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El crítico de arte Albán Martínez Gueyraud se refiere al artista y su obra diciendo: “La necesidad de simbolizar el significado existencial del paisaje urbano –preferentemente el asunceno–, su arquitectura y sus árboles. Roberto viene investigando esta temática desde hace tiempo en una suerte de esfuerzo por interpretar, plasmar el paisaje, al mismo tiempo de proyectar sus impresiones y emociones personales”.
Martínez señala también que “la arquitectura, la vegetación y el contexto urbano no ofrecen más que una “ilusión” de permanencia, ya que todo es mudable. Asimismo, las líneas esbozadas, las manchas y los planos superpuestos generados por sus aguadas revelan que nada de lo existente está realmente libre de imperfecciones y que todas las cosas coexisten en un estado perpetuo de transformación y cambio".
El crítico dice también que "la cercana relación pintura/poesía observada en estos singulares trabajos de Toni Roberto manifiesta una fuerte vinculación suya con expresiones tradicionales del arte oriental –especialmente el sumi-e de la pintura japonesa– indagado por el artista con sumo interés. En esta serie, dibujo y caligrafía, poesía y pintura, al igual que el brío y espontaneidad, transparencia y síntesis, devienen componentes del mismo fenómeno. Y adquieren, por tanto, estatuto de genuina escritura plástica de relación con la naturaleza, en el sentido del Budismo Zen, experiencia espiritual plena de poesía visual”.