En “Chosen Memories”, 65 obras de 39 artistas de diferentes generaciones y estilos reinterpretan la historia de la región que contaron cartógrafos, misioneros, científicos y aventureros. En soportes como pintura, fotografía, escultura o vídeo, la mayoría de las piezas integran la colección que la venezolana Patricia Phelps de Cisneros donó al MoMa de Nueva York.
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Estructurada en torno a tres temáticas, “Retornos” , “Reverberaciones” y “Parentescos” , los artistas ofrecen nuevas lecturas del colonialismo, la revitalización de los acervos culturales y el reconocimiento a los orígenes y a sus muertos.
En “Looting” (Saqueo) , la guatemalteca Regina José Galindo creó una obra con las incrustaciones de oro que un dentista le colocó en sus muelas y que, tras extraerlas de nuevo, quedaron como “huellas de su boca que funcionan como pequeñas esculturas de un museo arqueológico imaginario” , en una metáfora de la violencia de las economías extractivas.
“Terra Nova” , el nombre de un mapa publicado en Europa en 1541, sirve de base a la dominicana Firelei Báez para pintar una ciguapa, la criatura mítica de su país, voluptuosa y escurridiza que, yuxtapuesta al esquema racional del mapa, “encarna los miedos y deseos de los conquistadores europeos” con las culturas desconocidas.
El argentino Leandro Katzse se sirvió de las primeras litografías realizadas en la década de 1830 por los exploradores John Lloyd Stephens y Frederick Catherwood, que estudiaron la región maya que hoy ocupa el sur de México, Guatemala y Honduras, para reconstruir sus expediciones.
Bajo el nombre artístico Las Yeguas del Apocalipsis, los chilenos Pedro Mardones Lemebel (escritor) y Francisco Casas (poeta) presentan en una impactante fotografía su versión “Las dos Fridas” , en alusión a la pintora mexicana Frida Kahlo.
Los artistas de esta exposición se “han comprometido con el pasado como medio para reparar historias de desposesión, reconectar con legados culturales infravalorados y fortalecer hilos de parentesco y pertenencia” , dice la curadora de arte latinoamericano del museo, la argentina Inés Katzenstein.
Sobre todo, “adoptan una mirada crítica del impacto del colonialismo en el paisaje, mientras otros recuperan tradiciones y legados culturales que se habían perdido o devaluado”, señala la curadora, que espera que la exposición sirva para difundir artistas que no son muy conocidos en Estados Unidos.
“Organismo vivo”
Para la fotógrafa brasileña Rosangela Rennó, que tiene dos trabajos en la exposición, “la historia es un organismo vivo; está en permanente relectura y reevaluación” .
Y es que, según los organizadores de la muestra, las estructuras coloniales continúan condicionando los sistemas de valor en torno a las culturas ancestrales, al trabajo y la naturaleza, porque el “pasado nunca ha pasado del todo” , y más bien “es un campo fértil de posibilidades para el presente” .
Artistas como el uruguayo Alejandro Cesarco, el mexicano Mario García Torres, la venezolana Suwon Lee, la peruana Gilda Mantilla, los colombianos Raimond Chaves y José Alejandro Restrepo, y el brasileño Cildo Meireles, entre otros, forman parte de esta exposición, que estará abierta hasta el 9 de septiembre en el tercer piso del museo.
Mucho de lo que está en exhibición es parte de las de 250 obras que a lo largo de un cuarto de siglo Phelps de Cisneros ha ido donando al MoMa. En 2016, esta venezolana, una de las mayores coleccionistas privadas del mundo, estableció el Instituto de Investigación que lleva su nombre, dedicado al estudio del arte latinoamericano en el museo, y que dirige Katzenstein.
El MoMa tiene un acervo de más de 5.000 obras de arte moderno y contemporáneo latinoamericano.