La historia se ha convertido en una de las más famosas del mercado de las subastas en los últimos años: “Niña con Globo” se subastó el 5 de octubre de 2018 por un millón de libras (unos 1,2 millones de euros/ 1,38 millones de dólares al cambio actual), minutos después de que cayera el martillo. Un sistema oculto en el marco rasgó el dibujo y se convirtió en trizas de papel.
La obra debía haberse autodestruido completamente pero el sistema falló, según explicó el propio Banksy en su perfil de Instagram. Lo que trataba de ser un acto de resistencia ante el mercado del arte, se dio la vuelta y se convirtió en una de las obras más mediáticas de todos los tiempos.
La coleccionista que compró la pieza tardó una semana en confirmar su apuesta. La obra, medio rasgada y más mediática que antes si cabe, fue renombrada por el propio Banksy como "Love is in the Bin" ("El amor está en la papelera").
En estos tres años, la obra se ha paseado por varios museos internacionales, y ahora regresa a la casa de subastas donde nació para venderse con un precio de salida de entre 4 y 6 millones de libras (4,7 millones de euros/5,4 millones de dólares).
Si alcanza ese precio, y todo apunta a ello, será otro récord para el grafitero de Bristol.
En marzo de este año, el artista vendió su obra más cara, "Game Changer", un dibujo que donó para recaudar fondos destinados al sistema de salud inglés tras la pandemia, que alcanzó los 16,7 millones de libras (19,4 millones de euros/22,4 millones de dólares).
De lejos, le sigue "Devolved Parliament", un lienzo con la Cámara de los Comunes ingleses llena de chimpancés, que se vendió por 9,8 millones de libras (11,3 millones de euros/13,04 millones de dólares) en octubre de 2019.
Las cifras astronómicas de las obras de Banksy, cada vez más cotizado, chocan con un mensaje anticapitalista que habla de la lucha de clases, la inmigración, el conflicto palestino-israelí o la hipervigilancia.
Quién es Banksy y en qué medida es partícipe del revuelo mediático y de su éxito comercial es todavía un enigma. Desde hace tiempo no trabaja con ninguna galería, pero sí lo hizo al principio, entre 2006 y 2008, con Steve Lazarides.
El marchante de arte asegura que Banksy controla todos los detalles de su trabajo, mucho más de lo que se puede ver a primera vista. "Eso es lo que hace ser tan bueno", aseguró en una entrevista con el New York Times.
En 2008, el artista creó una empresa "Pest Control Office", que certifica la originalidad de sus obras, luchando contra las numerosas piezas falsas que circulan en el mercado.
Pese a que se desmarca de las subastas de sus obras, su cotización al alza le beneficia y ahora trata directamente con sus clientes.
La destrucción de la obra que mañana sale a subasta dio pábulo a numerosas teorías sobre la implicación de la casa de subastas y el propio artista, aunque, como suele suceder con Banksy, no hay nada claro.
Emma Baker, jefa de ventas en la casa de subastas, preguntada por otro posible “susto” en la nueva puja, cree que no habrá “más sorpresas”: “Esta vez hemos estado trabajando estrechamente con Pest Control y son muy transparentes, pero crucemos los dedos para que no pase nada”.