Autismo: la aceptación de los padres, el primer paso

El autismo es un trastorno neurológico que encierra un grupo de alteraciones denominadas trastornos del espectro autista. El principal problema actual para tratarlo es la falta de aceptación por parte de los padres de que su hijo padece de este problema.

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El pasado 2 de abril se recordó el Día Mundial de Concientización contra el Autismo. Para entender de qué se trata esta condición, es imprescindible cruzar los datos científicos con la experiencias personales. De esta manera, conversamos con la psicóloga Lic. Sofía Espínola y la socia-fundadora de la organización de Esperanza para el Autismo (EPA), Lidia Núñez, quien además de ser comunicadora es madre de Mateo (11), un niño autista.

¿Cuáles son las principales alertas del autismo en los lactantes o niños?

Los aspectos más frecuentes del síndrome autista son la pérdida o inexistencia de lenguaje. Entre los 18 y 36 meses diciendo palabras sueltas de su lengua materna, si no hay indicios de habla en esta etapa, es una señal de alerta.

Otra señal frecuente es la pérdida del contacto visual o la falta de atención cuando se le llama por su nombre. Los bebés con este trastorno no manifiestan ninguna expresión cuando ven la cara de su mamá o no reaccionan a un abrazo.

Entre los cuatro a seis meses los lactantes ya deben tener una sonrisa social, por lo menos cuando ven a sus seres más cercanos y si, por ejemplo, la criatura puede estar mucho tiempo sin la atención de ningún adulto o casi no se mueve en su cuna debe ser motivo de alerta.

Los niños autistas también tienen una manera diferente de usar el juguete, no le dan el uso “convencional” como los demás niños. Las conductas más conocidas son el aleteo, mover las manitos, correr sin motivo aparente, el balanceo, que se sientan en un lugar y empiezan a balancearse (que sabemos después los ayuda a autorregularse con conductas poco usuales).

Les cuesta mucho hacer amigos en las reuniones sociales. No tienen muchas herramientas para entablar relaciones con otros niños de su edad.

No tienen noción del peligro. Por más de que ganen autonomía, esa inocencia y esa candidez del no tener noción del peligro los mantiene vulnerable el resto de sus vidas.

El tratamiento

La detección temprana es el primer paso para ayudar a un niño con autismo y además la aceptación de parte de los padres o encargados de que su niño tiene un problema que debe ser tratado. La psicóloga Sofía Espínola explica que muchas veces son los padres los que se niegan a aceptar que sus hijos padecen de autismo, por lo que recomienda escuchar siempre a las maestras de los niños.

“La profe es la primera que se da cuenta cuando el niño tiene algún problema de fijación o hiperactividad, pero a veces los padres no quieren hacerle caso. Yo también tuve pacientes cuyas madres no podían dimensionar o aceptar que su hija tenía un cuadro de trastorno del espectro autista (TEA)”, relató.

Para esta enfermedad se necesita de un grupo interdisciplinario, un especialista en psicopedagogía, uno en psicología y otro en neurología que vayan monitoreando la situación del paciente.

El tratamiento consiste principalmente en la estimulación de la persona para que vaya aprendiendo funciones básicas que la ayuden a ganar autonomía. La psicóloga, sin embargo, dijo de que a pesar de que se logran muy altos niveles de mejoría e independencia, es difícil salir del diagnóstico porque estas personas siempre necesitan algún tipo de atención.

Los casos del espectro autista son muy distintos y cada persona puede presentar un nivel más intenso o leve por lo que siempre es necesario un buen diagnóstico para saber cuál es el tratamiento indicado en cada situación particular.

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