Beto, y una voluntad que no tiene frenos

Cuando el destino puso un complejo desafío en la vida y en la carrera del corredor Beto Ramírez, el joven no detuvo el acelerador y con una voluntad sin frenos, diseñó un vehículo adaptado a su condición, que ha superado su primera prueba en pista.

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Proveniente de una familia de corredores, era prácticamente imposible que Beto se aparte del automovilismo como pasión y forma de vida, donde no importan las horas que transcurran con tal de que el vehículo reúna todas las condiciones para un buen andar en pista y alcance el éxito deseado.

El linaje y sus habilidades no tardarían en rendirle frutos al joven, que se volcó por los quads para echar a andar su carrera como corredor desde 2011. Con varios éxitos en competencias regionales, dio la primera sorpresa al ser el mejor debutante en el Dakar Series de 2014.

Esta conquista le valió asegurarse media plaza en el Dakar Series-Desafío Guaraní, del año siguiente, donde resultó campeón en la categoría 4x2 en ese entonces con 27 años ante su gente. Consolidado como corredor en quads, Beto inició el 2016 con la idea de seguir mejorando su desempeño, con mayor roce internacional.

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En mayo de ese año durante una competencia de cross country desarrollada en la Ríoja, Argentina, el destino lo pone a prueba, cuando una caída lo deja con graves golpes en el fémur y la rotura de una de las vértebras de la columna y a consecuencia de ello perdió la sensibilidad en las piernas.

En charla con ABC Color, el joven piloto reveló que estando incluso en terapia intensiva, solo tenía una idea en la mente: ¿de qué manera seguir compitiendo? Demostrando una entereza y un espíritu de superación que no iba a amilanarse, a pesar del duro golpe, “toda mi vida corrí y no veía otra cosa que no sea seguir en el deporte”, expresó el piloto de 29 años.

Durante el 2017 volvió al ruedo como copiloto acompañando en competencias de cross country y en el desafío Guaraní organizado por la Codasur. La intención de seguir corriendo actuó como un efecto disparador en su proceso de recuperación, y dio origen a su idea que implicaría la vuelta a los orígenes paternos.

Dejó atrás los quads y se decidió por la preparación de un auto de rally, adaptándolo a su condición donde todo el funcionamiento pase por sus manos.

“Yo diseñé todo y me encargue de conseguir las partes, el que juntó todas las piezas fue mi hermano que fue armando bajo mi dirección”, detalló. Tras unos seis meses de silencioso trabajo, el Toyota Vitz finalmente estaba listo para su primera prueba, que se realizó el pasado 18 de octubre.

Una indescriptible sensación acompañó a Beto al momento de dar sus primeras vueltas al auto, enteramente creado de su ingenio y deseo de superación, alcanzando picos de 120 kilómetros por hora, lo que permitía la superficie, “funcionó mejor de lo que esperaba y se disfruta el doble cuando una idea sale de vos”, afirmó.

Con la primera prueba exitosa, el piloto se trazó como objetivo a corto plazo participar de alguna prueba del Nacional del Rally, primero como invitado y luego ya como competidor, no sin antes seguir ajustando el Vitz a los requerimientos de la alta competencia y obtener la ficha de homologación.

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Además de sus objetivos como deportista, Beto considera que sus conocimientos pueden ser de ayuda, desde su experiencia como diseñador de vehículos adaptados y dando su testimonio de superación cuando todo parece derrumbarse.

“Solo hay que encontrar una motivación ya sea en el deporte, en la familia o en el trabajo, para mi no es fácil, para nadie en esta condición lo es, pero hay que seguir luchando”.

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