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Octubre se caracteriza por estar teñido de rosa en honor a la lucha contra el cáncer de mama. ¿Pero hasta qué punto hay conciencia de que el diagnóstico temprano salva vidas? No es solo un listoncito rosa, es una batalla real entre la vida y la muerte. Además, estas campañas sirven de apoyo a las personas que deben lidiar con esta enfermedad.
El objetivo principal de la campaña Octubre rosa y de iluminar las instituciones con este color es que las mujeres se realicen el control - mamografía o la ecografía de senos- de forma preventiva, porque mientras más temprano se detecte el cáncer de mama, se puede tratar con mayor efectividad. Este año, el lema de la campaña es: “Tocate para que no te toque”.
Ana Barreto Valinotti es conocida en el entorno nacional por ser la directora del Museo Casa de la Independencia y sus creativas ideas, como la búsqueda de la jarra de plata de Bernarda Pereira, que hizo para que las visitas en las fechas patrias sean más divertidas.
Sin embargo, “lo más loco que le pasó en la vida” no fue lidiar con la multitud de turistas o la falta de presupuesto en la Casa de la Independencia, sino luchar contra el cáncer de mama. Decidió hablar desde lo más profundo de su experiencia en este mes para hacer un llamado a todos y todas, de modo a despertar la conciencia sobre la necesidad de controlarse y detectar a tiempo este mal.
Ana tenía 34 años cuando le diagnosticaron la enfermedad y entonces sus dos hijos eran todavía pequeños. Llevaba seis meses con el presentimiento de que algo había cambiado en sus senos, consultó con una mastóloga, quien le practicó el examen de mama y le dijo que todo estaba bien y que podía volver un año después.
Pero no pudo esperar tanto y consultó con otro doctor. Fue un 19 de junio de 2013, era un día lluvioso, muy parecido a estas primeras mañanas de octubre. “Yo me iba para que él me diga: ‘Tenés una inflamación’, ‘vas a tomar esto’ o ’vamos a hacer un control de hormonas’, no que me diga: ‘Tenés un cáncer de mama’”, confiesa.
Recuerda que el médico no necesitó hacerle ningún estudio, solo con palpar el lugar afectado y hacerle algunas preguntas le dio el diagnóstico. “Me dijo: ‘Ana, te voy a decir algo, esta es una situación muy seria, eso que tenés ahí es cáncer, es un cáncer muy serio. Yo sentí que eso que él decía ahí sí tenía sentido. Pero si me preguntás si dolía (...) No dolía, no picaba, no molestaba; por eso es peligroso”, advierte.
“Me dijo: ‘Vamos a buscar en dónde más está, porque no está solo ahí’. No sé cómo decirte, el piso se rompe, se hunde, se derrumba toda la estructura que tenías hasta ahora. Todo desaparece en cuestión de horas”, cuenta.
“Entonces el médico me dijo: ‘Mirá, Ana, hoy te voy a dar permiso, te vas a ir a tu casa, te vas a encerrar en el baño, podés llorar y patear todo, pero mirá que cuando abras la puerta para salir del baño, no vas a llorar más, porque lo que se viene después, después de abrir la puerta, Ana, es una batalla muy difícil. Vas a salir y vas a tener que pelear”, rememora.
“No se puede describir lo que el cáncer te hace. El dolor físico y emocional: ese miedo a morir y de que la muerte no sea rápida, sino morir en agonía. Miedo a que mis hijos no me recuerden, porque mi hijo menor estaba en preescolar. Yo pensaba en que tenía 12 años cuando murió mi abuela (materna) y tengo que hacer esfuerzos para acordarme de ella”, comenta.
Fue a tratarse a San Paulo, Brasil, durante 11 meses eternos para ella. “Empecé un momento de la vida que te puedo decir que es extremadamente intenso, pero parece que el tiempo se detiene. Muchísimas veces los días no pasan. Tu vida se detiene en ese mundo y vos ves que la vida de los demás continúa”, relata.
En el país vecino se hizo quimioterapia, una cirugía y la radioterapia. Durante ese tiempo -casi un año- no vio a sus hijos. Calcula que todo el tratamiento habría alcanzado 120 mil dólares y además tuvieron que quedarse a vivir ese tiempo allá con sus padres. “Pero todo el tiempo me pregunto qué hubiera pasado si hubiera estado sola”, añade.
Reconoce que en nuestro país muchas veces es más difícil de acceder a los servicios. "En Asunción hay algunas cuestiones que hay que tener en cuenta, tener IPS ya desde hace un tiempo, hay esperas que son muy largas y servicios que no tienen, que no son insustituibles pero sí importantes", sostiene.
Ana Barreto resalta que lo peor en estos casos es el escaso acceso a la información sobre el cáncer de mama y el déficit en la educación sexual en los adolescentes. Afirma que, por tabúes, las mujeres a veces no se tocan, no se animan a conocer su cuerpo y, por ende, no pueden detectar cuando hay un cambio, aunque minúsculo, que puede influir luego en su expectativa de vida.
También lamenta que hasta hace poco la gente continuaba con la creencia de que esta patología solo se heredaba por la línea materna, siendo que su abuela paterna y su tía padecieron de esta enfermedad. “Después nos vinimos a enterar de que a través del padre también se puede heredar el gen que muta este cáncer y no te estoy hablando de hace 20 años, fue solo hace cinco años que no manejábamos eso”, manifiesta.
