Había nacido el 14 de agosto de 1945 en Buenos Aires, Argentina, pero años más tarde, junto a su padre, el gran compositor e investigador Mauricio Cardozo Ocampo, se nacionalizó paraguaya.

Le sobreviven solamente sus hermanos Mauricio “Pinchi” y Aníbal, su gran compinche y más un amigo de sus sueños y proyectos.

A modo de recordatorio mañana habrá una misa a las 10:00 en el Parque Serenidad de Villa Elisa, donde está sepultada junto con las cenizas de Oscar y los restos de su madre, Fidelina Fleytas.

Amambay grabó varios discos con el conjunto Perú Rimá todavía en el formato de long play, pero ya más recientemente, acompañada al piano con Oscar, en su casa en la capital argentina, ya estando enferma y fue su último gran esfuerzo, lanzó el disco compacto “Volverás a soñar”, todos en base a temas no tan difundidos de autoría de su padre.
“Hay una cosa notable. Mi papá, Amambay y Oscar al final de sus vidas hicieron un gran disco con mucho esfuerzo, y después se murieron. Oscar hizo ‘Piano paraguayo’ y ni siquiera lo pudo estrenar.

“Mi papá la ‘Cantata de Elisa Lynch’ y Amambay ‘Volverás a soñar’, que lo llegó a presentar”, indicó con un cierto dejo de fatalismo Aníbal, para quien las fechas no son tan importantes y siempre está soñando con sus familiares ya desaparecidos.

Fue precisamente gracias a la gentileza de Aníbal que ahora podemos publicar estas imágenes inéditas de su colección privada y que demuestran algunas facetas de Amambay, una cantante que siempre estuvo preocupada por las cosas positivas de la vida, que difundió y amó la música paraguaya como pocas.

Hoy, a diez años de su partida física, compartamos un brindis por los “Hoyuelos que Cantan”, que era una de las formas en que era presentada en los festivales y encuentros artísticos.


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