A la caza de obras maestras

Levantó el teléfono y no dudó: ofreció 3,13 millones de dólares por una de las mejores obras de la artista española-mexicana Remedios Varo, y se quedó con la joya de la última subasta de arte latinoamericano en Christie’s en Nueva York.

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NUEVA YORK(AFP).  El empresario y coleccionista argentino Eduardo Costantini, de 72 años, está acostumbrado a pagar millones por las obras maestras que persigue para el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA), que fundó en 2001, en medio del colapso de la economía argentina, y al cual donó entonces todas sus obras, unas 300, así como para la colección privada que reinició dos años después.

Hoy el MALBA, con unas 800 obras, “sin lugar a dudas tiene la mejor colección de arte latinoamericano exhibida, comparable tal vez con la del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA)”, dice Costantini a la AFP en una extensa entrevista en su hotel neoyorquino.

Coleccionar es su pasión hace 40 años, y lo que le dio “la posibilidad de crear el MALBA, de darle una dimensión social pública a un proyecto personal”, reflexiona el exitoso empresario, que fue corredor de bolsa, banquero, ejecutivo financiero y hoy desarrolla grandes proyectos inmobiliarios en Argentina, Uruguay y Miami.

Desde que entró al mundo del arte a los veintipocos años, al comprar dos cuadros en cuotas en una galería, Costantini, que según Forbes posee un patrimonio de unos 1.200 millones de dólares, está siempre al acecho de las obras superlativas de los mejores artistas de la región, como “Simpatía (La rabia del gato)”, que integrará la exposición sobre Remedios Varo que el MALBA prepara para marzo de 2020. 

En 1995, este hijo de un inmigrante italiano llegado a Buenos Aires a comienzos del siglo XX pagó un récord de 3,2 millones de dólares por “Autorretrato con chango y loro” (1942) de la mexicana Frida Kahlo. Pero no le alcanzó el presupuesto para comprar el espectacular “Baile de Tehuantepec” (1928) de su compatriota y pareja Diego Rivera, ambos propiedad de IBM y que se remataban en Phillips. Le quedó el nudo en la garganta y cuando la obra reapareció 21 años después, en 2016, pagó por ella lo que nunca nadie había desembolsado antes por una obra latinoamericana, “16 millones y pico”.

El récord anterior de Rivera, de 1995, era de poco más de tres millones. Ahora Frida y Diego “están juntos, el matrimonio feliz en el MALBA”, dice sonriendo. Cuenta que ha pagado “récord tras récord": por los brasileños Tarsila do Amaral y Emiliano Di Cavalcanti, el uruguayo Joaquín Torres García y Frida Kahlo. Pero aclara que los récords se deben a que son pinturas excepcionales, que “demuestran la calidad de la obra que tiene el MALBA”. Algunas, no obstante, se le han escapado de las manos, y las recuerda a todas con cierto dolor, como “La tierra es un hombre” del chileno Roberto Matta, donado por una familia al Instituto de Arte de Chicago, o un Leonora Carrington “espectacular” por el cual admite que no ofertó lo que hubiera debido.

El récord actual por una pintura latinoamericana lo tiene el MoMA, que según Costantini pagó en febrero 18 millones de dólares a un coleccionista privado por “A lua” (La luna, 1928) de Tarsila do Amaral, una inversión “de una importancia enorme”. Consultado por la AFP, el MoMA dijo que no revela el precio de sus adquisiciones. Otro cuadro de Tarsila, “Abaporu”, emblema del Movimiento Antropofágico brasileño, que Costantini compró en 1995 por 1,3 millones de dólares y hoy podría superar los 40 millones, es la obra más significativa del MALBA.

Costantini destaca que las obras latinoamericanas son cada vez más visibles en los grandes museos, y describe de memoria la sala del MoMA donde “A lua” está junto a “La persistencia de la memoria” de Dalí, un gran Picasso y obras de Kahlo, Lygia Clark o Alejandro Otero. Celebra que museos europeos como la Tate Modern, el Reina Sofía o el Pompidou tengan programas de adquisiciones de arte latinoamericano, y cree que el valor de las obras de la región seguirá creciendo.  “Los empresarios argentinos somos sobrevivientes”, dice Costantini al evaluar la economía de su país, en recesión desde 2018, con una inflación de 55% y un tercio de la población en la pobreza. “Pero el MALBA no se entera si hay crisis o no hay crisis. ¡Qué suerte que tiene!”, dice riendo, explicando que él funciona como “amortiguador” del museo para que sus programas culturales y educativos continúen pase lo que pase.

Para enfrentar la crisis en Argentina “hoy la receta es ajustar”, estima. “La palabra ajuste está prohibida en la Argentina, pero la realidad es que hay que ajustar para sanar (...) ¿Pero quién dice eso? No es negocio político frente a las elecciones” generales de octubre y hasta el presidente Mauricio Macri, que busca la reelección, propone salir de la crisis “con una propuesta más” que es “facilista” y “utópica”, afirma. “Nos cuesta enfrentar nuestras limitaciones y actuar en consecuencia, gastar menos de lo que podemos gastar”.

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