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Habla pausado, aunque con firmeza y sus palabras salen acompañadas por el particular tono de quienes nacieron en tierras caribeñas. La agenda de la breve visita que realizó a Paraguay estaba particularmente cargada, aunque a pesar de los apuros de la situación nunca pierde la afabilidad en el trato y se toma el tiempo necesario para responder a cada pregunta.
Así es Miguel Henrique Otero, director del diario El Nacional, el último periódico de circulación nacional venezolano que mantiene una línea crítica contra el gobierno de Nicolás Maduro, un régimen que lo ha obligado a vivir a miles de kilómetros de su Venezuela natal, en Madrid. Sentado en la sala de reuniones de la redacción de ABC Color, concedió una entrevista a ABC Cardinal, ABC Digital y ABC TV.
Hacer periodismo es una cuestión complicada en Venezuela y la situación se agravó aún más incluso con la llegada de Nicolás Maduro al poder, el sucesor designado por Hugo Chávez antes de su muerte y quien obtuvo una victoria electoral ante el opositor Henrique Capriles en unas elecciones por demás cuestionadas.
Informes de organizaciones como Un Mundo sin mordaza y el Instituto Prensa y Sociedad de Venezuela dan cuenta de la delicada situación de la libertad de expresión en el país caribeño, donde se ha registrado un importante aumento de ataques contra medios, periodistas y comunicadores no alineados al oficialismo.
“La libertad de expresión que se ha ido reduciendo y lo que queda es una ventanita”, comienza contando Miguel Henrique Otero. “Ellos (el gobierno) han logrado silenciar a la radio y a la televisión, quedamos nosotros como el único periódico nacional, con restricciones de papel terrible y además con persecuciones a los directivos del medio; y quedan todavía algunos periódicos regionales”, continúa.
Pero la represión no solo ha ido en aumento contra los medios, sino en la misma calle, asegura el director de El Nacional. “Como no pueden controlar las redes sociales, al que ven con un Iphone o una cámara en una manifestación, van directo contra él a agredirlo o a quitarle el instrumento”, afirma. Para el chavismo, actualmente los mayores dolores de cabeza son generados por la gente que captura en imágenes las acuciantes situaciones por las que deben vivir, como las largas filas para conseguir elementos tan básicos como alimentos, papel higiénico o pasta dental y las publican en las redes sociales.
“Van directo contra camarógrafos y contra el periodismo ciudadano, que es muy fuerte en Venezuela a través de las redes sociales. Inclusive hay tuiteros que están presos, con medidas cautelares y juicios que no van a ninguna parte. Hay una represión mucho más intensa a nivel de los medios de comunicación”, puntualiza.
Desde la llegada de Maduro al poder, se ha evidenciado además un aumento de los procesos judiciales iniciados como consecuencia de informaciones u opiniones solicitadas, recabadas o publicadas por periodistas. Otra manera que utiliza habitualmente el poder político para tratar de someter a la libertad de expresión y a quienes osen usarla.
“En Venezuela hay 75 presos políticos y 2000 personas en régimen de presentación. Todos están presos o en estos procedimientos por medidas cautelares, no porque haya sentencia. Dentro de estos, hay comunicadores”, explica. Varios comunicados o directivos de medios, como él mismo, tuvieron que huir al exilio, otros están detenidos sin mayores razones y algunos son detenidos para luego liberarlos, como sistema de amedrentamiento continuo por las publicaciones.
En medio del descontento generalizado que existe, ¿cómo es posible el mantenimiento del gobierno hasta ahora?, le consultamos. “Lo mismo me pregunto yo”, se sincera Otero.
“Este es un régimen que tiene 15% o menos de popularidad y tendría mucho menos si contamos a los que están en el exterior. Tiene una asamblea que se eligió de manera calificada, pero que el gobierno no reconoce, no acata ninguna de las leyes que aprueba o las declara inconstitucionales a través del Tribunal Supremo. Tiene un descontento pero brutal por todo el desabastecimiento, inseguridad, inflación, racionamiento de electricidad, agua y gas. Tiene un aislamiento internacional cada día mayor, inclusive sus aliados se están como desmarcando”, puntualiza.
Para Otero, no caben dudas: el gobierno de Maduro “está en una situación terminal” y eso, además de generar expectativa provoca cierta preocupación. “Lo único que espero es que esta situación vaya por caminos constitucionales y democráticos. Ellos van cerrando esos caminos y puede ocurrir que entonces, como ocurre en América Latina, se destape una cosa distinta como una explosión social o un golpe militar”, agrega.
“El mismo Maduro lo dice todos los días, pero no abre las puertas, no dialoga con nadie. Está encerrado, secuestrado por los radicales y domina el país sobre un Tribunal Supremo que es nombrado de manera arbitraria, sobre un alto mando militar que no tiene mucha relación con el ejército en general y con la élite de su partido”, continúa diciendo.
