Spider-Man, el poder y la responsabilidad

¿Por qué el Hombre-Araña es uno de los superhéroes más importantes de la historia de los cómics, o incluso quizá el más importante?

/pf/resources/images/abc-placeholder.png?d=2084

Cargando...

Si uno se plantea cuáles son los tres superhéroes más importantes de todos los tiempos, los representantes más influyentes del subgénero de los cómics sobre músculos, capas y/o máscaras, es quizá indiscutible decir que dos de esos tres puestos corresponden a Superman y Batman. Pero ese tercer lugar suele ser más disputado.

Todos parecen tener una respuesta distinta: la Mujer Maravilla, el ícono femenino por excelencia de los cómics; el Capitán América, nacido como propaganda de guerra y convertido a lo largo de los años en un símbolo de ideales más que de un país; o incluso grupos en vez de individuos, como los 4 Fantásticos o los X-Men.

Y ciertamente no hay pocos que cuentan como ese tercer miembro del triunvirato histórico al sorprendente Hombre-Araña. Y si bien Batman y Superman lógicamente tienen más historia y el Hombre de Acero es innegablemente el alfa del cómic, su inicio y su progenitor, no deja de haber mérito en comparar a Spider-Man incluso con el último hijo de Kripton en lo que a importancia se refiere, porque Spider-Man encarna la filosofía clave de esta forma de arte, la capacidad de transmitir ideas complejas e importantes en la forma más sencilla y accesible.

Si me pidieran elegir una historia definitiva de Batman y Superman, inmediatamente saltan ejemplos como El Caballero de la Noche Regresa de Frank Miller para el primero, una exploración de la importancia de Batman como símbolo de inspiración; o All-Star Superman de Grant Morrison para el segundo, que toma la idea de Superman como personificación de la esperanza de la raza humana y la lleva a su extremo lógico.

Spider-Man ciertamente tiene su buena cantidad de historias icónicas, pero de alguna forma sus creadores Stan Lee y Steve Ditko ya definieron perfectamente su esencia en el cómic que lo vio debutar, Amazing Fantasy #15.

Es la historia de origen que seguramente ya conocen de memoria gracias a las múltiples adaptaciones: Peter Parker, estudiante prodigio, es picado por una araña irradiada, lo que acaba dándole superpoderes. Por razones mezquinas, se niega a usar esos poderes para detener a un ladrón cuando tiene la oportunidad, y con horror descubre que luego de escapar, ese ladrón mató a su querido tío Ben.

La primera aparición de Spider-Man culmina con un Peter aplastado por la culpa, solo en la noche, sintiendo que la muerte de su tío es culpa suya en la misma medida que del ladrón que apretó el gatillo. Sobre el panel final reza la leyenda: “Una figura se desvanece en la oscuridad, tras haber descubierto que en este mundo, con un gran poder viene una gran responsabilidad”.

Con gran poder, viene gran responsabilidad. Un concepto a la vez sencillo y con implicaciones complejas, explicado perfectamente en una oración al final de una historia para niños, el arte de la moraleja bien hecha. Una noción tan válida en la vida real como en las aventuras de un superhéroe.

Stan Lee, quien siendo honestos siempre fue un guionista mixto – más valioso como productor de diamantes en bruto a ser pulidos por mejores guionistas, y por sus excelente habilidades de márketing –, es sin embargo el que con ese panel al final de Amazing Fantasy #15, escribió la que podría considerarse la frase más perfecta de toda la historia del cómic de superhéroes, la síntesis elegantemente sencilla de la idea central detrás de por qué no solo Spider-Man, sino también Batman, Superman y la absoluta mayoría de los seres enmascarados y/o encapotados de todas estas décadas hacen lo que hacen.

Superman vuela alrededor del mundo salvando trenes descarrilados y parando meteoritos, Batman protege a Ciudad Gótica de peligrosos maniáticos y Spider-Man se balancea entre los rascacielos de Nueva York deteniendo a carteristas o sacando a gente de edificios en llamas porque pueden, porque tienen el poder de hacer algo y eso lo convierte en una obligación, una responsabilidad, porque tener poder por sobre otra gente y no utilizarlo para mejorar la vida de la gente sin poderes es para ellos inconcebible, para Spider-Man en una manera especialmente dura: si bien Bruce Wayne era solo un niño cuando sus padres fueron asesinados y no hubiera podido hacer nada para impedir el incidente que le dio origen a su alter ego, Peter Parker tuvo la chance de impedir que el ladrón escape, y eligió no hacerlo, y por eso alguien pagó con su vida; y él no puede permitir que eso pase de nuevo.

Spider-Man es importante porque es la encarnación de la idea básica de que si uno puede hacer el bien, debe hacerlo. O como lo puso el nuevo Spider-Man del cine en su aparición en Capitán América: Civil War, en una excelente inversión de la idea clásica: “Si puedes hacer las cosas que yo puedo, y no lo haces, y por eso pasan cosas malas, pasan por tu culpa”.

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...