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Amamos a nuestros abuelitos y deseamos que los años que comparten con nosotros entregándonos con amor la última etapa de sus vidas, sean llenos de calidad y bienestar.
Lamentablemente, existen ciertos gigantes que los acechan, convirtiendo estos delicados años en difíciles, afectando la independencia y libertad de movimiento de nuestros amados abuelos.
Justamente este es el campo de batalla en el que la enfermedad de párkinson pelea fuerte y tristemente gana terreno.
párkinson es un trastorno que afecta las células nerviosas, o neuronas en una zona del cerebro que controla los movimientos musculares.
La afección, definida como neurodegenerativa, comienza su ataque perjudicial en el organismo con una disminución de la dopamina, la sustancia que es la responsable de contribuir con los movimientos del cuerpo y regular el estado de ánimo de la persona. A partir de aquí, muy gradualmente, se van viendo afectados los movimientos del paciente, que cada vez requiere de más ayuda, perdiendo así la independencia para realizar actividades de las que antes disfrutaba.
Poco a poco, van llegando los temblores y la rigidez, que comienza por las extremidades.
El mal de Parkinson es, en concreto, una enfermedad que afecta a la motricidad y la locomoción de manera progresiva, y se produce por un déficit de producción de dopamina a nivel del sistema nervioso, o, en todo caso, por una falta de respuesta de nuestro organismo a esta misma sustancia.
La elección de la fecha 11 de abril para conmemorar y educar sobre la enfermedad de Párkinson en todo el mundo, se debe a que coincide con la fecha de nacimiento del doctor James Párkinson (1875 a 1824), médico quien padeció sus síntomas en carne propia, y realizó una exhaustiva investigación del mal, para luego describir sus síntomas, en el año 1817.
El origen del Parkinson es desconocido en un 85%, según la sociedad Española de Neurología. Un 10% de los casos se considera de origen genético y el 5% restante se ha sugerido que podría tener un origen ambiental o tóxico.
Cabe destacar que no todo temblor es Parkinson, puede deberse también a otras causas, por lo que se recomienda consultar.
Para ampliar conocimientos en cuanto a esta enfermedad recurrimos al doctor Miguel Ángel Velázquez Blanco, neurocirujano del Ministerio de Salud, quien nos comentó que el “Mal de Parkinson”, si bien disminuye la amplitud y agilidad en los movimientos, no afecta a la parte cognitiva. Es decir, la enfermedad es eminentemente motora.
Aún así, con el tiempo, todos los síntomas repercuten en el ánimo del paciente, pues se deprime por ya no poder hacer las cosas que antes hacía por sí mismo, y por la constante dependencia a la que se ve sometido.
Temblor, torpeza, pérdida de equilibrio, lentitud y experimentar bloqueos, tanto físicos como de expresión, suelen ser los síntomas más característicos de la enfermedad. Pero también disfunción sexual o alteraciones de sueño. Además, hasta un 15% de los pacientes en tratamiento pueden desarrollar trastornos del control de los impulsos: hipersexualidad, ludopatía, adicción a las compras, tendencia a comer compulsivamente.
Esto puede ser muy difícil de aceptar, pero en la actualidad, no existe prevención para la enfermedad. El especialista nos cuenta que ni siquiera se conoce el desencadenante que provoque la afección, “aunque siempre es interesante conocer la prevalencia de la enfermedad en miembros de una familia”.
Pese a eso, tampoco se puede considerar una enfermedad hereditaria. Pero, de existir antecedentes familiares, estos pudieran ser determinantes, explicó el doctor Velázquez.
La evolución de los síntomas en la enfermedad de Parkinson puede llevar 20 años o más. Sin embargo, en algunas personas la enfermedad avanza más rápidamente, y no hay manera de predecirlo.
En cuanto al diagnóstico, el médico asegura que se detecta únicamente a través de una inspección pormenorizada del especialista en consultorio, pues no existe un estudio laboratorial o de imágenes que descubra la presencia de la afección.
En primera instancia, el tratamiento para el mal de Parkinson es farmacológico, es decir, a base de medicación. A esto se acompaña mecanismos como la fisioterapia, el ejercicio terapéutico, una vida saludable y una dieta balanceada, ayuda a sobrellevar la enfermedad de la manera menos traumática posible, presentando incluso mejorías conforme pasa el tiempo.
La levodopa, que se utiliza desde hace más de 40 años, sigue siendo el tratamiento más eficaz para la enfermedad. También llamada L-dopa, es empleada por el organismo para fabricar dopamina y volver a llenar el suministro cerebral decreciente.
Un factor prioritario a tener en cuenta para disminuir la severidad de los síntomas del Parkinson, es eliminar el consumo de tabaco y alcohol. Además, el paciente debe comenzar a someterse a un control periódico y estricto de diabetes y niveles de lípidos en sangre.
Para no encender innecesariamente las alarmas con relación a este padecimiento, es necesario saber que no todo temblor es estrictamente Parkinson. En algunas ocasiones, los temblores pueden deberse a otras causas, refiere el doctor Miguel Velázquez.
El médico no dejó de reconocer que las consecuencias de este mal repercuten de manera muy negativa en el paciente, ya que lo coloca en un estado de dependencia conforme avanza la enfermedad, esto debido a la disminución de su movilidad.
A consecuencia de esto, también, la persona se vuelve más propensa a caídas que pueden ocasionar fracturas de cadera y otros miembros, causándose así traumatismos por falta de agilidad.
Tristemente, por más avances que ha tenido la ciencia, este mal no tiene cura aún. En contrapartida, tampoco es mortal, “nadie muere de Parkinson”, resalta el especialista.
Existe una cirugía denominada de estimulación cerebral, pero, ante la consulta de la disponibilidad en los servicios del Ministerio de Salud de esta operación, el médico explicó que es un método paliativo y no está indicado en todos los pacientes. Actualmente la operación no se realiza en Paraguay. Aunque en los años 90, recuerda, se había efectuado en cierto número en salas del Instituto de Previsión Social (IPS), al mando del fallecido doctor Carlos Codas. Pero en nuestro país no resultó efectiva, por eso no se siguió con la práctica.
Un diagnóstico de este tipo puede resultar muy doloroso para todo el entorno familiar de la persona que lo padece. Sin embargo, la fuente más importante de fortaleza para el paciente está en el amor de su familia, y la demostración de respaldo incondicional, que pueda darle a la persona la confianza de seguir.
La clave, dicen los especialistas, está en transmitirle a la persona el mensaje constante de que no es una molestia, sino que se lo atiende con mucho cariño y con esfuerzo, se le puede brindar una calidad de vida digna y gratificante. A fin de cuentas, recuerde lo positivo, no es una enfermedad terminal.