Osteoporosis: enemiga temida y silenciosa

La osteoporosis es una enfermedad ósea consistente en el desgaste de los tejidos del hueso propiciando la fractura del mismo con el paso del tiempo. Su aparición se da por diversos factores y, la mayoría de las veces, más en mujeres que en hombres.

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El hueso constituye un tejido firme, duro y resistente que forma parte del endoesqueleto de los vertebrados. Su estructura está formada por tejidos blandos y duros; el principal tejido duro es el óseo, un conectivo compuesto por osteocitos y componentes extracelulares calcificados.

No todos los huesos son iguales en tamaño y consistencia: la composición de estos es de un 25% de agua, 45% de minerales y 30% de materia orgánica, como el colágeno. La formación es regulada por las hormonas y los alimentos que ingerimos cotidianamente, que aportan vitaminas para su funcionamiento.

Estos se ven atacados por diversas enfermedades, entre ellas y la más común la osteoporosis, que “es una condición que se caracteriza por una disminución de la densidad del hueso y una distorsión de la microarquitectura del hueso, lo cual resulta en una fragilidad y una tendencia a la fractura”, explicó el doctor Julio Mazzoleni, reumatólogo, en entrevista vía correo electrónico.

Este debilitamiento de la estructura ósea se da porque “básicamente la calcificación y las disposición de la ‘varillas’ internas del hueso están alteradas”. El especialista mencionó que esta patología en la “inmensa mayoría de los casos es asintomática, salvo que debute con su consecuencia más temida que es la fractura”. Con relación a la forma repentina en que puede aparecer en innumerables oportunidades es que “constituye un un enemigo silencioso en general”.

De acuerdo a lo señalado por el doctor Mazzoleni, los factores que predisponen la aparición de la osteoporosis en una persona son “la genética, la edad, la menopausia –en el caso de las mujeres–, el uso de ciertos fármacos como los corticoides, anticonvulsivantes y heparina, la nutrición inadecuada, el exceso de alcohol, enfermedades con trastornos hormonales o inflamatorios o mala absorción”.

Por lo general, esta enfermedad puede advertirse de manera más frecuente en mujeres que en hombres y tiende a presentarse a más temprana edad en ellas. El principal disparador que propicia su presentación en mujeres se debería al “declive hormonal que influye sobre los huesos, se da de una manera más abrupta en las mujeres a mediana edad tras la menopausia”. Así también, expuso que “el embarazo en ausencia de enfermedad o de déficits nutricionales no constituye un riesgo de osteoporosis”.

Es recomendable que la osteoporosis sea detectada en la persona de manera precoz, a modo de evitar cualquier fractura de los huesos y la pérdida de estatura, como así también la deformidad del tórax. “Para ello debe apuntarse a la búsqueda proactiva de la misma en las poblaciones de riesgo”, indicó el especialista.

Existen dos formas a través de las cuales puede diagnosticarse la osteoporosis: una es mediante “un método auxiliar radiológico denominado ‘densitometría ósea’ y la otra manera es a través de su complicación: la fractura, que tiende a localizarse con más frecuencia en la columna, las caderas y el antebrazo de manera espontánea o con traumas desproporcionadamente leves respecto a las lesiones óseas”, explicó.

Esta dolencia puede revertirse con dos medidas: las farmacológicas y las no farmacológicas. “Cada pequeña mejoría resulta en una disminución dramática en el riesgo de fractura”, refirió. Los fármacos incluyen una extensa gama de principios activos que promueven el depósito de calcio en los huesos o que impiden la eliminación del mismo. Todo ello resultando en un balance positivo de calcio en el hueso.

Los ejercicios personalizados realizados acorde a la edad, la destreza y el nivel de osteoporosis en el paciente sirven como método de revertir esta patología. Igualmente, deben estar apoyados con el “aumento en la ingesta de alimentos ricos en calcio como los lácteos y, por sobre todo, se debe evitar el exceso de alcohol”.

El reumatólogo mencionó que “las fracturas en las personas mayores resultan en un aumento directo de la mortalidad y/o en la disminución significativa de sus capacidades para las actividades cotidianas con la consecuente disminución en la calidad de vida”.

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