En ese sentido, aclara que su abuela paterna es sobreviviente, a sus 95 años, después de haber padecido en dos oportunidades el cáncer de mama.
Cuatro años después, Ana todavía sigue controlándose y preguntándose qué se puede hacer para salvar más vidas. "Si es que a alguien le puedo hablar urgentemente para que se vaya a hacerse sus controles, para mí ya es una vida ganada. Porque el cáncer es curable, pero el tumor debe ser pequeño para lograr una sobrevivencia más larga. Si una palabra le sirve a alguien para irse al médico, eso ya es suficiente", señala.
El cáncer es una lucha personal de cada mujer que recibe el diagnóstico; sin embargo, involucra a todos sus allegados, quienes también sufren cotidianamente por miedo a perder a ese ser querido.
Martín López decidió compartir fragmentos de la vida de Cristi, su novia, quien padeció el cáncer de mama durante dos años y lamentablemente partió en agosto pasado, con el único objetivo de pedir a la gente a que se solidarice con la causa y se sume a las campañas de concientización.
“Por más pequeño que sea el gesto, por más que sea solo un mes, una semana, un día, una hora, un partido.... ¡Sí cuenta! Porque a las que no les tocó, les recuerda que deben controlarse y a las que están pasando por el proceso, puede servirles de ‘gesto de acompañamiento’", escribió en sus redes sociales.
Recordó que Cristi, como la llamaba cariñosamente, se ponía muy feliz de “sentir el cariño de la gente” durante el Octubre rosa y expresó que este pequeño gesto de llevar este color en cualquiera de sus expresiones “le podría dar una sonrisa que le aliviane un poco más el alma”.
Martín no quiso hablar mucho de la situación, puesto que la partida de Cristi, quien tenía solo 29 años de edad, es muy reciente todavía, pero sostuvo que a ella le hubiera gustado llegar a la conciencia de las personas de manera masiva. “Ella se volvió una persona que supo valorar lo verdadero y único de la vida, que es el amor; tanto el dar como el recibir, sin importar quién sea ni a qué hora”, recordó.
En cuanto a estar cerca de alguien con esta situación, aconsejó: "El amor incondicional hacia esa persona es vital. Entender que esa persona está recibiendo constantemente veneno (quimioterapia) y que no tiene cambios de humor porque sí nomás. Hay que entender que esa persona tiene miedo a morir y que se siente sola", añadió.
Lo cierto es que, así como a Ana y a Cristi, te puede tocar a vos o a un ser querido, por lo que es importante estar en alerta. Nada más el año pasado unas 1.600 personas fueron diagnosticadas con esta patología y 538 fallecieron, cifra que ha aumentado en los últimos tres años.
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La doctora Alicia Pomata, directora del Programa contra Cáncer de Mama del Ministerio de Salud, indica que en cuanto a las causas de muerte en mujeres en nuestro país, la primera es por razones cardiovasculares y la segunda, por cáncer. De esta última, encabeza la lista el cáncer de mama y, en segundo lugar, el de cuello uterino.
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La doctora Pomata recuerda que hay tres maneras de realizarse el control:
-Mamografia anual a partir de los 40 años. En caso de tener antecedentes familiares de cáncer de mama es importante consultar con su médico antes para referir este historial familiar de riesgo.
-Ecografías mamarias antes de los 40 años.
-Autoexamen manual mensual.
Hospital Regional de Concepción.
Hospital General Santa Rosa del Aguaray.
Hospital Regional de Paraguarí.
Hospital de Minga Guasu.
Hospital Nacional de Itauguá.
Instituto Nacional del Cáncer (Incan).
Hospital Regional de Luque.
Clínica María y Josefa Barbero.
Hospital Regional de Pedro Juan Caballero.
Hospital San Pablo.
Hospital Regional Villarrica.
Hospital Regional de Ciudad del Este.
Ciudad Mujer Villa Elisa.
Hospital Regional Encarnación.
Además, para las personas que cuentan con seguro del Instituto de Previsión Social (IPS), las mamografías se llevarán a cabo especialmente por el mes de octubre los sábados de 7:00 a 11:00 por orden de llegada.
Nódulo o abultamiento en los senos, hoyuelos, arrugas, apariencia de cáscara de naranja, pezón hundido, venas crecientes, secreción amarillenta o con sangre, enrojecimiento o ardor, una herida sin causa conocida, una asimetría pronunciada, endurecimiento y agrandamiento repentino de uno de los pechos.
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Cada 19 de octubre se recuerda el Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mama. Una gran realidad es que la mayoría de nuestros compatriotas que padece de algún tipo de cáncer debe realizar polladas o rifas para tratar de costear sus gastos, a falta de medicamentos en las instituciones públicas o escasa cobertura de los seguros.
Hay mucho por qué luchar, por más presupuesto, mejor atención en salud, pero también por empujar a la gente a que se realice los controles con frecuencia, puesto que todavía existe una gran resistencia para acudir al doctor. No te dejes estar, ni a tu hermana, a tu mamá o abuela. El cáncer se puede superar si se detecta a tiempo.