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Las experiencias nos marcan y nos empujan a hacer cosas. Es lo que sucedió con “Lucha: Luchando unidos contra el cáncer”, que inicialmente fue una idea de uno de los miembros del grupo que lidera la campaña, cuya hermana no logró vencer al cáncer.
Gisela Dauncart, representante de la organización, cuenta que Diego Viola, miembro del grupo, sufrió la muerte de su hermana en 2009. Sin embargo, la experiencia lo impulsó a comprometerse con la causa.
Junto con su familia, viajaron a Italia para el tratamiento de la niña y durante ese tiempo vivieron en un albergue temporal. Sin embargo, quedó impactado porque estos sitios apuntaban a la mejora de la calidad de vida de los pacientes, de tal manera a sobrellevar de la mejor manera posible el difícil momento que les tocaba experimentar.
Volvió a Paraguay con mucho dolor por la pérdida, pero con muchas ganas de ayudar. “Lucha” primeramente comenzó como una iniciativa entre compañeros de trabajo en una empresa, que fue popularizándose y creciendo.
Previamente, visitaron distintos albergues para niños con cáncer y para sus familias en Paraguay. Todo era muy diferente en comparación a lo que vio en Italia. Algo tenían que hacer, dice Gisela.
Habían escuchado que en otros países se hacían colectas y reciclaje de tapitas de plástico, que son luego vendidas a empresas y el dinero va directamente a planes para mejorar los albergues destinados a estas familias, que en su gran mayoría son de escasos recursos y vienen del interior del país exclusivamente para el tratamiento del niño.
“La enfermedad es muy complicada, por eso creemos que es importante ver cómo influye el entorno. Tratamos de que mejore la calidad de vida de los pacientes”, comentó Dauncart.
De esta experiencia ya han pasado cinco años. Afortunadamente, mucha gente se fue sumando. Muchos con experiencias similares a la de Diego.
Nelly, una de las activistas, perdió a su mejor amiga por causa de esta enfermedad. Laura, otra de las colaboradoras, es una joven de tan solo 27 años hoy puede testimoniar cómo le ganó al cáncer de mama.
Otro adolescente, que superó la leucemia, también trabaja activamente con “Lucha”. Casi todos tienen una experiencia cercana con la enfermedad. Sin embargo, también hay personas que simplemente por querer ayudar se han involucrado.
Así, fueron sumando colaboradores y en 2012 hicieron la primera campaña a nivel nacional. Pactaron un día, un punto de encuentro y desde todos los departamentos llegaron kilos y kilos de tapitas, que luego serían vendidas a empresas.
Esta actividad la repitieron aproximadamente cada tres meses y la semana pasada cerraron la 11ª colecta.
En esta última oportunidad se logró juntar 5.724 kilos de tapitas, que fueron vendidas a G. 1.200 el kilo, comentó Dauncart.
A partir de esta actividad se estudian las necesidades de cada uno de los albergues para poder llevar a cabo planes en favor de la causa.
La Fundación de Ayuda a Niños y Niñas con Cáncer y Leucemia (Asoleu), la Asociación Mita'i, el Hogar Sol y la Fundación Rocío Cabriza son los albergues que reciben apoyo a través de “Lucha”.
Antes de las colectas, empresas, escuelas, colegios, organizaciones y sitios públicos colocan sus cajas para que la gente haga llegar de a poco sus tapitas. “Alentamos a todos a que se ingenien y junten de a poco las tapitas. Todo ayuda”, comenta Gisela.
Posteriormente, se marca un día para reunir todas las contribuciones. El punto de encuentro es el estacionamiento del Shopping Mariscal López. La última jornada fue sumamente exitosa, gracias a los voluntarios que se acercan.
La fecha de la próxima gran colecta se dará a conocer en la fanpage de “Lucha”, en Facebook, así como las demás actividades que se realizan luego de juntar las donaciones.