Bancos ayudaron a esconder bienes

Registros filtrados muestran que cientos de bancos y sus subsidiarios registraron casi 15.600 compañías de fachada. Las mismas son utilizadas por personas con dinero para esconder bienes.

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Dos compañías mundiales estaban bajo creciente presión y las amenazas volaban. Por años, el gigante bancario suizo UBS y la firma panameña Mossack Fonseca trabajaron juntos en una relación mutuamente beneficiosa. UBS tenía clientes que querían compañías offshore para mantener ocultas sus finanzas. Y Mossack Fonseca, una de las principales creadores de compañías offshore del mundo, se las vendía con gusto.

Pero en 2010, bajo la amenaza de una persecución de los EE.UU. por evasión de impuestos y lavado de dinero, UBS se apresuró a contener el daño. La junta de directores del banco quería salirse del negocio de las compañías offshore. Las tensiones crecieron por una reunión en Zúrich el 28 de setiembre, cuando UBS dijo que Mossack Fonseca era responsable de identificar a los dueños de las compañías detrás de las cuentas secretas, no el banco.

El empleado de Mossack Fonseca Dieter Buchholz argumentó que su firma no tenía idea de quiénes eran realmente dueños de algunas compañías creadas por clientes de UBS, porque el banco había retenido esa información. Patrick Küng, ejecutivo de UBS, objetó a eso, diciendo que Mossack Fonseca estaba “en violación del código suizo de lavado de dinero” y que estaba contemplando “seriamente” reportar a la firma a las autoridades, de acuerdo a los emails que describieron el encuentro.

Los e-mails aparecen entre más de 11 millones de documentos internos de Mossack Fonseca obtenidos por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, el Süddeutsche Zeitung y otros medios. Los archivos filtrados proveen no solo un vistazo al pleito UBS-Mossack Fonseca, sino una imagen sin precedentes de cómo grandes bancos mundiales trabajan con otros actores en una industria offshore que ayuda a los súper ricos, políticos y criminales a mantener ocultos sus bienes.

Más de 500 bancos, sus subsidiarias y sucursales registraron a casi 15.600 compañías offshore con Mossack Fonseca, de acuerdo al análisis de los registros por parte de ICIJ. La gran mayoría de ellas se crearon desde los ’90. Solo el gigante bancario británico HSBC y sus subsidiarias son responsables de más de 2.300 de las compañías, y UBS creó más de 1.100. Otros grandes bancos aliados con Mossack Fonseca incluyen a Société Générale (979 compañías), el Banco Real de Canadá (378), Commerzbank (92) y Credit Suisse (1.105).

La investigación estadounidense de los roles de los bancos en evasión de impuestos pronto fue más allá de UBS. Credit Suisse se declaró culpable de cargos de conspiración criminal en 2014 por, entre otras cosas, “asistir a clientes en utilizar entidades falsas para esconder cuentas sin declarar”, y pagó US$ 2,8 mil millones. El banco suizo Julius Baer pagó US$ 547 millones este año. Wegelin, el más antiguo banco de Suiza, cerró en 2013 tras pagar a EE.UU. US$ 58 millones por ayudar a evasores de impuestos. En total, al menos 80 bancos suizos han pagado a EE.UU. desde que comenzó la investigación de UBS.

“En todos los casos, UBS conoce la identidad de los dueños beneficiarios de las compañías con las que sus clientes piden al banco trabajar, y aplicamos las mismas reglas estrictas antilavado de dinero a todos nuestros bancos y relaciones comerciales”, dijo una vocera de UBS. “UBS decidió proactivamente descontinuar” el establecimiento de compañías para clientes en 2010 “debido a cambios en las regulaciones de algunas de las jurisdicciones en las que se tenía compañías offshore y debido al ajuste de las políticas internas de UBS”.

Un vocero de Mossack Fonseca dijo: “Conducimos una exhaustiva verificación con cada cliente nuevo y potencial, que a menudo excede en exigencia las reglas y estándares existentes a las que nosotros y otros estamos atados. Muchos de nuestros clientes nos llegan por firmas legales e instituciones financieras establecidas y de buena reputación, incluyendo los mayores bancos correspondientes, que también están atados por protocolos internacionales que los obligan a conocer a sus clientes, y por sus propias regulaciones y leyes domésticas”.

Con la nueva postura agresiva de UBS en 2010, Mossack Fonseca inicialmente se sintió traicionada por su viejo compañero. “UBS cambió por completo, y por los problemas que han tenido que enfrentar ahora están reaccionando de forma escandalosa”, escribió Adrian Simon, representante de Mossack Fonseca en Ginebra, en respuesta al e-mail de Buchholz sobre la tensa reunión.

