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Se trata de la primera muestra de Ocampos, quien es conocido por sus obras en muros de la ciudad, lo que se conoce como “Street Art” (arte en las calles).
Ocampos, que es egresado del Instituto Superior de Bellas Artes, dibuja y pinta desde sus años escolares. “Buscando un estilo entre el diseño, la publicidad y las artes visuales, encontré la ilustración como una disciplina en la que interactúan los conocimientos de ambas, diseño y artes visuales. Comencé como artista de caballete, luego me dediqué al diseño editorial, la dirección de arte y posteriormente como character designer (diseñador de personajes), entre muchas otras formas de hacer arte”, comenta el artista acerca de sus inicios, en el libro que acompaña a la muestra.
“En el 2010, en medio de toda la movida de mi vida, me encontré con el Street-Art. Para mí esto es lo mejor que me ha sucedido en mi carrera, y hoy me llena de felicidad. Disfruto mucho creando y pintando bajo esta expresión artística a la que dedico una fracción importante de mi tiempo, desde entonces, pinté en muchos lugares de Paraguay, así como Argentina, Brasil y Perú”.
En la exposición que hoy se habilita, Ocampos encara “la realidad no lo verdadero. Esta muestra es para mi la búsqueda de lo real”, según nos manifestó en una entrevista.
Ha podido experimentar la tranquilidad de la casa al pintar, algo muy diferente a trabajar en las veredas, compartiendo con los transeúntes.
“¿Qué me gusta más? Yo no puedo separar el Street Art de pintar en la casa. Cada uno me da cosas diferentes. Mientras uno es cenar en la casa con la familia, el otro es salir a comer con lo amigos. Cada experiencia alimenta a la otra”, nos dice Rolo, que tiene 33 años.
En las obras que presenta hoy, Ocampos aborda temas muy comunes de su entorno. La gente que ve y también sus recuerdos. “Trabajando en la intimidad, se pueden probar muchas cosas. Hay también muros en los que he trabajado y se están perdiendo. Entonces, volví a recrear esas imágenes en el lienzo. Por otro lado, también me interesa generar preguntas en el espectador sobre lo que ven en el cuadro. Que no sea algo cerrado sino que permita generar creatividad en el que está viendo la obra”.
Acerca de la muestra, Caro Urresti escribió en el libro/catálogo de la muestra: “Rolo dejó por un rato la calle, guardó los aerosoles, miró a su interior y redescubrió el látex acrilico y el lienzo. Se preguntó por lo efímero de esos espacios públicos, que con el correr del tiempo se decoloran si es que antes no son intervenidos, tapados, silenciados. Dejó que el ritmo se aquiete a su alrededor y el silencio del hogartaller lo rodee. Y lo real se convirtió en la rutina del pintar, sin tener que treparse a escaleras. Achicó la escala, se detuvo en los detalles, sin perder de vista la volumetría del Street art. La paleta de colores está reducida, acotada a azules y rojos fríos en degradé. Los personajes que lo rodean y comienzan a colarse en los lienzos, pareciera ser que no quieren interrumpir el estado de creación de Rolo. Entonces le dan la espalda, tapan sus rostros, miran de reojo. Un tiempo donde lo real se conformo por fuera del frenesí de la calle, y en la tranquilidad del hogar”.