Bond: medio siglo de espionaje, lujo y mujeres

Hace cincuenta años un entonces desconocido Sean Connery se presentó en la gran pantalla con la frase “Me llamo Bond, James Bond” y, después de 23 películas, el espía más famoso del cine sigue causando furor en las carteleras.

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Cuando hoy se cumple medio siglo del estreno de la primera entrega del agente 007, “Dr. No”, la saga no ha perdido vigencia gracias a la adaptación del héroe de las novelas de Ian Fleming a los tiempos modernos sin perder su personalidad: mujeriego, sibarita y rebelde, aunque eficiente en el servicio a su Majestad.

Después de varios intentos fallidos de trasladar los libros del escritor británico a la gran pantalla -Hollywood los consideraba demasiado ingleses-, “Dr. No” se estrenó el 5 de octubre de 1962 en Londres con el escocés Sean Connery como protagonista y la producción de Albert R. Broccoli y Harry Saltzman.

Aunque el filme recibió críticas desiguales y numerosas quejas por el carácter libertino de Bond, la producción asentó las bases del futuro éxito de la saga que ha recaudado más de 5.000 millones de dólares con los 22 títulos estrenados, a falta de que “Skyfall” llegue a la gran pantalla el próximo día 23.

Personajes recurrentes como M, Q o Monneypenny, los sofisticados “gadgets” utilizados por el espía, la “chica Bond” -en “Dr. No” fue la explosiva Ursula Andress- y la debilidad de este agente con licencia para matar por el “Martini mezclado, no agitado” aparecen desde la primera entrega.

En un contexto político marcado por la Guerra Fría, las aventuras del agente 007 salvando al mundo de la amenaza comunista cuajaron entre el público y títulos como “De Rusia con Amor”, “Goldfinger” o “Los diamantes son para siempre” fueron las más taquilleras de sus respectivos años de estreno.

El éxito de la franquicia ha sobrevivido también a los diferentes actores encargados de interpretar a James Bond, que han mantenido la esencia del personaje aunque con pequeñas aportaciones: la lucha de George Lazenby, la sátira de Roger Moore, la agresividad de Timothy Dalton o la insolencia de Pierce Brosnan.

Poco a poco, los creadores de la saga fueron actualizando al protagonista y las historias: atenuaron los rasgos machistas de su carácter, dieron un papel más activo a los roles femeninos, integraron el uso de las nuevas tecnologías y, una vez terminada la Guerra Fría, cambiaron los enemigos comunistas por terroristas internacionales.

Con Daniel Craig, cuya elección como James Bond fue muy criticada, la saga dio un giro de 180 grados hacia un personaje más oscuro y rudo, unas tramas más realistas y complicadas y unas películas más viscerales y menos glamourosas.

Finalmente, este nuevo James Bond más vulnerable, desencantado con su profesión, traicionado por la mujer a la que ama y que cambia el martini con vodka por la cerveza encandiló de nuevo a los espectadores y recientemente Roger Moore aseguró que Craig era el mejor 007 de la historia.

El éxito del agente secreto ha superado las fronteras de la gran pantalla y se ha convertido en un símbolo del Reino Unido como lo demuestra su aparición en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Londres en un divertido “sketch” junto a la reina Isabel II.

Con motivo de los cincuenta años de la franquicia, la casa Christie's celebra estos días una subasta benéfica de artículos de Bond, entre ellos un BMW y un Aston Martin, mientras que el Centro Barbican acaba de cerrar una exposición en torno al personaje.

En pocas semanas se estrenará “Skyfall”, la última entrega del agente 007 en la que este nuevo James Bond interpretado por Daniel Craig añadirá un nuevo capítulo a esta historia de medio siglo de espionaje, villanos y atractivas mujeres.

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