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Hace 36 años, Pedro Peralta Duarte y su madre, Lacy Duarte, junto a Edgardo Flores fundaron en Uruguay el Taller de la Buena Memoria, un espacio de creación artística que tiene al grabado como su principal eje de trabajo.
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De esta manera abrieron su prensa, llamada Yolanda, a todos los artistas que quisieran imprimir sus trabajos.
“Empezábamos una patriada, una cuestión muy quijotesca y nos adentramos en el grabado. El taller tiene una tradición fortísima en gráfica y fue una de las cosas que nos hizo mirar mucho al Paraguay porque ustedes tienen una tradición con la madera”, expresó Peralta Duarte.
Destacó las tallas de madera, la xilografía y también el trabajo con el barro. Y también el trabajo de los paraguayos Carlos Colombino, de Ricardo Migliorisi y Ticio Escobar, a quienes conoció a través de los amigos de sus padres Jorge Páez Vilaró, del Museo de Arte de Maldonado; y Mecha Gattas, del Centro de Artes y Letras.
“Tengo un gran amor por el ADN cultural guaraní, sobre todo en base a la obra de Carlos que es maravillosa”, afirmó el artista. Añadió que, a su criterio, el gran mural de Colombino en el Museo del Barro “es mejor que el Guernica”, la célebre obra de Pablo Picasso.
La exposición, que estará habilitada hasta fin de mes, reúne obras de los tres fundadores del Taller de la Buena Memoria, así como de la docente Florencia de Palleja, alumnos y ex alumnos como Eloísa Ibarra, Soledad Mautone, Javier Grau Cuadro, Karina Kipershmit, Pablo Cetrulo, Andrea Martino y Diego Hernández Calandria.
“El taller nuestro es un taller que no tiene programa. Respetamos absolutamente la libertad de cada uno, tenemos desde alumnos figurativos, abstractos, tenemos dos alumnos que ganaron el Salón Nacional que son conceptuales”, explicó Peralta Duarte.
Añadió que, particularmente, su obra se enmarca “más dentro de la figuración, con una visión distinta basada un poco en el realismo mágico”.
La experiencia del taller
Félix Toranzos, actual director de la Manzana de la Rivera, destacó la experiencia que trae este taller a Paraguay, así como la iniciativa de la Embajada de Uruguay y el embajador Fernando Sandín de establecer esta conexión entre la escena artística de ambos países.
“Los artistas somos constantemente embajadores del país pero nos falta el apoyo. Este es un reverendo ejemplo de cómo un país apoya a los artistas”, expresó.
Abogó además por la necesidad de generar un mayor interés por las políticas culturales y destacó la posibilidad de poder aprender de la experiencia de trabajo de un taller.
“El taller posibilita saber hablar, saber conversar con los demás. El artista acá está acostumbrado a trabajar en su lugar y no compartir”, agregó Toranzos.
Peralta Duarte comentó que además en el Museo a cielo abierto San Gregorio de Polanco, en Tacuarembó, existen siete obras de Carlos Colombino.
“Es un museo en el que la ciudad está pintada y la gente cuida los murales, porque está orgullosa de cómo su casa está pintada”, comentó. Señaló que ahora tienen el desafío de realizar un mural en la iglesia del pueblo.
Expresó su intención de que, a través de este intercambio, otro artista paraguayo pueda acompañarlos a realizar un mural, en homenaje a esa primera visita de Colombino. También solicitó que se pueda organizar una gran exposición de arte paraguayo en Montevideo.