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- La verdad es que volví a retomar mi vida normal -la que tenía antes-, porque estar en Rojo, nada más fue una etapa, pero de un cambio rotundo, muy rápido. Cambiaron muchísimas cosas y, realmente una vez fuera de Rojo, volví al colegio, estaba más con mis padres, -cosa que no hacía mucho cuando estaba en Rojo-, con mis amigos, y me iba a algunas partes a las que no podía ir mientras estaba en el programa, sin problemas.
-De Rojo extrañé estar con mis compañeros, estar con mis amigos; además, bailar, estar en la tele
-cosa que me gusta mucho- y también conocer gente importante del ámbito de la televisión, a la que admiro mucho.
-No me presenté porque creo que me había eliminado debido a que no reunía todas las condiciones que se requerían para llegar bien lejos. ¡Qué se yo...! No sé si tenía buena técnica, presencia para la televisión. Además quise tomar clases de danza, de ballet, de jazz, perfeccionar más mi técnica, crecer más como bailarín.
-Para mí es lo mejor. Hago triple trabajo, bailo con mis compañeros; estoy como un participante más -yo me siento así- y todo el día comparto con ellos. A mí no me interesan los problemas que hay acá, sino estar bien con todos y que todos compartamos. Mi mamá y mi gente me apoyan muchísimo, saben lo que es estar acá en Rojo y aceptan todo. Además estoy conociendo muchas cosas, aprendiendo un montón y creciendo como persona. Estoy aprendiendo lo que es el sacrificio del trabajo y me gusta estar acá.
-Primero llegaba de visita, a veces venía día de por medio o todos los días, hasta que un día salió lo de la prueba Yo bailo con mi padrino y a mí se me convocó para ser el padrino de una de las participantes de la Segunda Generación. Yo me sentí encantado; acepté con mucho gusto, sin problemas y después que terminó esa competencia me ofrecieron para ser bailarín de apoyo.
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-Bailar en el plató. Bailar y ayudar: estas son las cosas que más me gustan.