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En 2004, cuando Los Increíbles llegó a las salas, el cine de superhéroes estaba aún en la infancia de lo que se convertiría en su actual era de dominación absoluta de la industria cinematográfica. Solo dos años antes el Spider-Man de Sam Raimi había llegado para instaurar una fiebre de oro en la taquilla por las adaptaciones de historias de populares héroes de cómics, una tendencia que solo se intensificó en la década y media que ha pasado desde entonces.
Pero a diferencia de la mayoría de las historias de ese género que estaban llegando a la gran pantalla en ese entonces, Los Increíbles no solo era una producción animada, sino que también era totalmente original, con clarísimas influencias de ciertos personajes notorios pero sin la necesidad de serle fiel a una creación específica.
Los Increíbles es una creación de Brad Bird, un veterano de la televisión que tuvo sus inicios en la industria como uno de los realizadores en la serie televisiva de antología de Steven Spielberg Amazing Stories y como uno de los colaboradores clave en los primeros años de Los Simpson, en la que trabajó como guionista, director y productor ejecutivo durante ocho años; durante este periodo también trabajó como animador en aclamadas series animadas como Rugrats, The Critic y Los Reyes de la Colina, y creó su propia serie Family Dog en 1993.
En 1999 Bird estrenó su largometraje animado debut, El Gigante de Hierro, un filme que pasó sin pena ni gloria en la taquilla pero que ahora es considerado una de las mejores películas de su año; un conmovedor retrato de la amistad entre un niño y un robot gigante en un remoto pueblo en medio de los Estados Unidos durante los paranóicos años de la Guerra Fría, un trasfondo que permitía a Bird plasmar en pantalla la estética de los Estados Unidos de los años '50 que parece atraerle tanto.
Aunque El Gigante de Hierro no tuvo un enorme impacto cultural, sí impresionó a un excompañero de Bird en el prestigioso Instituto de Artes de California, John Lasseter, uno de los fundadores del por entonces ya prestigioso y taquillero estudio de animación Pixar.
Fundado a finales de los '80 por gente que venía de trabajar en la división de efectos por computadora de Lucasfilm, Pixar haría historia en 1995 al estrenar el primer largometraje realizado totalmente por computadora: Toy Story, lanzada por Pixar en asociación con Disney, que se convertiría en un masivo éxito de taquilla y revolucionaría por completo el panorama del cine de animación, al punto que en la actualidad el cine animado por computadora ha reemplazado casi por completo a la animación tradicional en Hollywood.
Pixar seguiría el lanzamiento de Toy Story con una seguidilla ininterrumpida de éxitos de taquilla y crítica: Bichos en 1997, seguida dos años después por Toy Story 2, hasta ahora considerada una de las mejores películas animadas jamás hechas. Luego llegaría Monsters Inc. (2001) y el filme que acabaría de cimentar el lugar de Pixar como uno de los nombres más importantes no solo de la animación, sino de la industria del cine de Hollywood en general: Buscando a Nemo (2003), la historia de un pez payaso que recorre el mar en busca de su hijo perdido, que acabaría rompiendo el reinado de El Rey León como la película animada más taquillera de todos los tiempos. Nemo le dio además a Pixar su primer premio Óscar a la mejor película animada, un galardón que había sido instaurado por la Academia en 2002 pero que por en su primera edición le había sido esquivo al estudio: en 2002 Monsters Inc. perdió el premio ante Shrek.
En el año 2000, tras su reunión luego del estreno de El Gigante de Hierro, Bird le presentó a Lasseter la idea de Los Increíbles, que había concebido a principios de los '90, y Lassetter acabó contratando a Bird para realizar el filme con Pixar, convirtiéndolo en el primer director “foráneo” del estudio, el primero en trabajar con ellos sin haber trepado en los rangos de la compañía desde sus inicios.
Las influencias de Los Increíbles no son particularmente difíciles de detectar: el concepto de la familia de superhéroes es claramente basado en los 4 Fantásticos de Marvel, al punto que dos de los miembros de la familia Parr comparten superpoderes con la familia estrella de Stan Lee: Helen, alias Elastigirl, es capaz de estirar su cuerpo de forma imposible al igual que Reed Richards; y la hija adolescente Violet puede volverse invisible y crear campos de fuerza como Sue Richards. Incluso el superfuerte Mr. Increíble funciona como contraparte de la Mole, aunque sin la transformación física; solo Dash, el hijo menor, no tiene un contraparte directo en los 4 Fantásticos, siendo un corredor ultraveloz como Flash o Quicksilver.
