Un paraguayo ‘animado’

Talento de exportación. Once años atrás firmaba un contrato con DreamWorks; hoy es uno de los exponentes paraguayos de la animación.

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Lo quiso y lo hizo. Apenas con 15 años descubría una gran pasión que aún lo acompaña y cada vez con más fuerza. Como “regalo de 15”, sus padres le abrieron una puerta que nunca se volvería a cerrar. “Me mandaron a Seattle, Estados Unidos, a tomar un curso de animación que tomó dos semanas. Después volví a Paraguay y, desde ese entonces, me enamoré”, nos cuenta el paraguayo Guillermo Careaga (33) sobre el camino de sus sueños.

En aquella ocasión le enseñaron cómo hacer animación básica y ese fue el momento en que se dijo a sí mismo: “Esto es lo mío. Al terminar la secundaria en Paraguay, a los 18, apliqué para ir a una universidad en Florida, donde estudié animación por cuatro años. Me recibí y, desde ese entonces, estoy en DreamWorks”.

Un jefe en pañales -el nuevo filme de animación de DreamWorks y Fox, en cartelera en Paraguay- supone su más reciente desafío. En la película descubrimos a un bebé totalmente fuera de lo normal, ya que se viste de traje y lleva la inteligencia de un adulto. 

“En Un jefe en pañales fui animador y mi trabajo básicamente fue darle vida a los personajes”, comenta Careaga sobre su labor. “A nosotros nos dan un modelo tridimensional, que es el personaje, y yo, como animador, tengo que darle la actuación, el movimiento, hacer que hable, que actúe y también que, obviamente, encaje dentro de la personalidad que le quiera dar el director. A mí me toca, junto a un equipo de animadores, darle vida a estos personajes. Es un proyecto que nos tomó un año y medio, casi dos”.

-¿Cuál fue el mayor desafío con estos personajes de esta película?

-Un desafío bastante particular fue animar la dicotomía que existe en este personaje. Es decir: él es un bebé, obviamente, pero que tiene ademanes, gestos, una manera de actuar que coresponden a una persona mayor. También su personalidad, es persona mandona, con mucha personalidad, mucho poder. Fue un lindo desafío que tuvimos que tratar de armonizar estos aspectos... esta criatura súper linda tiene que ser ‘chúlina’ pero, al mismo tiempo, tiene que ser fuerte y autoritaria, que es parte del personaje. Entonces hicimos mucha exploración, mucha investigación para ver cómo hacer eso y, al final, terminamos con un resultado que se puede ver en pantalla.

-¿Cómo se coordinan los distintos roles -dirección, arte, etcétera- con el de animación para llegar al final deseado?

-La verdad que es una tarea descomunal porque en la película entera trabajan unas 400, 500 personas, entonces es muchísima gente y el trabajo en una producción grande como DreamWorks está súper segmentado. Es decir, a mí solamente me toca hacer el movimiento de los personajes, pero hay otro departamento que solamente hace la parte de agregar color; otro solamente hace la cinematografía y entonces nos dividimos las tareas. Cuando un departamento termina su trabajo, nos pasa al siguiente; hacemos el nuestro y así vamos, parte por parte, hasta llegar al producto final. Es una tarea de coordinación impresionante, pero milagrosamente terminamos.

Más allá de las largas jornadas de animación en los estudios de DreamWorks, la vida de Guillermo fluye con una serie de actividades que le permiten mantener siempre los pies en la tierra. “Estoy muy involurado en una iglesia a la que asisto. Estoy ahí, apoyando en lo que puedo. Los fines de semana enseño animación, tengo un curso en el cual enseño a animadores paraguayos. Esto lo hacemos todos los sábados, ¡las clases están yendo genial! Me encanta hacer eso”, asegura.

En su tiempo libre -aunque no quede mucho- le encanta correr. “Suelo participar de algunas corridas que hay acá, medias maratones o corridas por las montañas. También, obviamente, ver películas. Trato de estar al tanto de todas las pelis que salen, sobre todo las animadas”.

Por estos días, Guillermo se adentra en un proyecto del cual todavía no puede hablar. “No puedo decir todavía porque no se anunció públicamente”, se excusa.

El currículo de Careaga incluye la colaboración en filmes como Sherk, Kung Fu Panda, Madagascar 3 y Home. ¿De cuál se lleva un recuerdo especial? “Hay un proyecto que fue muy especial para mí, fue Madagascar 3, donde estuve también en la etapa de preproducción”, dice. “Me tocó ser lo que acá se llama ‘encargado de personaje’. Me asignaron un personaje del cual fui responsable de asegurar que funcione bien dentro de nuestro software y dar comentarios, un ‘feedback’ a otros nimadores que animaban ese personaje. Me refiero al personaje de Marty, la cebra de Madagascar 3, a quien fui asignado y fue un gusto. Aprendí muchísimo en ese nuevo rol.

-¿Cuáles son tus vínculos, hoy, con el Paraguay?

-Hace un buen tiempo que estoy en constante comunicación con los animadores en el Paraguay. Ya hemos formado una agrupación, Paraguay Animation. Organizamos un primer evento que se llamó ‘Animate’, en diciembre del año pasado. Trato de ir a Paraguay por lo menos una vez al año para ver a mi familia, pero también para impulsar estas iniciativas. Hay mucho interés y mucho entusiasmo para hacer crecer la animación en el país.

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