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El 9 de febrero de 1977, alrededor de las 11 de la mañana, el Dr. Agustín Goburú, dirigente del Movimiento Popular Colorado (Mopoco), terminaba su guardia en el hospital de la ciudad de Paraná, Entre Ríos, y se disponía a regresar a su domicilio.
Luego de abordar su auto, un automóvil choca contra la parte posterior de su vehículo. Del otro rodado descendieron desconocidos que le propinaron un golpe en la cabeza y lo alzaron a un Ford Falcón, relató su esposa, Elva Elisa Benítez Feliú de Goiburú, años más tarde ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Su hijo mayor, Rogelio Goiburú, con 20 años en aquellos días, y hoy es miembro del Equipo Nacional de Búsqueda de Desaparecidos.
Goiburú relató a ABC Color que en el marco del Operativo Cóndor, su padre fue trasladado a Paraguay, en donde fue sometido a torturas durante aproximadamente un mes, por parte de oficiales del stronismo que luego lo asesinaron. Sus restos permanecen desaparecidos en nuestro país, en alguna tumba clandestina.
Goiburú relató que la persecución contra su padre se inició poco después de que Alfredo Stroessner llegara al poder.
“En los años 1956, 1957, 1958 se recrudecieron las luchas estudiantiles contra el régimen y ahí empezó la persecución contra mi padre”, explicó.
El Dr. Agustín Goiburú trabajaba como médico en el Hospital Rigoberto Caballero, hasta donde llegaban personas que fueron sometidas a torturas y fallecían como consecuencia de la brutalidad de los castigos.
Las órdenes dadas a los médicos consistían en que éstos tenían confeccionar certificados de muertes falsos, en los que se atribuían las muertes a cualquier otra causa que no tuviera nada que ver con los apremios físicos a los que eran sometidos los prisioneros.
Goiburú y otros médicos se negaron a cumplir con esas órdenes, lo que generó el enojo del dictador.
De acuerdo al testimonio brindado por su esposa, el Dr. Goiburú tuvo que viajar a Argentina con toda su familia, en 1960.
Se asentaron en la fronteriza ciudad argentina de Posadas. Durante los años que permanecieron ahí, el médico fue víctima de varios intentos de secuestros. El profesional era miembro de la Juventud Colorada.
En noviembre de 1969, mientras se encontraba pescando con su hijo Rolando a orillas del río Paraná, en jurisdicción argentina, una embarcación de la Marina Paraguaya se les acercó.
Los oficiales que la tripulaban esposaron y encadenaron a Goiburú; y también al niño. La embarcación llevó a ambos hasta Encarnación, mientras los agentes sostenían ametralladoras pesadas contra sus pechos.
Al día siguiente, Goiburú fue trasladado a Asunción y el niño abandonado en las calles de Encarnación. Del médico no se volvió a saber nada, hasta que en marzo de 1970, luego de varias gestiones, su esposa consiguió verlo en una celda de la prisión de la Comisaría Primera de la capital.
“Hallé a mi marido en grave estado de salud, flaco, amarillo y con bronquitis, yo solo lo podía ver a través de las rejas y a cierta distancia, unos pocos metros. Le pregunté como se encontraba y me contestó, tengo hambre, solicité hablar con el comisario y me dijo que se le podía acercar alimentos, pero no le dieron nada. Verlo en esas terribles circunstancias constituyó una terrible tortura psíquica-emocional para mi”, relató en su testimonio Benítez Feliú.
Luego de haber sido trasladado por varias comisarías, en marzo de 1971 Goiburú consiguió fugarse de la Comisaría Séptima, tras excavar un túnel junto a otros reclusos.
El médico tuvo que pedir asilo a Chile, de donde viajó a Buenos Aires para luego trasladarse con toda su familia a Paraná, Entre Ríos, donde llegaron a finales de diciembre de 1974.
Tres años más tarde sería secuestrado. Nunca más fue visto. Casi cuatro décadas después, su familia sigue buscando sus restos.
El caso del Dr. Agustín Goiburú es solo uno dentro de una larga lista de desaparecidos, víctimas de la dictadura de Alfredo Stroessner (1954 - 1989).