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Los últimos estudios afirman que las marcas en el Itá Letra no son runas de los antiguos escandinavos, pero lo cierto es que estas inscripciones son como una aparición mística frente a quienes ingresan a la Cordillera del Ybytyruzú. Las afirmaciones científicas no disipan la magia que envuelve sus bosques y la belleza de su naturaleza.
Los símbolos rupestres del Itá letra son solo uno de los atractivos que ofrece la reserva: un monolito de piedra en donde están grabadas una serie de imágenes y símbolos. Toda la serranía es un lugar ideal para el ecoturismo y el deporte ecológico.
Cada ciclista que visita la cordillera se enamora de ella: del Itá Letra, de los cerros, de los arroyos y cascadas, y por sobre todo: de las pruebas de la naturaleza. Puede haber sol, calor, pendientes, caminos polvorientos o llenos de zanjas; o frío, lluvia, la oscuridad de la noche, lodo y charcos. Entrar llega a ser todo un reto, un temple para los dignos a ser recibidos en el seno del bosque.
Pero los ciclistas no tardaron en darse cuenta de algo: los árboles estaban desapareciendo. Lo notaban al pasar por una misma zona meses o hasta apenas unas semanas después. Al entrenar escuchaban motosierras y veían camiones cargados de rollos de madera.
Si bien hay varios equipos de competencias en Villarrica y Guairá, existe confraternidad y todos quieren proteger la naturaleza, así que no dudaron para organizarse. Como para los vikingos la runa “ᛉ” representaba la protección, uno de estos grupos de ciclistas, inspirándose en las historias del Ybytyruzú y el Itá letra, tomó este símbolo como ícono de la defensa de los bosques nativos, amenazados por la deforestación.
Las runas son letras de los primeros idiomas escandinavos y los historiadores también relacionan los símbolos con la magia y la religión nórdica. En Villarrica, “ᛉ” ahora es un árbol del bosque y es la “i” griega con la que comienza “Yvytyrusu”, escrita así, con las reglas ortográficas del guaraní.
En Villarrica uno puede escuchar a lugareños afirmar -para alimentar más las leyendas- que los símbolos en la piedra son mensajes de extraterrestres o de civilizaciones prediluvianas de hombres gigantes. Pobladores cuentan historias de avistamientos de ovnis y también en los 90' se popularizó una foto en la que se veía una extraña nube circular en la punta del cerro Mymýi, detrás del Itá letra. En la época de los celulares con cámaras de alta definición se dejaron de ver, pero la mística y la fantasía siguen al Ybytyruzú. Se suma que en medio de la cordillera se construyó un misterioso monasterio que reúne una vez al mes a decenas de personas y que despierta la curiosidad de los lugareños.
El Itá Letra está en una propiedad privada en la compañía Tororõ de Villarrica, a las faldas de la cordillera, al que se accede por un camino que la mayor parte del año es intransitable para vehículos livianos y que en temporada de lluvia se corre el riesgo de que la camioneta más imponente también quede varada en lodo.
Sin desmeritar ninguna leyenda, los petroglifos del Itá Letra son un vestigio de la historia precolonial en Paraguay y mantiene enfrentado a arqueólogos e historiadores. Desde hace décadas se extendió la hipótesis de que son símbolos vikingos, parte de grabados rupestres que se conservan en cuevas a lo largo de Paraguay y Brasil, marcando una especie de ruta desde el océano atlántico hasta el corazón de América. Investigadores que sostienen esta tesis afirman que las expediciones de los antiguos escandinavos llegaron al sur de nuestro continente alrededor del siglo X.
Sin embargo, un reciente estudio de la Secretaría Nacional de Cultura (SNC), a cargo de científicos españoles, descarta que los trazos en la piedra sean parte del alfabeto rúnico. La conclusión fue que se trata de arte rupestre de entre los años 5.000 y 2.500 antes de Cristo, de poblaciones anteriores a los Avá Guaraní.
Pero lo que no es nada sobrenatural ni arqueológico es la depredación que sufre la Reserva de Recursos Manejados del Ybytyruzú, donde la tala de árboles debería ser controlada por el Ministerio del Ambiente para habilitar únicamente la actividad agropecuaria familiar. La realidad es que el rollotráfico es constante en una zona de agricultura y ganadería a pequeña escala, donde faltan caminos de todo tiempo y en donde la población, que se mantiene en la pobreza, ve en la tala de árboles una forma de subsistir.
Antes de que sea declarada área protegida, ya habían asentamientos “humanos” en el lugar. Es por ello que es una reserva de recursos manejados; naturaleza y población deben convivir armónicamente. En la práctica no es así, como lo constatan los ciclistas que recorren los cerros y son testigos directos de su destrucción.
El equipo deportivo Yvytyrusu Adventure Group es el que lleva el símbolo rúnico “ᛉ” y conforma, junto a casi una docena de otros equipos, el Círculo Guaireño de Ciclismo (CGC). Todos los ciclistas, después de conocer la serranía, de alguna manera, intentan protegerla.
Los corredores llegaron a denunciar la tala de árboles ante el Ministerio Público, se manifestaron en medio de los cerros, bloquearon caminos, evitaron que entren y salgan camiones; perseguían a los que llevaban rollos, tomaban fotos y las subían a las redes sociales. Discutían con los lugareños y éstos también llegaron a denunciarlos por invasión de inmueble, cuenta Roberto Monges Chaparro, ciclista y activista ambiental más conocido como “Kaiser”.
Lamenta que las investigaciones contra los que deforestan no avanzan en la Fiscalía del Medio Ambiente de Villarrica; no hay castigos para los responsables. Sin embargo, la lucha tiene sus frutos. Ven que la tala de árboles disminuyó, ahora que muchos pobladores de la reserva prefieren evitar la intervención de la Fiscalía y el Ministerio del Ambiente, y las manifestaciones.
Pero la amenaza es constante. Desde hace años autoridades locales y departamentales hablan de la necesidad de mejorar los caminos hacia el Ybytyruzú. Hasta el momento no han conseguido recursos financieros. Los caminos, en estas condiciones, crean un circuito ideal para el Montan Bike.
Si bien la falta de vías de todo tiempo no ayuda al progreso de las comunidades asentadas en la reserva, para muchos ambientalistas, mejores caminos también pueden ser sinónimo de mayor deforestación, si es que no existen regulaciones y controles reales de las instituciones encargadas de velar por el medio ambiente.
Con o sin la runa Algiz, con o sin magia, los que recorren la cordillera en dos ruedas y pedales cuidan los bosques y le piden a toda la ciudadanía que se sumen a la lucha contra la deforestación.
