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Si posee una casa con un patio de buen tamaño, puede aprovechar las temporadas húmedas y frías que se aproximan, clima ideal para empezar a cultivar hortalizas orgánicas.
La ingeniera agrónoma Hebe González de la ONG Altervida, dialogó con ABC Color y brindó algunas técnicas para el desarrollo de una huerta orgánica en las viviendas de las zonas urbanas.
Como punto de partida, lo principal es contar con una porción de suelo que posea una buena iluminación solar sin frondosos arboles u otro elemento que pueda interrumpir el contacto de la luz.
La tierra paraguaya es sumamente productiva, pero para garantizar una buena producción, es necesario abonarla y para ello existen algunos métodos sencillos: Puede utilizarse estiércol animal, de vacas o aves de corral, cenizas de carbón vegetal o leña y composta, que consiste en desechos orgánicos, como restos de frutas y verduras.
La ingeniera González recomienda empezar por los vegetales verdes, como la cebollita de hoja, la lechuga, perejil, entre otros, que son los que pueden cosecharse en más poco tiempo y también es indispensable cultivar diferentes rubros, como especies aromáticas y florales.
“Hay que tener en cuenta que el cultivo debe ser bien diversificado. Incluir los aromáticos, flores y medicinales. Las plantas con flores atraen a los insectos polinizadores, las especies aromáticas y medicinales repelen a las posibles plagas”, explicó la especialista.
A partir de los 30 días ya estarán listas las primeras hortalizas, listas para ser consumidas.
A medida que se avance en la técnica, se pueden incluir otros rubros que son usualmente comestibles, como el tomate, el repollo y en fin, puede cultivarse todo lo que uno quiera incluir más a la dieta familiar.
Estos últimos rubros pueden estar listos de entre 70 y 90 días aproximadamente.
La práctica de huertas familiares - explica la Ing. González – contribuyen a que los niños estén más interesados en el consumo de vegetales.
“Con esto se garantiza una dieta balanceada, y aseguras de que esos productos no tienen químicos. También los niños pueden crecer con esa conciencia ambiental y sobre todo enriquecer la parte alimentaria. “Tuvimos experiencias en las escuelas, donde claramente se puede ver que si les ofreces a los niños las verduras así nomás no quieren consumir, pero si ellos participan en la huerta y en producirlas, como que están más emocionados y si les da ganas de comer, por que los vieron crecer”, relató.
Las huertas orgánicas pueden contribuir inmensamente en la vida de las familias, desde varios aspectos, como el económico, ya que adquirir las semillas de cualquier agroveterinaria es mucho más económico pero principalmente en lo que respecta a la alimentación, ya que se reduce enormemente el consumo de los químicos que son utilizados en la producción en masa.
“Los tomates, sobre todo en temporadas calurosas, reciben hasta 50 pulverizaciones (de químicos) por día para evitar que se dañen con el sol y evitar las plagas. Nosotros consumimos prácticamente todos esos químicos. Algunas, las que son superficiales, se pueden reducir con el lavado, pero las que son absorbidas por la planta y se integran a las verduras, no hay forma de eliminarlas”, explicó.
Las huertas orgánicas también pueden hacerse en forma de vertical en caso de vivir en departamentos.
Existen diversos métodos para hacerlos, como la utilización de planteras, botellas de plástico recicladas entre otros, en los que se pueden cultivar como rubros pequeños y plantas aromáticas, como el orégano.
Con ahorrar dinero e invertir en tiempo y algo de trabajo, los cultivos orgánicas familiares pueden aportar varios beneficios que puedan contribuir en varios aspectos, desde lo alimenticio, lo económico y hasta en relacionamiento, ya que todos los miembros pueden contribuir en lo que podría significar una importante traición ecológica.