Desde la oposición iniciaron una campaña de recolección de firmas para solicitar al Consejo Nacional Electoral (CNE) la habilitación de un proceso de otra recolección para iniciar el referendo revocatorio de mandato de Nicolás Maduro y con ello conseguir la salida del líder chavista del poder. Sin embargo ¿es esta realmente una salida? “Claro que es una salida, sí se permite”, asegura.
“El referendo tiene que ocurrir antes de marzo del año que viene, porque sí ocurre después sale Maduro y entra el vicepresidente y el vicepresidente en Venezuela es elegido a dedo por el presidente. Puede elegir a quien le dé la gana. Tiene que darse entre hoy y marzo. Lo que pasa es que el Consejo nacional electoral, el ente regulador de ese proceso, de los cinco rectores que tiene, cuatro son miembros del partido de gobierno, el PSUV. La política de ellos es retrasar para que pase marzo. Pareciera que tienen éxito, a pesar de las presiones de la oposición”, explica.
En caso de que el referendo revocatorio se diera antes de marzo del año que viene, se debería convocar a nuevas elecciones presidenciales en un período de 30 días y analistas consideran que no hay manera de que el oficialismo vuelva a ganar en las urnas. Pero si los chavistas logran sus intenciones de retrasar la situación hasta marzo, Maduro podría elegir, por ejemplo, a algún miembro de su familia para que lo suceda en el poder.
Si hay algo con lo que todo dictador sueña es con medios de comunicación alineados a sus mandatos. En Venezuela, la concentración de medios en manos de oficialistas han convertido esto en una realidad para Maduro. Desde su llegada al poder, 25 medios han cambiado de propietarios y con ellos de línea editorial, pues sus nuevos dueños son empresarios chavistas…o el mismo gobierno escondido detrás de algún testaferro, según varias denuncias.
“Ha ido aumentando el número de medios oficiales, aunque ellos no los llamen así. El 40% del territorio tiene acceso solo a medios oficiales, eso no incluye a medios que han comprado. El otro 60, tiene acceso a medios autocensurados. La compra de medios es un elemento que entra dentro de este esquema. Los dos periódicos más grandes, aparte del nuestro, que eran El Universal y Últimas Noticias, los compró el gobierno con dinero público y son medios que obedecen a una línea editorial muy concreta, muy específica como es una línea oficial”, asegura Otero.
A pesar de tener a la gran mayoría de los medios de comunicación de su país bajo su dominio, Maduro insiste en una “guerra mediática” o “sicológica” por parte de la prensa no alineada, un discurso que Otero califica de ridículo.
“El único medio que podría hacer una guerra mediática somos nosotros porque NTN24, el canal colombiano, está bloqueado al igual que páginas web como Infobae. Entonces serán El Nacional y CNN…y algunos periódicos de provincia. Realmente es un discurso totalmente absurdo porque ¿cuál es el espacio que tenemos nosotros en relación al gran espacio que tienen los medios que están con el gobierno? Es un discurso realmente ridículo”, puntualiza.
Y las cosas no han sido nada fáciles para El Nacional en los últimos años, como tampoco para los pocos medios independientes del gobierno. Además de la persecución contra periodistas y directivos, deben soportar tener que sobrevivir sin papel para imprimir sus diarios debido a que el estado chavista montó un monopolio importador de papel prensa que vende solo a quienes responden a sus intereses y a algunos pocos diarios de provincia que tuvieron que reducir páginas y tiraje.
“A nosotros nunca nos han vendido una bobina de papel. Les venden a algunos periódicos independientes regionales que todavía existen pero que han tenido que reducir el tiraje. Nosotros también hemos tenido que reducir el tiraje, hemos reducido los suplementos, pero ha operado una especie de solidaridad internacional donde periódicos importantes nos han prestado papel. El Universal de México, Mercurio de Chile, La Nación de Argentina, El País de Uruguay, O Globo de Brasil”, explica.
De los 1.100 empleados con los que contaba El Nacional, el personal tuvo que reducirse a apenas 300 y comenzar a operar en modo de emergencia. Eso sí, vender el diario al oficialismo no es una opción para Otero.
Desde afuera, la situación de Venezuela parece un callejón sin salida o con tal vez una única: la sucesión presidencial. Sin embargo, ésta parece una alternativa muy complicada o casi nula para el oficialismo, al menos no hasta marzo, cuando el poder cambiaría de nombre de quien lo ostenta pero el esquema seguiría siendo el mismo.
