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Las personas que gran parte de nuestra vida vimos la nieve en el cine o la televisión, tenemos el recuerdo de la belleza de los copos y el manto blanco que lo cubre todo. Pero cuando se está en medio de una nevada con fuertes vientos, como me ocurrió el jueves pasado, ese pensamiento romántico desaparece; cualquier otro lugar es bueno, menos recibir puñados de hielo en la cara.
Dos días después de que las cadenas de televisión mostraban la asunción del flamante alcalde de Nueva York, el demócrata Bill de Blasio, la siguiente imagen del intendente neoyorkino fue paleando abundante nieve de la acera de su casa particular en el condado de Brooklyn. “Estoy estrenando el regalo de Papa Noel”, bromeó con los reporteros.
En el área donde vivo, el condado de Queens, los autobuses y trenes operaron casi con normalidad. Puedo compartir con ustedes que mi esposo estuvo demorado casi una hora dentro de un tren a raíz de que el sistema mecánico de la máquina estaba congelado.
En mi caso, mi lugar de trabajo no está alejado de donde vivo y usualmente utilizo bicicleta para trasladarme. Tampoco lo pude hacer con las calles cubiertas de nieve. De hecho, con las bajas temperaturas, desde la segunda quincena de diciembre no apelo a la bicicleta como medio de transporte.
Lo que hizo única esta tempestad invernal es la bajísima temperatura, que alcanzó niveles que no se producían desde hace 20 años en la ciudad de Nueva York con temperaturas de -18ºC. Hay sectores laborarales muy afectados, como el de la construcción, actividad desempeñada mayormente por inmigrantes, por lo que esta temporada es extremadamente dura económicamente para el sector, que se encuentra prácticamente paralizado.
Otro fenónemo es el poco movimiento en las calles, solo pueden verse personas híper abrigadas caminando deprisa por llegar a casa. Anoche de regreso a casa me encontré con dos policias quienes solo tenían al descubierto los dos ojos. “Cuídese y mantengase abrigada”, me dijeron al cruzarme con ellos.
Las anticipadas medidas de precaución evitaron que la ciudad colapse como ocurrió con la gran nevada de diciembre de 2010. Esta vez se dispuso el cierre de escuelas para el viernes, así como las principales autopistas. Tambien hubo una rápida y efectiva intervención de los servicios mecanizados de limpieza que empezaron a recorrer la ciudad apartando nieve del asfalto. Si bien este domingo la temperatura remontará algunos grados, se espera otra gélido inicio de semana.
Observación: colaboración de Virginia Ferreira desde Nueva York