“¡Parece que solo quieren distanciarse de su responsabilidad!”, añadió Christopher Zollinger, uno de los tres socios senior de Mossack Fonseca. UBS y Mossack Fonseca eventualmente negociaron un acuerdo en 2010 que benefició a ambos. La firma se haría cargo de la administración de las compañías de UBS y daría “tratamiento especial” a los clientes del banco, quienes retendrían sus cuentas de UBS.

Normalmente, Mossack Fonseca pedía a los bancos que provean información verificando la identidad de los dueños y confirmando que no estén envueltos en actividades abiertamente criminales antes de establecer o manejar compañías para estos clientes. Pero ahora accedió a aceptar “DD light” de UBS, requiriendo mucha menos documentación sobre los verdaderos dueños y por qué utilizaban compañías offshore, de acuerdo a un e-mail de diciembre de 2010.

Como resultado, Mossack Fonseca trataría con los clientes directamente, no a través del banco, y UBS se distanciaría del mundo de las compañías offshore. Mossack Fonseca hizo arreglos similares con otros grandes bancos para que también puedan aislarse de las compañías offshore de sus clientes, indican los archivos. “Sería ideal que el tratamiento especial de clientes ex UBS se extienda a todos los bancos en Ginebra”, decidieron los socios de la firma.

En 2010 y 2011, Mossack Fonseca alcanzó acuerdos con Credit Suisse, y HSBC para dar “tratamiento especial” a las compañías de sus clientes. Para la multinacional francesa Société Générale, el servicio VIP comenzó en 2008 e involucró a compañías que fueron establecidas por clientes del banco utilizando acciones al portador. Las compañías que tienen bienes al portador no registran el nombre del dueño. Si están en tus manos, eres el dueño. Han sido consideradas un método para el lavado de dinero y otros delitos, y han ido desapareciendo del mundo bajo una regulación más estricta.

Cuando Société Générale rehusó decir a Mossack Fonseca quiénes eran los dueños reales de las compañías con bienes al portador que había comprado en las Islas Vírgenes Británicas, Mossack Fonseca le siguió el juego, accediendo a no requerir documentos de verificación del banco, de acuerdo a los archivos obtenidos por ICIJ. Mossack Fonseca también estableció dos fundaciones para actuar como accionistas de las compañías de Société Générale, difuminando aún más a sus verdaderos dueños. La firma cobró al banco honorarios más altos porque “el servicio flexible especial que proveemos (sin mucha verificación)… definitivamente trae un mayor riesgo”.

Un portavoz de Société Générale dijo: “Las acciones al portador, en las jurisdicciones en las que existen, pueden ser utilizadas por razones legítimas de confidencialidad (no de impuestos), por ejemplo la protección de una familia conocida en un país donde hay un genuino riesgo de seguridad. Société Générale no ha pasado por alto ni pidió a Mossack Fonseca que pase por alto ningún requerimiento de verificación… SG identifica y conoce a los dueños beneficiarios de cada compañía”.

Una portavoz de Credit Suisse dijo que desde 2013 el banco ha estado implementando “programas de regularización de impuestos” que requieren a sus clientes privados proveer evidencia de cumplimiento con impuestos. “Para Credit Suisse es vital que sus clientes usen las estructuras solo para propósitos legítimos, como organizar la fortuna de familias que tienen un amplio rango de bienes financieros en varios países”, dijo la vocera.

Mossack Fonseca dijo que “procedimientos de verificación se llevaron a cabo en cumplimiento con las leyes vigentes al momento en que los casos y las compañías referenciadas fueron incorporadas y existieron”. Una portavoz de RBC dijo que el banco tiene un extenso proceso de verificación “para asegurar que sepamos quién es el cliente y cuáles son sus intenciones, y no procederá con una transacción hasta que así sea”.

Comerzbank declinó comentar.

Muchas de las compañías establecidas por clientes de los bancos eran usadas para propósitos legítimos. Pero algunas también se usaron para enmascarar actividad inescrupulosa o criminal, sirviendo como fachadas para dictadores, estafadores y narcotraficantes.

Las estructuras que UBS creó a través de Mossack Fonseca iban desde compañías offshore controladas por Muhammad bin Nayef bin Abdulaziz Al Saud, príncipe heredero de Arabia Saudí, hasta compañías controladas por Roberto Videira Brandão, condenado por fraude en el colapso de un banco brasileño, y Marco Tulio Henríquez, un banquero y fugitivo venezolano acusado por el Departamento de Justicia de EE.UU. de lavar dinero para carteles de drogas.