“Maduro siempre habla de golpe, es una especie de fantasma que le han inculcado los cubanos o no sé, cuando los golpistas son ellos. Aquí, en Paraguay, debería estar preso por golpista”, afirma Otero, recordando el episodio en el que entonces canciller venezolano intentó arengar a militares para que se levantaran en armas en caso de que el Parlamento paraguayo decidiera la destitución por la vía del juicio político a Fernando Lugo en junio de 2012.
El sucesor de Chávez amenaza constantemente con llamar a una huelga general en caso de ser destituido, aunque en su país ahora se trabaja apenas dos días a la semana. “Si hay una rebelión será una rebelión de la alegría, porque los dos sentimientos más importantes de los de venezolanos son el miedo y la tristeza. Si mañana sale Maduro, por lo menos la alegría la vamos a rescatar y seguro que el miedo va a desaparecer”, acota Otero.
Luego de que hombres cercanos al chavismo fueran señalados por los “Papeles de Panamá”, una investigación global que revela cómo el estudio jurídico panameño Mossack Fonseca ayudaba a crear cuentas offshore para esconder grandes cantidades de dinero obtenidos de manera ilegal, Maduro había ordenado una investigación sobre ellos. Otero se muestra escéptico ante el tema.
“El día que en Venezuela se haga una investigación por corrupción y se haga transparentemente, lo de Argentina va a ser niño de pecho. Hemos vivido 17 años sin Fiscalía, sin Contraloría, sin Asamblea, sin ninguno de los elementos controladores de la sociedad democrática contemporánea. Además, se fueron del país 1 trillón de dólares ¿Quiénes se los llevaron? Bueno, sospechosos hay 100.000 pero investigaciones concretas no hay porque los números en Venezuela son una caja negra. Cada vez que dicen que van a investigar, no terminan investigando nada ni culpando a nadie, porque además son los dueños del Poder Judicial. El sistema judicial no opera independientemente del gobierno”, afirma.
“La corrupción en Venezuela es una política de Estado, esto convierte al país en un caso único en el mundo”, sentencia.
Desde hace un par de años, en Venezuela las comunicaciones personales han dejado de ser inviolables, luego de una serie de reformas realizadas por el chavismo. “En Venezuela hay una inviolabilidad de conversaciones personales, pero sin embargo en los programas de televisión estatales ponen todas las semanas grabaciones de gente que son obtenidas ilegalmente. Es más, han abierto juicio con ellas”, cuenta el director de El Nacional.
Uno de los casos más conocidos y recientes es el que utilizaron para inhabilitar a tres diputados opositores electos que hubieran permitido que la oposición se hiciera con mayoría calificada en la Asamblea Nacional. La razón que utilizaron para sacar de juego a los tres fue una llamada realizada por uno de ellos en los que se le escucha decir: “Bueno, todavía no les han pagado los 1500 votos que les compré”.
“Esa fue la razón, una llamada que el gobierno pasó en la televisión. Pudo ser chiste, a lo mejor los compró con afecto o con dinero, eso no lo sabemos. A cualquiera le interfieren llamadas y se las ponen en la televisión”, apostilla.
Al igual que en la gran mayoría de los países de América Latina, el narcotráfico y su affair con la política también ha marcado presencia en Venezuela.
“El narcotráfico en Venezuela. Hay narcotráfico como en todos los países, pero Chávez instrumentó una alianza geopolítica con las FARC y el ELN para combartir al gobierno “oligarca” colombiano de Uribe. Esa alianza pasa por el narcotráfico, porque esas no son guerrillas revolucionarias sino narcoguerrillas que dominan el tráfico de la droga en Colombia. La producción de cocaína en Colombia se ha más que duplicado en los últimos cinco años por el tráfico a través de Venezuela y ahí están involucradas altas autoridades”, relata Otero.
El director de El Nacional afronta actualmente un proceso judicial porque su diario “osó” publicar una información que había sido emitida por el diario ABC de España en la que se afirmaba que un fiscal federal de Nueva York había abierto una investigación por narcotráfico a Diosdado Cabello, expresidente de la Asamblea Nacional venezolana y hombre fuerte del chavismo. El caso conocido como el “cartel de las rosas” fue publicado por al menos 80 medios de la región, entre ellos ABC Color, aún así el oficialismo venezolano apuntó a Otero en una demanda por difamación.
“Otro ejemplo es el jefe de la inteligencia militar, quien aparece en la lista de la DEA, fue agarrado en Aruba y el gobierno puso un barco de guerra a rodear a Aruba, les amenazaron con que no les iban a proveer más petróleo y lo soltaron. La DEA aprendió y entonces está el caso de los narcosobrinos de Maduro y su esposa, a los que agarraron en Haití, donde la extradición es automática en casos así. Ellos están procesados en Estados Unidos y este martes se abre un juicio”, finalizó.
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