Messi, Guardiola y el octavo hábito

Este artículo repasa el recorrido del entrenador Pep Guardiona y la estrella de fútbol Lionel Messi, donde la disciplina y el liderazgo, trajeron grandes resultados. Todo esto, refleja el octavo hábito.

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Estratosférico: Relativo a la estratósfera, capa de la atmósfera comprendida desde los 12 a los 100 kilómetros de altura.

Tal adjetivo se ha puesto de moda en la prensa española para calificar la trayectoria del jugador argentino Lionel Messi por lo inalcanzable: 91 goles en 2012.

Una historia incomprensible sin conocer el papel jugado por el Barcelona, club que creyó en la genialidad de Messi, financió su tratamiento médico para superar problemas de crecimiento y le inculcó los valores de la Masía azulgrana, la gran fábrica de talento comparable con el Massachusetts Institute of Technology, el celebérrimo MIT.

Lo apartó de las malas compañías (especialmente de un Ronaldinho desnortado), corrigió sus pésimos hábitos dietéticos y lo sometió a un proceso de coaching intenso. Hizo girar además todas las piezas a su alrededor, especialmente a los ultratalentosos jugadores Xavi e Iniesta.

Guardiola reveló así su capacidad para hacer mejores a los suyos.

Un liderazgo basado en una doble exigencia: afina de continuo tu talento, y no cedas en tu compromiso. Talento y compromiso han llevado al Barcelona a la cima del fútbol mundial. La gestión de Pep es un ejemplo brillante de dirección por valores.

Tal como sostengo en mi libro El Método Guardiola (en su quinta edición), bien hiciera la sociedad occidental —en especial la española— en emular el ejemplo de Pep: las empresas, los sindicatos, los políticos, la sociedad civil. Allí donde hay personas, hay valores en juego. Y los valores mostrados por el Barça de Guardiola se han demostrado ganadores: el esfuerzo, la solidaridad, el sentido de la belleza, la resiliencia ante la adversidad, el respeto al rival.

El Barça practica un fútbol con ética y con estética. Cuanto emana de él es aplicable más allá de ese deporte, como detallo en las conferencias que doy por el mundo en calidad de “guardiólogo”: analista transdisciplinario de la trayectoria de Pep Guardiola.

Guardiola, de 41 años, entroniza el sentido común. Por tal entiendo “saber pensar en los demás”. Una cualidad para generar confianza, antesala del éxito. Por ello subtitulo mi libro, Por qué los líderes con sentido común obtienen resultados descomunales.

En 2012 murió un extraordinario compilador del saber: Stephen Covey, autor de Los siete hábitos de la gente altamente efectiva. De su obra se infiere que Guardiola —posiblemente sin haber leído a Covey— practica estos sabios hábitos.

Es por ello un-entrenador-altamente-efectivo. El difunto Covey nos hablaba también de un “octavo hábito”: la capacidad de un dirigente de inspirar a sus sucesores. De transmitir su grandeza. De ser antorcha que prende otras antorchas.

Pep lo ha hecho en su club. Tras su marcha, quedó un equipo solvente de entrenadores y una columna vertebral de jugadores de altas capacidades. Fructificó el octavo hábito. Messi, a sus 25 años, puede pulverizar algunos récords más en el próximo lustro. Pero serán marcas cuantitativas.

Su gran reto cualitativo es erigirse en el nuevo líder actitudinal de su equipo, facilitar el desembarco de aquellos jóvenes que algún día lo relevarán, y saber escoger el momento de su marcha. Siempre con una sonrisa humilde en los labios. Acariciando el balón. Dejando semilla de grandeza. En eso consiste el Octavo Hábito.

 

(*) “Guardiólogo”. Autor de El Método Guardiola. Conferencista internacional y director de los programas de comunicación de EAE Business School (Grupo Planeta) en Barcelona.

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