialmente para la ocasión, ya que Sexto sentido fue su primer proyecto, aunque se le adelantó en el estreno Instinct, de Jon Turteltaub.
Tan buenos fueron los resultados que los 40 millones de dólares invertidos en el rodaje se multiplicaron por más de dieciséis hasta alcanzar casi 673 millones de dólares de recaudación, según datos de la web especializada Box Office Mojo.
El filme sumó seis nominaciones a los premios Óscar, entre ellos mejor película, mejor director, mejor guion original y mejor actor de reparto (Osment); dos nominaciones a los Globos de Oro, mejor actor de reparto y mejor guion; cuatro a los premios Bafta y una más a los del Sindicato de Actores de EE.UU..
De todos ellos, no obtuvo un solo galardón, pero el éxito ya estaba asegurado de antemano con las nominaciones por una película que se debatía entre el suspense, el drama y una historia de fantasmas.
Veinte años después Sexto sentido deja tras de sí una estela de misterio y algunas preguntas por aclarar. ¿Sabía Cole cuál era la verdadera naturaleza de Malcom? Cuestión que no tiene una respuesta clara, aunque el filme deja algunas pistas.
El director M. Night Shymalan, que tiene un cameo en la película y que casualmente cumplía 29 años el día que se estrenó en 2.161 salas de Estados Unidos, continuó con su carrera, siempre introduciendo en sus películas el factor sorpresa (El Protegido, 2000), la intriga (La Aldea, 2004), el suspense que provoca el terror (Fragmentado, 2016) o la planificación milimétrica de la acción (Glass, 2019).
En cuanto a la productora Spyglass Entertainment, sus siguientes producciones no fueron tan exitosas, ni en taquilla ni en crítica, y, tras coproducir algunas cintas con estudios como Buena Vista Pictures, Walt Disney Pictures o Universal Studios, en 2012 cerró definitivamente sus puertas.
En cambio, su más acreditada producción ha sobrevivido al paso del tiempo y se ha terminado por convertir en una película de culto.