En febrero de 2011, con la guerra civil siria a punto de estallar, Mossack Fonseca debatió si seguir o no haciendo negocios con Rami Makhlouf, el billonario recolector de dinero del dictador sirio Bashar al Assad. Desde 1996, Mossack Fonseca había establecido compañías offshore que Makhlouf utilizó para tener cuentas en HSBC. La firma contactó a HSBC cuando la guerra era inminente para alertar al banco de sus preocupaciones. HSBC no vio un problema, a pesar del hecho de que el Tesoro de EE.UU. ordenó que se congelen los bienes de Makhlouf en 2008.

Los socios de Mossack Fonseca decidieron que si Makhlouf era lo suficientemente bueno para HSBC, entonces lo era también para ellos. “Por mi parte –si HSBC en Inglaterra– no tiene problemas con un cliente, creo que nosotros también podemos aceptarlo”, escribió Zollinder, el socio de Mossack Fonseca. “Por lo que veo, hay alegatos (rumores), pero no hay hechos o investigaciones pendientes, o acusaciones contra estas personas”.

La firma destacó que sus competidores tomarían al cliente si se le rechazaba, aunque la firma luego cedió y terminó su asociación con Makhlouf. Personas políticamente expuestas “no tienen que ser rechazadas solo por serlo; es solo un asunto de análisis y administración de riesgo”, dijo Mossack Fonseca.

Las compañías offshore y el secreto bancario crean obstáculos para los gobiernos, individuos y negocios que tratan de descubrir quién realmente posee una compañía. “En la mayoría de las situaciones, el rastro se enfría o muere, o se vuelve un camino sin salida por la incapacidad de rastrear lo que llamamos ‘la última milla’… el nombre, dirección y locación del dueño beneficiario”, dice Steve Lee, un veterano investigador financiero privado de Los Ángeles, cuyos casos frecuentemente lo llevan al mundo offshore. “El secreto bancario y las jurisdicciones que lo alberga dan oportunidades a los malos para que se salgan con la suya con fraudes”.

HSBC dijo que “los alegatos son históricos, en algunos casos datan de hasta hace 20 años, precediendo a nuestras importantes reformas implementadas en los últimos años. Trabajamos de cerca con las autoridades para pelear contra el crimen financiero e implementar sanciones”.

Los archivos muestran que la participación de los bancos en establecer compañías offshore para clientes ha sido influenciada –para bien o para mal– por los esfuerzos gubernamentales por erradicar las cuentas secretas y atrapar a evasores de impuestos. En 2005, por ejemplo, la Unión Europea implementó una nueva ley llamada la Orden de Ahorros Europea, que requería que los bancos retengan impuestos en cuentas de clientes residentes en países europeos.

Pero la orden de ahorros cubría solo a los individuos, no a las corporaciones. Los archivos muestran que esta laguna legal fue aprovechada por los bancos, que empezaron a vender productos que transferían bienes de individuos a corporaciones offshore. Las incorporaciones vinculadas a bancos aumentaron en Mossack Fonseca. En 2005, los bancos ayudaron a crear 1.814 compañías con la firma panameña y sus oficinas, comparadas con 543 dos años antes.

El número de compañías creadas por bancos siguió siendo alto en los años siguientes. Casi una de cada tres compañías establecidas a través de Mossack Fonseca fue incorporada entre 2005 y 2008. Los archivos filtrados surgieren que la investigación de EE.UU. a UBS y otros bancos, desde 2009, ayudó a decrecer –pero no terminar– el uso de compañías offshore por los bancos.

Los pedidos de bancos por nuevas compañías offshore cayeron. Y muchas de las compañías creadas en años anteriores fueron cerradas. Pero eso no significa que los bancos se salieron del negocio offshore. Solo cambiaron su enfoque. Algunos bancos, por ejemplo, descargaron compañías en intermediarios offshore pero siguieron ofreciendo servicios a clientes a través de las compañías offshore.

En 2013, un banquero privado de Credit Suisse explicó que “la tendencia actual es que abogados preparen la estructura y el banco se centra en manejar las cuentas bancarias (no la estructura)”, de acuerdo a las notas de un empleado de Mossack Fonseca sobre una reunión con el banco. Los archivos muestran que, desde 2010, los bancos también comenzaron a transferir algunas compañías fuera de los nombres de los bancos y a los nombres de empleados individuales. No está claro en los archivos el por qué de esto.

