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La Artritis Reumatoide (AR) es una enfermedad incurable, que se caracteriza por una inflamación crónica que afecta a las membranas sinoviales de múltiples articulaciones, como los dedos, muñecas, codos, hombros y rodillas.
El objetivo de la investigación realizada dentro del marco de su tesis, de Liliana Enciso Lara y Clara Deleón Fariña, ahora licenciadas en nutrición de la Universidad Nacional de Asunción, era buscar una solución natural que contribuya a disminuir los dolores causados por la AR.
Partiendo de una investigación experimental realizada en Europa con bromelina sintética aplicada en ratas, cuyos resultados fueron satisfactorios, las jóvenes decidieron probar la misma receta en pacientes con artritis, con la bromelina natural de la piña y los resultados fueron muy auspiciosos.
“Al AR no se cura, pero buscabamos cómo alivianar la enfermedad con algo natural”, manifestó Clara Deleón.
La investigación fue realizada con 31 pacientes adultos con AR del Instituto de Previsión Social (IPS), quienes siguieron idéntico tratamiento farmacológico, durante tres meses y la piña fue incluida en su rutina alimentaria al cuarto mes, durante 30 días.
Los resultados fueron contundentes.
- El dolor causado la AR se redujo en su totalidad
- La actividad de la enfermedad se detuvo en el 94 por ciento de los pacientes
- La rigidez matutina en las articulaciones disminuyó 86 por ciento
Estos son solo los resultados más destacados de la investigación, que logró mejorar significativamente la condición de los pacientes con AR.
¿COMO LO HICIERON?
La bromelina debía suministrarse 7 miligramos diarios por cada kilo que pese el paciente. Calculado en un peso estándar de 70 kilogramos, aproximadamente 150 gramos de piña por día, lo equivalente a una o dos rodajas de piña, a consumirse en horas de la mañana.
“La piña se las entregábamos semanalmente, todo bien calculado por porciones para 7 días, y todos los días se les llamaba a recordarles que debían comer su piña. Lo satisfactorio fue que ellos (los pacientes) se prendían a la investigación, diciendo ‘doctora, me falta mi piña, me siento bien, disminuyó mi hinchazón”, relató Deleón.
Por su parte, Liliana destacó que con el correr de los días, los pacientes sometidos al tratamiento hasta olvidaban consumir sus fármacos contra el dolor causado por el mal. “Vimos que los pacientes disminuían el consumo de antiinflamatorio, ese fue el beneficio más positivo que encontramos”.
Las nutricionistas se mostraron muy satisfechas con los resultados de su investigación, así como también los pacientes que formaron parte de ella, quienes decidieron continuar por su parte con la dieta. “Hasta ahora nos llaman (los pacientes) y nos dicen que continúan comiendo piña”, resaltó Clara Deleón.