Y un día volvimos a creer

Aunque el 6-1 ante Argentina caló hondo y dio lugar a los oportunistas y pesimistas de siempre, la Albirroja de Ramón Díaz recuperó el ADN inconfundible de toda selección guaraní: reactivó el entusiasmo popular de la gente, que hoy vuelve a creer.

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Creer, querer y así poder. Simples palabras que Ramón Díaz y su cuerpo técnico construyeron en valores para que los propios jugadores vuelvan a recuperar la fe en sí mismos. En una de sus charlas íntimas en el vestuario, el “Pelado" reiteraba una y otra vez: “Depende de ustedes y de nadie más, carajo...”. De tanto repetirlas, los jugadores terminaron convenciéndose de que era cierto: el fracaso y el éxito estaban en manos de ellos, pero agarrados uno de otro hasta volver a ser equipo.

Ramón, astuto, pícaro y siempre ganador, sabía en dónde vino a meterse. Como lo dijo el propio Maradona, él “no come vidrio”. Luego de hacer una radiografía de los que se van, están y van a venir en la Albirroja, el DT argentino sabía que además de sumar jugadores jóvenes para el ya gastado “proceso” o “recambio generacional”, la idea era recuperar la confiaza primeramente de los jugadores, a partir de ahí volver a entusiasmar a la gente -ya lo consiguió en poco tiempo- y luego solidificar la selección hacia el Mundial de Rusia 2018.

Como decía uno de los carteles motivacionales pegados en el vestuario guaraní: “No vinimos a participar, vinimos a ganar”. Exacto. Paraguay, lejos fue la más ganadora de la Copa América Chile 2015. Se reencontró con su viejo espíritu (aguerrido, duro, con un poco de fútbol, aún insuficiente), volvió a hacerse respetar (después de esto saben que Paraguay ya no es el regala puntos del proceso anterior). Ramón Díaz construyó una columna vertebral sólida y se dio cuenta qué dibujo táctico (4-4-2 con dos extremos veloces con almas de delantero) es el que más se adapta al plantel que posee y, por sobre todo, consolidamos a dos inesperadas figuras: Bruno Valdez y Derlis González; a estos dos sumémosle a Antony Silva, impecable en sus dos presentaciones y diciéndole a Villar que ya no debe preocuparse, pues el arco quedará en buenas manos. 

Muchos criticaron la lista de convocados, me incluyo -al igual que la mayoría, también lamenté las ausencias de Moreira, Oviedo, Santander, Miño, Piris da Motta-, pero tras esta aventura transandina se sacaron conclusiones muy positivas. Nos dimos cuenta de que muchos históricos pueden seguir soportando el "barco" hasta la consolidación total de los que vienen apurando de abajo, pero que aún no han madurado del todo. Asímismo, también quedó claro quiénes ya deberían dar un paso al costado. No es ser malagradecidos sino realistas.

Paraguay tuvo hombres sobresalientes en los seis partidos que disputó hasta ahora en la Copa América. Algunos estuvieron solo en algunos juegos, luego estuvieron impedidos por lesión o como el caso de Antony, dio su lugar a Justo Villar, quien tiene derecho adquirido sobre la portería Albirroja.

Antony Silva: Disputó dos juegos, pero uno quedó marcado en el recuerdo de todos y fue el duelo ante Argentina en el debut, donde se lució con tapadas extraordinarias. Dio seguridad con salidas aéreas, salvó a Paraguay en momentos de incendio -hizo la mejor tapada al evitar el gol de Javier Pastore en primera fase-. Se ganó la admiración de todos y no hay dudas de que por rendimiento, su titularidad no se discute.

Bruno Valdez: Se destapó y acaparó la admiración en esta Copa América. Soberbia actuación del zaguero azulgrana, que calló a todos -me incluyo- y dio la razón a Ramón Díaz, quien en la mayoría de los juegos lo usó de lateral derecho.

A su ímpetu, fortaleza defensiva, gran juego aéreo y velocidad, el “Chino” se armó de valentía y cuando pudo realizó corridas memorables por el sector derecho. Dos de sus grandes intervenciones terminaron en gol de Paraguay. Ante Brasil se llevó a medio equipo rival por delante, ganó por guapo y cedió para que Derlis ejecute el centro que terminó en el insólito penal de Thiago Silva. Ante Argentina, en semifinales, fue el que anticipó un balón aéreo a Mascherano y dejó solo a Lucas Barrios, quien le devolvió la ilusión temporal a la Albirroja con ese 2-1.

Víctor “Topo” Cáceres: Sin dudas el jugador más regular que tuvo la Albirroja en esta competencia. Demostró su vigencia acaparando el mediocampo con su incazable despliegue. Fue clave en el primer juego ante Argentina, donde sacó de quicio por momentos al mejor futbolista del mundo: Lionel Messi. El volante del Flamengo recuperó el espíritu batallador y cuando el equipo se encontraba encerrado, pidió la pelota a los zagueros para salir jugando, pese a que no es uno de los mejores pasadores. Se complementó de manera brillante con Néstor Ortigoza, pero le costó adecuarse tanto a Aranda como Ortiz, con quienes no tuvo coordinación a la hora de la presión. El “Topo” tiene mucho por dar y es llamado a ser el caudillo principal hacia Rusia 2018.

Derlis González: Albirroja se ganó un “señor jugador” de 21 años. Desde su ingreso en la complementaria ante la Albiceleste en primera fase, demostró que es diferente y su lugar no es el banco. A su fantansía y desequilibrio, Derlis le agregó madurez y determinación. Además tiene una enorme personalidad y no se esconde en los momentos complicados como lo fue ante Brasil: La Albirroja perdía 0-1 y estando varios históricos, tuvo la caradurez de pedir el balón para patear el penal. El “10” guaraní vuelve a resucitar la ilusión de conseguir un sustituto de Salvador Cabañas.

A los destacados principales, también hay que agregar a los actors secundarios, claves en mucho9s partidos como Néstor Ortigoza, director del mediocampo mientras estuvo entero, Lucas Barrios, el de los ingresos claves y goles decesisivos, Édgar Benítez, intratable ante Brasil -Dani Alves hasta ahora lo sigue buscando- y Nelson Haedo, sin muchos recursos técnicos, pero enorme corazón que contagia al resto del equipo. Entre los históricos, Paulo da Silva sigue dando cátedra de profesionalismo: participó en todos los juegos a un nivel regular, sin desentonar.

Muchos seguro hablarán del juego ante Argentina en semifinales para destruir todo lo bueno hecho. Pero fue mejor arriesgarse a esa goleada que esperar en el fondo y repetir la abúlica imagen de siempre. La Albirroja quiso jugar de igual a igual a la Albiceleste, de hecho lo hizo y le resultó en los primeros minutos, pero las individualidades marcan una enorme diferencia a favor del rival. En el uno por uno era evidente que la selección de Ramón no iba a poder, pero quiso intentarlo y el resultado ya saben (6-1). Como equipo, Paraguay puede enfrentar y vencer a quien sea, queriendo proponer y hombre por hombre, es uno más del montón.

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