En un ejemplo, un e-mail de 2010 de Mossack Fonseca a HSBC reportó que la firma había puesto compañías a los nombres personales de siete banqueros de HSBC, incluyendo a Judah y Nessim el-Maleh. Nessim el-Maleh fue luego condenado junto al otro hermano el-Maleh por un complot de cannabis por dinero en París, donde bolsas de dinero de tratos de drogas eran lavadas por medio de cuentas de HSBC. Judah el Maleh, quien fue despedido de HSBC en 2012, fue señalado por fiscales suizos el año pasado en una multa acordada por el banco en una investigación de lavado de dinero. Los fiscales dijeron que no estaba cubierto por la multa.

En otra instancia en 2010, HSBC transfirió la administración de una compañía llamada Hynamer SA a un empleado del banco llamado Axel Stern. Hynamer había sido creada en Panamá en 2008 por Mossack Fonseca para el Banco Privado Suizo de HSBC. Fue una de muchas compañías y cuentas suizas numeradas propiedad de un ejecutivo español llamado Arturo del Tiempo Marqués.

En 2009, las autoridades incautaron un buque carguero en el Puerto dominicano de Caucedo que se creía llevaba granito a una de las compañías de Del Tiempo en España. Oculta a bordo había una tonelada de cocaína. Una corte española sentenció a Del Tiempo a siete años y medio en prisión en 2013. HSBC seguía haciendo negocios con Del Tiempo hasta marzo de 2013.

Los archivos también revelan cierta preocupación. En marzo de 2010, un banquero de HSBC en Hong Kong dijo a la firma “no llamen al número de la oficina de un banquero por temas sensibles, porque las llamadas son todas grabadas”, de acuerdo a notas de Mossack Fonseca sobre la reunión.

En 2012, HSBC accedió a pagar US$ 1,9 mil millones a EE.UU. y admitió que violó leyes y sanciones de lavado de dinero y dejó “voluntariamente” de conducir verificaciones adecuadas. También accedió a un estado condicional de cinco años con EE.UU. para evitar una persecución criminal.

Los archivos sugieren que las noticias que decían que el negocio de los secretos financieros tenían los días contados subestimaron su resistencia. Desde 1991, BusinessWeek había reportado “Los días de las cuentas secretas están contados”. Una década después, Forbes declaró, “Servicios bancarios secretos: Q.E.P.D.”. En 2011, la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico anunció que “La era del secreto bancario se acabó”.

Pero aunque la lucha contra la evasión de impuestos y el lavado de dinero offshore se ha intensificado en los últimos años, el sistema se adapta con ingenio, moviendo dinero a los puntos más débiles del sistema financiero. Esto hace que las autoridades jueguen un juego de “golpea al topo”, con los bancos y sus clientes ricos apareciendo en nuevas locaciones, incluyendo los mismos países que lideran la lucha contra los abusos offshore.

En abril de 2013, por ejemplo, un empleado de Mossack Fonseca se reunió con un banquero de Credit Suisse llamado Philippe Dudler. De acuerdo a notas tomadas por Mossack Fonseca, Dudler dijo a la firma que “clientes alemanes están moviendo sus bienes a Miami, porque el secreto bancario allí es sólido, las compañías de Delawere no preguntan por el (verdadero titular) y el gobierno de EE.UU. nunca ha respondido… sobre cuentas bancarias que podrían ser usadas para fraude fiscal”.

Credit Suisse dijo que ha endurecido sus requisitos en los últimos tres años. Dijo que “termina su relación bancaria” si los clientes no acatan pedidos de evidencia de “cumplimiento con impuestos”. En febrero de 2013, los archivos muestran que USB Private Banking Deutscheland AG estableció Venilson Corp. en Panamá con un brasileño llamado Milton de Oliveira Lyra Filho como su dueño.

Lyra Filho, un cabildero bien conectado, cercano al presidente del Senado brasileño, Renan Calheiros, está siendo investigado en el Congreso como el supuesto conducto de decenas de millones de dólares en sobornos canalizados a través de compañías offshore en un escándalo que salió a la luz el año pasado, involucrando al fondo de pensiones Postalis, para trabajadores postales brasileños. UBS y Mossack Fonseca hicieron negocios con Lyra Filho a pesar de que su nombre saltó en 2011 en un escándalo de corrupción en el ministerio de turismo de Brasil. Lyra Filho, quien no respondió a pedidos de comentarios, no ha sido acusado.

UBS dice que dejó de establecer compañías offshore para sus clientes en 2010. Los archivos de Mossack Fonseca muestran que el banco estableció 25 corporaciones offshore para clientes entre 2011 y 2013.

* Por Ryan Chittum, Cécile Schilis-Gallego y Rigoberto Carvajal

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