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En nuestro país cada año se dan en promedio unos 112.000 nacimientos de los que, según el Ministerio de Salud, más de 7.800 son prematuros, es decir, poco más del 7%. De esta forma la relación sería que de cada 1.000 bebés que nacen, 9 de ellos lo hacen con menos de 37 semanas de gestación, según indicó la Dra. María Ligia Aguilar, titular de la Dirección de Salud Integral de Niñez y Adolescencia.
En este marco, los nacimientos prematuros se constituyen en “la cuarta causa de mortalidad entre recién nacidos a nivel mundial, como causa en sí, porque la primera causa de muerte en recién nacidos son las lesiones de vida y dentro de estos se incluyen también prematuros”, señaló Aguilar.
Dentro del rango de nacimientos prematuros, más del 50% muere dentro del primer año de vida, es decir, en el periodo neonatal; sin embargo en los últimos años la tendencia ha sido la supervivencia, lo que se debe considerar como un aspecto positivo, atendiendo a que hay una expansión en los servicios de atención sanitaria y los controles prenatales hacia sectores más vulnerables.
Una de las principales razones por las que se registran nacimientos prematuros es “el control prenatal insuficiente”, donde madres que no hacen su control pueden estar padeciendo alguna enfermedad urinaria y si no son tratadas, ese hecho desemboca en un parto prematuro.
Del mismo modo, otros problemas que pueden presentar las mujeres durante el parto es la preeclampsia o bien, la hipertensión arterial, en ambos casos estas pueden desembocar en un parto prematuro.
Dentro de este punto también pueden citarse los casos de madres adolescentes, que del total de los alumbramientos que se dan por año el 18% de estos son en mujeres adolescentes embarazadas, que dan a luz a bebés prematuros.
Otros factores que propician un parto prematuro en mujeres y por ende el nacimiento de un niño con menos de 37 semanas, pueden ser considerados algunos factores ambientales; así como también la genética de las mujeres que teniendo en cuenta el historial familiar, puede hacer que tengan un alumbramiento prematuro.
Dependiendo de las condiciones en que nacen, los prematuros pueden necesitar o no ser internados en terapia. En este contexto, el periodo de internación de un prematuro puede variar, de entre 20 días y 6 meses, todo dependiendo del peso y de la patología que presente.
Entonces, en estas circunstancias son donde se necesitan equipamientos con los que nuestro país cuenta actualmente y cuya cantidad va en aumento, pero es alto el costo porque se necesita aparatos y un cuidado especial.
La Licenciada María de los Ángeles Acosta, directora del Programa Nacional de Lactancia Materna del Ministerio de Salud, explicó que con los hospitales amigos se busca “proporcionar como un estándar de calidad de vida para que el 100% de los bebés salgan del hospital con lactancia materna”.
En ese contexto dentro del “Programa Nacional de Lactancia Materna” se viene trabajando una iniciativa denominada “Hospitales Amigos de la madre y el niño”, que ya fue declarada obligatoria por la Ley N° 5.508 de Lactancia. Esto abarca la observación de la mujer desde el embarazo hasta el periodo de lactancia del recién nacido.
En nuestro país “hay un porcentaje de niños que nacen con dificultades y que pueden ingresar a terapia intensiva, terapia intermedia o cuidados mínimos que es como les llaman los pediatras y es ahí donde se inserta el “método madre canguro”, que es como un “protocolo”.
Acosta explicó que con esta técnica “la madre actúa como si estuviera embarazada; pero lo que hace es colocarle entre sus senos en una posición especial al bebé, donde lo mantiene hasta que gane la cantidad de peso necesario o hasta que crezca lo que debería haber crecido en la panza”.
Ese contacto piel a piel que mantiene el recién nacido, con su madre o con su padre, su abuela o su propio hermano, cuenta con diferentes etapas. En algunos casos se hace durante 24 horas, pero el mismo método puede ser aplicado de forma intermitente “en el que se va probando la posición, porque hay bebés a los que les afecta la posición y otros a los que no”.
Con el método canguro, la madre y el bebé tienen contacto piel a piel. Durante el mismo “el cuerpo de la mamá puede elevar su temperatura o disminuir la misma, para regular la temperatura del bebé”. Además, al estar el neonato “cerca del pecho de su madre, ahí él busca el seno de esta y puede tener su lactancia materna, por más que sea un prematuro”.
Indicó que existen casos en los que los prematuros que no pueden succionar el pecho, igualmente se aplica siempre en la misma posición, pero en este caso “se le da la leche de la propia mamá que ella se extrae con las distintas técnicas, pero siempre por el bebé va a estar bajo el estímulo de la succión”.
Todo este proceso hace que el neonato lactante “se sienta protegido, cuidado y ese amor que siente le hace crecer mejor, no se infecta, no se desestabiliza, no se enfría, lo que es uno de los grandes problemas del prematuro”. Acosta explicó que cuando un bebé prematuro se enfría sufre de hipotermia y es cuando se desestabiliza.
Cuando se habla en oportunidades de este método “se habla muchas veces de que reemplaza a la incubadora”, esto porque el artefacto no puede brindarle el calor de esta manera, es decir, regular la temperatura de acuerdo a la necesidad.
Al aplicar dicha técnica, “favorecemos los cuidados del neurodesarrollo, porque a un bebé en incubadora se le mueren las neuronas y además disminuye la mortalidad neonatal”, cuyos casos en Paraguay hay números importantes. Las cifras se deben a que “no hay lactancia materna en los primeros seis meses, y porque no se manejan bien los nacimientos prematuros, que ya se habla del embarazo más que del nacimiento”.