El mundo que habitan es una visión de lo que el futuro cercano iba a ser según los ojos de la ciencia ficción de los años '50 o '60, con tecnología avanzada pero de estética anticuada, que enfrenta una versión mucho menos extrema y sangrienta de la situación en el emblemático Watchmen de Alan Moore: los superhéroes han sido declarados ilegales, y forzados a integrarse a la vida civil como humanos comunes y corrientes.
Quince años después de verse obligados a abandonar las mallas de superhéroes, Bob (alias Mr. Increíble) y Helen Parr tienen tres hijos – Violet, Dash y un bebé aún sin poderes – y tratan, no del todo exitosamente, de vivir una vida normal, hasta que una misteriosa mujer se acerca a Bob con una propuesta que no solo es lucrativa, sino que le permitirá volver a hacer lo que mejor sabe hacer: ser un héroe, disparando una trama de intrigas familiares, fantasmas del pasado y acción del tipo que pocas veces se veía en el cine de animación.
Si bien Nemo fue la consagración final de Pixar, Los Increíbles fue un proyecto con muchas innovaciones para la que por entonces se convertía en la casa de animación estrella de Disney, eclipsando totalmente al estudio interno de animación de la casa de Mickey Mouse, que en los 90 había tenido un gran renacimiento pero que en la primera década del Siglo XXI estaba atrapada en un limbo de calidad y taquilla. Por un lado, era el primer largometraje de Pixar en estar protagonizado por humanos, a diferencia de juguetes, insectos, monstruos o peces, y era la primera vez que Pixar intentaba una historia de acción, con violencia e incluso muertes obvias – aunque no explícitas – en pantalla. Eso, combinado con los temas de excepcionalismo y crisis de mediana edad que están en su núcleo, hacía que expusiera de forma muy particular la filosofía de Pixar de hacer filmes animados que puedan ser apreciados por gente de todas las edades.
Los Increíbles fue un gran éxito de taquilla – aunque no llegaría a la recaudacion de Buscando a Nemo, que no sería superada como la película animada más taquillera de la historia hasta que el propio Pixar lanzara Toy Story 3 en 2010 – y de crítica, y le valió a Pixar su segundo Óscar a la mejor película animada.
Luego de Los Increíbles, volvieron a llamar a Bird para que se encargara del complicado proceso de creación del siguiente filme del estudio, Ratatouille, la historia de un ratón francés con sueños de convertirse en chef. Originalmente concebido por otro miembro del equipo de Pixar, Jan Pinkava, el proyecto pasó a manos de Bird cuando los directivos de Pixar decidieron que Pinkava no tenía del todo desarrollada la historia del filme. Bird reescribió la película, poniendo mayor énfasis en que las ratas se vieran y se comportaran como auténticos animales, a diferencia de las versiones más antropomórficas que estaban previstas en el concepto original.
Estrenada en 2007 – siguiendo a Cars (2006) en la grilla de lanzamientos de Pixar – Ratatouille repitió el éxito de taquilla y crítica de Los Increíbles, y le dio a Brad Bird su segundo premio Óscar y el tercero para el estudio.
Luego de esto, Bird y Pixar partieron por caminos separados.
Pixar iría a continuar con su impresionante racha, anotándose éxitos masivos de taquilla y ganando premios de la Academia por WALL-E (2008), Up (2009) y Toy Story 3 (2010) – los últimos dos compitieron también por el Óscar a la Mejor Película, el premio principal de la Academia, siendo dos de las tres únicas películas animadas de la historia candidatadas a ese honor. En los años siguientes estrenarían Cars 2 (2011), Valiente (2012), Monsters University (2013) – precuela de Monsters Inc. - Intensa-Mente (2015), Buscando a Dory – una secuela directa de Buscando a Nemo – y Coco (2017).
Bird, por su parte, haría el salto al cine “live-action” con Misión Imposible: Protocolo Fantasma (2011), la cuarta entrega de la saga de acción protagonizada por Tom Cruise, que sería bien recibida por público y crítica, y luego volvería a Disney para estrenar Tomorrowland (2015), un filme basado en una de las más populares atracciones de Disneylandia, pero que no pudo replicar el éxito que había tenido Piratas del Caribe, pasando sin pena ni gloria por la taquilla mundial y recibiendo críticas tibias.
Ahora, con el estreno de Los Increíbles 2, un cineasta y un estudio que han hecho grandes cosas juntos vuelven a colaborar.