Palitos de asado conquistan el cielo

Estudiantes de Ingeniería Aeronáutica de la Universidad Nacional de Asunción lograron que su prototipo de avión a escala conquistara los cielos. ¿Qué tiene de novedoso? Su estructura está compuesta por palitos de asado.

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En noviembre de 2016 se hizo conocer el peculiar proyecto de los estudiantes Raúl Da Rosa y Aníbal Mendoza, quienes decidieron usar los palitos como inusual materia prima para su proyecto, que hoy es una realidad: en su vuelo inaugural demostró ser una genial y efectiva muestra de aeronáutica. 

La nave fue construida como parte del curso de Estructuras Aeronáuticas, es la reproducción de un avión comercial y, como tal, también puede llevar cargas, así que no se deje engañar por su construcción: pesa un kilo y medio pero puede transportar hasta el doble de su peso en carga. 

“El proyecto es innovador pues el material utilizado es de fácil acceso, de bajo costo y demuestra que con ayuda de las matemática, la física y la creatividad es posible reproducir sistemas realistas en factor de escala”, resalta el ingeniero aeroespacial brasileño Carlos Lavrado, profesor de vasta trayectoria que acompañó a los estudiantes en el proyecto.

Para que el avión tome vuelo fueron empleadas piezas de aeromodelismo en la parte del control, pero el resto de su cuerpo está compuesto por palitos de madera unidos entre sí con adhesivo instantáneo de uso doméstico. Se emplearon hilos de algodón como tensores y recubierto con una capa protectora, todos elementos de uso diario.

“Muchos podrán decir que es apenas una pieza de aeromodelismo más, pero la principal diferencia está en el sistema de fabricación que emplearon y los procesos de evolución del proyecto” destaca el profesional.

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En esta aeronave se encuentran los años de aprendizaje de los dos estudiantes: aerodinámica, propulsión, construcción y otras disciplinas recurrentes en las que se han formado en la carrera.

Llegar a surcar los cielos no fue tarea fácil, nos cuenta el profesor Lavrado. En la primera prueba, realizada en el predio de la Fuerza Aérea, quedaron expuestos algunos errores en el motor y en la estructura del tren de propulsión, lo que afectó un poco la moral de los estudiantes. 

Los errores se ajustaron, se atacaron las fallas y la prueba en su segundo intento fue todo un éxito, donde se hizo gala del piloto automático. Meses de trabajo por fin se convirtieron en realidad.

“A menudo percibía el desánimo de los estudiantes, cuando había algo que cambiar cuando ya estaba listo, pero si no realizamos ese acompañamiento entre profesor y alumno, no sería posible el desarrollo del producto, lo que demuestra que los alumnos fueron muy dedicados y esforzados en realizar una actividad nueva y desconocida, sin ninguna experiencia previa y con la mayor dificultad, que era el tiempo”.

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