Una feria que encanta

La feria De la Colonia a tu mesa nació en marzo de este año. A paso lento fue creciendo y hoy es un lugar donde no solo se compran productos frescos y naturales sino donde se puede compartir desde música paraguaya hasta un tradicional chorizo sanjuanino.

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Doña Marta Pavón es una productora del asentamiento San Roque de Misiones. Ella ya lleva tres viajes a la feria, hasta donde trae sus productos y el de sus compañeros de comité. Un día antes de la feria, los funcionarios del Indert pasan a anotar qué productos tienen disponibles mientras ellos se encargan de dejar todo lo más presentable posible para la venta, cuenta a ABC Color. A la tarde, todos suben a los camiones con sus productos y se dirigen a la capital donde llegan en horas de la noche y se instalan en Tacuary, casi Mariscal Estigarribia a la espera de sus clientes.

“Llegamos a la noche pero ya uno no tiene ganas de dormir porque: ‘¿Qué lo que es un día de sacrificio?’”, dijo doña Marta, quien suele venir acompañada de dos o tres compañeras más. Ella se encarga de vender los productos de quienes no pueden venir, a igual precio que sus productos y luego se encarga de llevarles el dinero. Doña Marta está orgullosa de que la hayan elegido como presidenta y se toma muy en serio su trabajo, por lo que siempre trata de ser muy justa, dice.

Traen mandioca, cerdo, pavo, maní con cáscara, queso paraguay, poroto y por supuesto el tradicional chorizo sanjunino, popular para quienes tuvieron la oportunidad de visitar el sur del pais y deleitarse con dicho embutido preparado de forma casera. Doña Marta está encantada con la iniciativa, porque constituye una excelente oportunidad para la venta de los productos, ya que uno de los principales problemas de los campesinos es que no tienen donde comercializar. “El campesinado produce pero luego no tiene donde comercializar y termina dándole al chancho, a la vaca”, dice.

El proyecto de la feria surgió en la Dirección de Género de la institución, justamente atendiendo a que uno de los principales problemas que enfrentan los productores es la falta de oportunidad para comercializar sus productos, lo que deriva en que intermediarios ingresen a las colonias y asentamientos a comprar los productos a precios muchas veces irrisorios.

“Están llevando cien por ciento de su ganancia. Antes entraba el intermediario y él venía a revender ese volumen grande y él se quedaba con hasta 60 por ciento de la ganancia”, precisa Gloria Torras, coordinadora de la feria que la semana pasada llegó a su edición número 14 y que en el mes de agosto se hizo de forma semanal y no mensual como se venía realizando. Torras cuenta que no se trata solamente de poner una feria donde vender, porque la institución debe acompañar a los productores en la capacitación, ya que muchos nunca participaron de una feria.

“La primera vez dijimos: ‘vamos a ir a probar y si vendemos, vendemos y si no…al final vinimos encantadísimas”, cuenta doña Marta en referencia a la falta de experiencia. Sin embargo, ahora espera que la feria se haga más seguido porque se siente muy satisfecha de poder ganar su propio dinero, lo mismo que sus compañeras. Por otra parte señala que le extraña que esta iniciativa "tan linda" no haya surgido del Ministerio de Agricultura, que supuestamente está al frente de todos los productores. “Pienso y repienso y que raro que ellos no tengan esta iniciativa que es muy linda, con el recibimiento que ellos nos dan (los del Indert), uno viene realizado de la feria”, dice y resalta que hay muchos campesinos que quieren sumarse a la feria.

Don Albino Vida, un productor de la zona de Guayaibity, Itauguá, coincide en que todas las instituciones deberían tener iniciativas como estas. En su caso, años de experiencia en organizaciones que participan en ferias le ayudan a comercializar sus productos orgánicos, sin embargo, dice que iniciativas como la feria del Indert deben replicarse. “Lo único que digo ojala todas las instituciones públicas hagan algo así, que den oportunidad, que enseñen a la gente a valerse solos, a los campesinos, como auto-gestionarse, algo que le sirva para toda la vida”, dice.

Resalta además la importancia para el medioambiente y para el consumidor acceder a productos naturales, producidos en las chacras. En este sentido Torras señala que la gente que va a la feria compra los productos con gusto, porque saben que compran un producto de calidad y que además va directamente a quien trabajó la tierra.

“Estamos satisfechos de tener este volumen de participación y por darle ingresos a la mujer que puede invertir en la salud y la educación de sus hijos, eso es muy grato poder ver que colonos que vienen acá a vender sus productos están enviando a sus hijos a la universidad para estudiar”, dice y destaca que esos mismos hijos suelen acudir a la feria trabajar hombro a hombro con sus padres.

La feria se realizó en 14 ocasiones y ya son como quince las colonias que participan de ella. En las últimas ferias los productores han vendido productos por aproximadamente 44 millones de guaranies, que van a parar a manos de cientos de familias.

Anécdotas. Como se dijo al principio, la feria se transformó en un lugar de encuentro. Uno de los hechos más llamativos es que la gente llega a comprar desde las 4 de la mañana, y llegan en familia, llegan matrimonios, adultos mayores con sus nietos. En una ocasión una pareja se sirvió el conocido "Vori Vori", que cuesta G. 12.000 por plato; al terminar el marido preguntó a la productora cuánto le debía y esta l.e dijo que eran G. 24.000, pero el hombre decidió dejarle el cambio de los G. 50.000 que le había pasado y agregó: "Tu trabajo vale mucho más".

Doña Marta comentó que tras la primera feria una de las mujeres miembro de su comité se asustó cuando ella le entregó el dinero de la venta, eran poco más de 500.000 guaranies, que quizás parezca poco, pero para un día, es un dinero muy valioso para un productor, dijo ella.

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