“Polladas” financian la salud paraguaya

Datos sobre el sistema sanitario de nuestro país son alarmantes, por lo que es imperiosa una reforma estructural. Una experta lamenta que en nuestro país deba recurrirse a actividades benéficas para financiar el servicio de salud, esencial para la vida.

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Es lamentable que, con tasas de crecimiento promedio del PIB del 5% y estando en los primeros lugares de exportación de alimentos, el Paraguay sea un país en el que las familias deban recurrir a polladas, tallarinadas y otras formas de caridad para financiar un servicio tan esencial para la vida, como es el de la salud”, señala Verónica Serafini, exviceministra de Economía Social del Ministerio de Hacienda en un artículo denominado Derecho a la salud: La necesidad de una reforma estructural.

Según la autora, el derecho a la salud en nuestro país sigue siendo una deuda pendiente del Estado Paraguayo por una serie de estadísticas que pasó a exponer en su artículo publicado en la revista Economía y Sociedad del Cadep:

-El 20% de las personas que se enferman no acude a una consulta médica, siendo la automedicación la estrategia utilizada por la población excluida”.

-De 18 países, en 2001 el Paraguay se encontraba en el cuarto peor lugar en mortalidad materna y en 2015 pasó a ocupar el tercer lugar

-Mortalidad infantil: en 2001 el Paraguay estaba en el séptimo peor lugar y en 2015 solo cuatro países estaban peor que el Paraguay.

Serafini señala que estos resultados tienen que ver con múltiples factores entre ellos “la baja inversión en salud pública. El Paraguay invierte en salud US$ 72,5 por persona, mientras que el promedio latinoamericano es de US$ 240,7 por persona. También es cierto que, si se observa la tasa de crecimiento de la inversión por persona, el Paraguay es el país que mayor aumento registró en la última década, 162% frente al promedio latinoamericano de 119%”.

La analista sostiene también que “la baja cobertura de la seguridad social no ayuda a garantizar el derecho a la salud. La última Encuesta de Hogares (2014) muestra que solo el 20,3% de la población cuenta con seguro del Instituto de Previsión Social. Parte de los problemas del IPS se debe a esta baja cobertura. Un sistema de seguridad social contributivo y solidario solo puede ser sostenible en la medida en que su base contributiva sea amplia”.

Argumenta que la baja inversión en salud se traduce en altos costos de bolsillo y en la necesidad de que las familias recurran a diversas fuentes para enfrentar sus problemas de salud. El Paraguay es uno de los países de América Latina de "mayor gasto de bolsillo en salud".

Esto se demuestra con datos de la Encuesta de Inclusión Financiera, que evidencia que la primera razón de la solicitud de un préstamo es la salud. "Desde cualquier punto de vista, esto no contribuye al desarrollo. Se esperaría que la gente recurra al endeudamiento para financiar un emprendimiento económico, pero no es así, las personas se endeudan en primer lugar para hacer frente a problemas de salud", indica.

Serafini señala además que el sistema sanitario de nuestro país tiene un modelo centrado en la atención curativa y hospitalaria, lo que implica altos costos de servicios, ya que es sabido que la atención primaria centrada en la promoción y prevención de las enfermedades constituye no solo una estrategia necesaria para lograr el acceso universal sino también la eficiencia, esto es, la disminución de los costos de la atención en salud. “Además este modelo de salud está caracterizado por su fragmentación. En realidad, no es un sistema de salud sino una multiplicidad de instituciones públicas que ofrecen servicios de salud de manera descoordinada y desintegrada, con mecanismos de financiamiento también fragmentados, generando graves problemas de eficacia, equidad y eficiencia”.

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