Recoleta: Entre la historia y el olvido

El Cementerio de la Recoleta se convirtió en un museo gracias a los personajes históricos que en él descansan y la rica arquitectura, pero al ponerlo bajo la lupa, su importancia para las autoridades parece menospreciada. Recorra sus rincones en 360°.

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Madame Lynch, el cantante Marcos de Brix, las hermanas Adela y Celsa Speratti, el aviador Silvio Pettirossi, Serafina Dávalos, Mario Halley Mora, estas personas icónicas de la historia del Paraguay descansan en el emblemático cementerio de la Recoleta, el sitio donde se practica el único circuito turístico de necrópolis del Paraguay.

Es el más prestigioso camposanto de los tres que administra la Municipalidad de Asunción, y no es para menos, decenas de sus tumbas y mausoleos tienen un rico valor arquitectónico, digno de ser admirados.

La propia Municipalidad de Asunción, a través de la Dirección General de Cultura y Turismo y la Asociación Mandu’arã, promociona los recorridos acompañados con historiadores y actores que encarnan a connotados personajes, amenizando el tour.

Sin embargo, a medida que uno avanza por la necrópolis, se encuentra con la realidad. El “casco histórico” se encuentra tan abandonado, saturado y en ruinas como los del Sur y del Este, algo que contrasta con el interés histórico que le resaltan.

Panteones destruidos por el tiempo, cajones expuestos, tumbas sin nombre, este es el ambiente que se oculta detrás de la historia que se presume, otra historia, pero de desidia municipal.

Sin embargo, pese a no ser de valor turístico, el sector más antiguo cuenta con sus propias leyendas. Personas sin nombre apodadas como “cruz calaverita”, a quienes se les atribuye favores milagrosos, rituales de magia negra, apariciones y otras historias la hacen igual de valiosa, aunque muchos de estos cuentos no son contados.

Las personas que cuidan ese sitio de descanso tienen en sus bolsillos decenas de cuentos que se los lleva el viento. Anécdotas que describen lamentos, mujeres que recorren con vestidos blancos, juguetes en tumbas de "angelitos", forman parte de la tan folclórica cultura de la muerte del paraguayo.

El camposanto fue inaugurado en 1842, durante el mandato de Carlos Antonio López en un terreno cedido a los franciscanos recoletos. La decisión de que el cementerio esté ubicado en el lugar se debió a que, en aquella época, se encontraban "en los suburbios de Asunción".

 

Oscar Lescano

María Luján Anzoátegui

Alejandro Acosta 

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