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Las pilas que usamos a diario en nuestros controles de televisión o en los relojes contienen variados compuestos químicos, las más comunes tienen mercurio, plomo y níquel. El porcentaje de óxido de mercurio que pueden tener llega hasta el 50% de su peso total. Una vez agotadas las pilas, son desechadas y van a parar a los vertederos, donde la lluvia arrastra estos compuestos químicos hasta los arroyos y ríos y contaminan los peces y a las personas que viven en los alrededores.
La Organización Mundial de la Salud señala que un grupo especialmente vulnerable a la contaminación de alimentos por mercurio es el de los fetos, que muy son afectados. El cerebro y el sistema nervioso en pleno crecimiento puede quedar altamente dañado.
Por ello, la exposición a esta sustancia durante la etapa fetal puede afectar el pensamiento cognitivo, la memoria, la capacidad de concentración, el lenguaje y las aptitudes motoras y espacio-visuales finas del niño.
El segundo grupo vulnerable es el de las personas expuestas de forma sistemática a niveles elevados de mercurio (como poblaciones que practiquen la pesca de subsistencia o personas expuestas en razón de su trabajo). En Brasil, por ejemplo, entre 1,5 y 17 de cada mil niños presentaban trastornos cognitivos (leve retraso mental) causados por el consumo de pescado contaminado.
Con la imputación de Rubén Figueredo, presidente de la Fundación Itá Enramada, quien fue condenado a dos años de prisión por no contar con licencia ambiental para acopiar pilas de manera transitoria, saltó a la luz el gran déficit existente a nivel nacional en cuanto al manejo correcto de desechos de este tipo.
El director de Aseo Urbano de la Municipalidad de Asunción, Rodrigo Velázquez, admitió que actualmente la comuna no cuenta con equipamientos especiales para la recolección y disposición final de residuos tóxicos como pilas y baterías. “Nunca hemos tenido ningún reclamo específico sobre eso de parte de un contribuyente. A nosotros solo nos compete recoger las basuras y llevarlas a Cateura”, se excusó.
Solo tres barrios de Asunción son la excepción actualmente, puesto que en San Vicente, Ycuá Satí y Los Laureles se ejecuta proyectos de separación de desechos. En forma coordinada con el municipio y la organización social Juventud que se mueve, realizaron trabajos de concienciación y actualmente se recogen en días diferenciados los desechos reciclables.
Gracias a ese trabajo, los gancheros del Vertedero de Cateura reciben cargamentos exclusivos de materiales que les servirán para comercializar. “La idea es llegar a todos los barrios más adelante. Lo bueno es que una vez que se inicia el proyecto en una zona ya no para (…) Instamos a la ciudadanía a que no mezcle con los residuos comunes aquellos elementos que puedan resultar tóxicos tanto para el personal como para el ambiente”, exhortó.
En nuestro país, Taji Ambiental es la única entidad que realiza un tratamiento adecuado de los materiales tóxicos como las pilas y baterías, pero no es una industria de reciclaje. Esta empresa retira los materiales, mediante pedidos de las empresas, y los lleva hasta su planta de tratamiento en el Chaco. Sin embargo, ellos solo aíslan las pilas, no las reciclan.
“Realizan un relleno industrial de alta seguridad para que no contamine. Mientras no entren en contacto con nada no pasa nada, deben estar aisladas”, señaló Jorge Abbate, el Director Ejecutivo de Procicla, una ONG que impulsa proyectos de educación ambiental con empresas privadas e instituciones del estado.
El reciclaje de las pilas consiste en la recuperación de los metales en ellas contenidos para su reincorporación al mercado como materias primas. Hasta el 75 % de los componentes de las pilas y baterías son reutilizables. Abatte señaló que la industria del reciclaje de pilas es muy costosa y existen muy pocas que se dediquen a ello incluso a nivel mundial.
“Las pilas tienen productos químicos que toma décadas para lograr su descontaminación y son procesos muy caros. Montar una industria así en Paraguay no es muy rentable, porque la cantidad de pilas que se utilizan en nuestro país no es demasiada, no compensa. Económicamente no es rentable”, aseguró.
Sobre el caso del presidente de la Fundación Itá Enramada, opinó que su error fue acumular los productos sin tener un sistema de tratamiento planeado. “Era loable su intención pero con la crecida se cayeron algunos contenedores y como (la instalación) está cerca del río terminaron contaminando. Él tendría que haber tenido primero una industria de reciclaje antes de hacer el acopio”, manifestó.
El artículo 9º de la Ley Nº 3.956/09 indica que es competencia de los municipios la protección del ambiente y la cooperación con el saneamiento ambiental, especialmente en lo referente al servicio de aseo urbano y domiciliario.
Asimismo, en el artículo 14 se señala que en el proceso de gestión de los residuos sólidos constituyen “deberes de las personas” cumplir con las normas y recomendaciones técnicas que hayan sido establecidas por las autoridades competentes. Además de almacenar los residuos y desechos sólidos con sujeción a las normas sanitarias y ambientales, "para evitar daños a terceros y facilitar su recolección".
A fin de evitar que puedan causar efectos nocivos a la salud y al ambiente, las personas deben proceder a la eliminación de los mismos, de conformidad con las disposiciones de la Ley y su reglamentación, prohibiéndose en consecuencia las prácticas de "vertido en cualquier sitio no apto para ello".
Ante la falta de lugares dónde depositar las pilas, el Ing. Abatte recomienda a la ciudadanía que lo principal es aislarlas hasta que exista alguna política de recolección municipal u organización que pueda ocuparse de ellas. “Pueden ponerlas en un botellón con aserrín, que absorberá cualquier líquido tóxico que pueda salir de ellas”, recomendó. Esa técnica es la que él utiliza, puesto que no desecha pilas muy constantemente y puede aplicarla cualquier familia.
Asimismo, el Director Ejecutivo de Procicla señaló que es importante ir implementando la cultura del reciclaje y la separación de desechos. Los tres tipos de residuos que se deben tener en cuenta son: material orgánico, reciclable y no reciclable. “Entonces cuando haya un manejo correcto de la basura orgánica podría llevarse a una oficina de compostaje”, señaló el mismo.
Sobre el punto, mencionó que la Municipalidad de Luque es la única que, según los datos que recibió, se encarga de separar los desechos orgánicos para el compostaje. En este proceso, todos los materiales biodegradables terminan convertidos en abono que luego son entregados a las personas que desean adquirir para uso doméstico o plantaciones.
Enojados por la imputación en contra del ambientalista que se encargaba de la recolección de pilas, numerosos ciudadanos se han convocado para protestar este miércoles.
La movilización está prevista de 17:00 a 19:00 frente a la Secretaría Nacional del Ambiente (ubicada sobre la avenida Semidei). La consigna es llevar todas las pilas y dejarlas en el lugar.